EL BULEVAR DE LA VIDA
El Defensor del Pueblo y la educación
Pablo McKinney[email protected]
Tampoco hay que llegar a los extremos del camarada Mao Tse Tung, quien dijo aquello de que “quien no investiga, no debe tener derecho a la palabra”, o aquel monje budista que pregonaba convencido: “Si tus palabras no van a superar el silencio, entonces, no lo interrumpas”.
Por supuesto que en la democracia estos excesos no son nada convenientes, pero sí es importante que, antes de pronunciarse sobre tal o cual tema, las instituciones del Estado y sus voceros realicen estudios que les permitan pasar de sus percepciones, opiniones, prejuicios o intereses, a la bendita realidad del sector que manejan y tiene bajo su responsabilidad.
Esto es lo que, precisamente ha hecho el Defensor del Pueblo, el Dr. Pablo Ulloa -cuyo labor tiene que ver con el trabajo y funcionamiento de todas las instituciones del Estado y su comportamiento ante al ciudadano- al propiciar la realización del “Estudio de Opinión de los Padres y Madres sobre la Calidad de la Educación”, elaborado por Educa y a cargo de su director ejecutivo Darwin Caraballo.
Así, gracias a ese estudio, ya no es una opinión, una percepción, y mucho menos “un pálpito”, sino un dato demoscópicamente demostrado, que el 68.12 % de los padres reclama que la educación sexual y reproductiva sea obligatoria; como reclama una mayor inversión en educación (53.4%), considera que en su versión pública debe ser gratuita (96%), y valora especialmente la enseñanza de lenguas extranjeras (40.58 %).
Un hallazgo esperado es lo que tiene que ver con la urgente necesidad de mejorar la calidad educativa que cerca del 70% considera regular o mala, y apenas un 36% la valora como buena, lo que quiere decir que ya sabemos hacia donde deben apuntar los esfuerzos y los recursos.
Por suerte, informado de la realización del estudio, el ministro de Educación, Roberto Fulcar, quiso participar en el acto de su presentación formal, dando así un espaldarazo de apoyo y mostrando comprensión hacia el -tan ingrato como valioso- trabajo del Defensor del Pueblo, que no es otro que llevar al Estado y sus instituciones a su propia legalidad.
Gran parte de los problemas nacionales tienen que ver con que en nuestros países los ciudadanos consideran que el Estado es de nadie, mientras en los países de fortaleza institucional y participación ciudadana, el Estado somos todos. ¡Que así sea!