El cementerio de Puerto Príncipe, otra víctima más de la crisis en Haití

Puerto Príncipe, 19 dic (EFE).- Tumbas abiertas, huesos esparcidos, animales que deambulan de día y de noche, prostitución….Este es el panorama que presenta el Gran Cementerio de Puerto Príncipe, fruto del deterioro y abandonado en medio de la crisis que sacude a Haití.

Desde hace casi tres siglos este cementerio no es solo lugar de enterramiento de miles de haitianos, entre ellos algunos ilustres, sino que en sus aproximadamente 12 hectáreas hay también mucho patrimonio, en él se llevan a cabo rituales de vudú y se asemeja cada vez más a una ciudad con decenas de habitantes y comerciantes.

EL CEMENTERIO NO ESCAPA DE LA CRISIS

Se encuentra en pleno corazón de Puerto Príncipe, no lejos de la Estación Sur, en Portail Léogane, en una ciudad actualmente rehén de las bandas armadas que se disputan el territorio, lo que ha provocado que miles de personas huyan de sus casas.

En medio de una inseguridad creciente, el cementerio se deteriora y las celebraciones de Guédés (fiesta de los muertos) ya no atraen a grandes multitudes como antes. El lugar se degrada, al igual que la ciudad.

Según Raymond Valcin, quien dirige el cementerio desde hace dos años, la crisis de seguridad que atraviesa Haití, donde casi 200 bandas armadas actúan con total impunidad, está teniendo importantes repercusiones en su funcionamiento.

«Desde la crisis no recibimos muchos funerales. Se acabó la época en que había entre diez y veinte diarios. Hay días en que no hay ni uno solo», dice a EFE Valcin, quien precisa que al mes no se superan los treinta o cuarenta sepelios.

La razón es simple: las familias prefieren que los suyos descansen en otros cementerios y otras zonas.

La inseguridad reinante afecta asimismo a los ingresos y, aunque hay grupos exentos de pago, un funeral por regla general cuesta unos 5.000 gourdes (unos 34 dólares) a unas familias inmersas en una aguda crisis, situación que también «ha sacudido terriblemente al cementerio», insiste su director.

UNA CIUDAD DENTRO DE LA CIUDAD

El Gran Cementerio se está convirtiendo en una ciudad dentro de la ciudad, en un calco de la capital que lo alberga.

Aquí comparten espacio la vida y la muerte. En su interior viven decenas de personas, hay una iglesia, prostitución, robos, comercio.

El número de guardias de seguridad es insuficiente para proteger un espacio tan grande: los comerciantes invaden el lugar, se multiplican los robos de cráneos y hay huesos esparcidos por todas partes.

Las tumbas, abandonadas y de las que los cuerpos han sido retirados, sirven ahora de vivienda a familias enteras.

«El cementerio ha evolucionado al mismo ritmo que la capital. Cuando observas el cementerio, ves que refleja la ciudad en cuanto a edificios y trazado, puedes ver las distintas épocas», afirma el fotoperiodista Georges Harry Rouzier, autor del libro «Una ciudad dentro de otra ciudad».

En este cementerio, «verdadero reflejo de la capital», se constata la división de clases sociales y, con muchas menos visitas y enterramientos, en la actualidad se asemeja a un Puerto Príncipe casi vacío, del que han huido muchos de sus habitantes debido a la guerra entre bandas.

‘’Son las personas sin posibilidades las que son enterradas allí, al igual que permanecen en Puerto Príncipe quienes no pueden abandonarlo. La gran mayoría de la gente huye de Puerto Príncipe y los muertos huyen del cementerio», dice Rouzier, fotógrafo del grupo Kolektif 2 Dimansyon (K2D).

UN LUGAR EN EL QUE REINA EL MISTERIO

El principal cementerio de Puerto Príncipe guarda misterios y secretos que solo conocen los iniciados. No todos los espacios son accesibles a todos y, para determinadas prácticas, se necesita autorización.

Pero, sobre todo, es un lugar mágico y de misticismo en el que sus principales amos son espíritus del vudú haitiano como Barón Samedi, Grann Brijid o Barón Criminel.

En él se llevan a cabo rituales místicos a cargo de hougans (sacerdote o chamán masculino que oficia las ceremonias de vudú), se intenta retener a la pareja a través de la magia y los enfermos acuden en busca de salud.

«Es un lugar de misticismo. El espacio tiene mucha importancia para los vuduistas. Hay cosas que (únicamente) se pueden hacer allí», indica el artista Jerry Chery, quien dirigió el cementerio durante cuatro años.

Ahora la pregunta que algunos se hacen es si algún día Puerto Príncipe se verá obligado a trasladar su principal cementerio, a causa de la inseguridad.

Milo Milfort

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