El desarrollo fronterizo

Margarita Cedeño

@Margaritacdf

Con una guerra devastadora en los principales graneros del mundo, Rusia y Ucrania, la seguridad alimentaria se torna sombría para el mundo en el más corto plazo.

Si ya las naciones venían soportando los impactos de las alzas en los precios de granos, fertilizantes y materias primas durante la pandemia del Covid, el cuadro ahora luce agravado por la guerra y por los vaivenes del mercado petrolero.

Un explícito pero inquietante panorama para la República Dominicana lo ofrece hoy, para nuestros lectores, el representante local de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, Rodrigo Castañeda.

Con su enfoque sobre estas expectativas coinciden también el Banco Interamericano de Desarrollo y otras entidades que monitorean los mercados del mundo.

Tan claras como se vislumbran las cosas, no queda más alternativa al gobierno que dar un impulso mayor a la producción alimentaria del país, fundamentalmente la que genera la agropecuaria.

Con un millón de dominicanos padeciendo hambre en la pandemia y una pobreza recrudecida por los impactos de esa calamidad, el previsible déficit de granos, insumos y otras materias que causará el estado de la guerra ruso-ucraniana, ahondará la crisis.

Los programas de asistencia social, los incentivos a los productores, la creación de mercados populares para la venta de esos alimentos a precios accesibles y la reducción de aranceles a los productos que el mercado local no suple adecuadamente, son las alternativas más prácticas por el momento.

Es sobrecogedor el panorama, tanto como lo fue para la salud y la vida humana la pandemia del Covid, que aún sigue gravitando en naciones altamente pobladas.

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