El dilema de las autoridades del Banco Central
Ramón Núñez Ramírez
Desde que los precios internacionales comenzaron a dispararse las autoridades del Banco Central afrontan un dilema entre inflación y crecimiento y se resume en la actualidad: ¿Cuánta inflación están dispuestos a tolerar a cambio de lograr un crecimiento cercano al 5% y así continuar liderando la región y gran parte de la economía mundial?.
Un poco de historia, a raíz del cierre por la pandemia las autoridades hicieron lo correcto al aplicar una política monetaria contra-cíclica, es decir expansiva, y a tal efecto inyectaron al sistema financiero con $215 mil millones y flexibilizaron el Reglamento de Evaluación de Activos para preservar la sanidad de la cartera de préstamos.
Una política monetaria de tanto calado tenía un límite y quedó demostrado en mayo de 2021 cuando la inflación anualizada alcanzó 10.48% (el doble de la meta superior del Programa Monetario que era 5%), sin embargo se mantuvieron los estímulos, sea porque se subestimó la duración de la inflación provocada por el choque de oferta exterior o se optó por lograr un alto nivel de crecimiento, como lo fue 12.3% en 2021 (4.7% de crecimiento real frente a 2019 y el resto rebote estadístico).
En noviembre de 2021 las autoridades cambiaron de postura e iniciaron el aumento de la Tasa de Política Monetaria (TPM) y desde finales de ese mes hasta julio la elevaron de 3.0% a 7.5 por ciento.
¿Cuál ha sido el impacto de esos aumentos cuyo objetivo es enfriar el crédito, reducir la demanda agregada y disminuir la inflación?.
La tasa activa de los bancos múltiples de finales de noviembre al promedio de julio ha aumentado 1.93 puntos porcentuales y la tasa promedio ponderada de los certificados en ese mismo periodo se ha incrementado en 5.89 puntos porcentuales y las de ahorro no se han movido.
Salvo la pasiva, las tasas no han respondido al mensaje de las autoridades aunque existe un tiempo, estimado en tres meses, para que dicha transmisión ocurra.
En el caso de los préstamos de los bancos múltiples al sector privado (en RD$ y US$) ha crecido 14.76 a junio 2022 (anualizado) y respecto a diciembre 7.78%. El crédito no se ha ralentizado.
La inflación no ha sido abatida; a junio de este año la anualizada alcanzó 9.48% (y no es mayor gracias al congelamiento de los precios de los combustibles), porque subsisten factores monetarios y lo revela la inflación subyacente de 7.11% (donde se eliminan de la canasta los combustibles y los precios volátiles de alimentos), además la inflación de los bienes no transables fue de 8.88% (son los de consumo interno que no se importan o exportan).
Salvo por los choques externos, la inflación es un fenómeno monetario y el nivel de los precios viene determinado por la cantidad de dinero en circulación (Teoría Cuantitativa del Dinero) y lo cierto es que al 20 julio de este año la Base Monetaria es mayor en 8.0% a la de noviembre 2021 (mes del máximo de los agregados monetarios) los billetes emitidos en 4.0% y la oferta monetaria (M1) en 6.5%.
No se ha producido la reducción del circulante, imprescindible para lograr la caída de la demanda agregada. El dilema se resolvió apostando al crecimiento de 5.0% aunque la inflación se aproxime a dos dígitos.
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