El director del Cervantes pide que los algoritmos no empobrezcan las lenguas

Brasilia, 17 feb (EFE). – El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, ha instado al mundo académico y político a estar «vigilante» ante la llamada «inteligencia artificial» y a impedir que los «algoritmos» empobrezcan las lenguas y la cultura.

«Vivimos en un mundo en el que la llamada inteligencia artificial va a indagar en procesos artificiales de traducción», declaró García Montero en una entrevista con Efe en el marco de la segunda edición de la Conferencia Internacional de Lenguas Portuguesas y Española (CILPE), que se celebra en Brasilia.

«Da miedo hablar de inteligencia artificial, porque eso no existe», pues «la inteligencia es propia de los seres humanos y son los seres humanos los que programan las máquinas para, a partir de ahí, hacer operaciones», señaló García Montero, poeta y ensayista que está al frente del Instituto Cervantes desde 2018.

En ese sentido, expresó su preocupación por el hecho de que «los mecanismos de traducción rápida están avanzando mucho y se van a extender» desde una óptica más comercial que cultural, por lo que pueden derivar en procesos «empobrecedores» de las lenguas.

«Se puede crear un limbo lingüístico de entendimiento que pierda muchos matices y muchas riquezas para lenguas que son, no una lengua franca para hacer negocios, sino lenguas de riqueza multicultural», apuntó.

En ese mismo sentido, dijo temer que «en las programaciones» se incurra en «procesos de estandarización y sesgos que pueden generar dinámicas machistas o racistas», por lo cual consideró fundamental «potenciar las traducciones literarias».

Según García Montero, la traducción de textos debe enfatizar «esa dinámica y hacerlo con alma, no con algoritmos», pues si «se provocan sesgos, la lengua se convierte en un espacio de dominación y empobrecimiento» y de «desprecio a la diversidad».

Subrayó que, frente a ese futuro, se debe dar «mucha importancia al trabajo del español y del portugués en las máquinas», a fin de preservar la «riqueza cultural» de esas dos lenguas y defender la «pluriculturalidad» que las caracteriza.

En su opinión, no se puede «olvidar la dimensión cultural de los idiomas, la importancia de las lenguas maternas y, a la hora de la traducción, cuidar mucho la traducción literaria, llena de matices literarios, que es simplemente el respeto a las lenguas maternas».

Eso significa, según García Montero, comprender y preservar «el matiz del idioma donde cada hablante de la comunidad de nuestros 850 millones (sumados entre español y portugués) aprenden a decir ‘madre, tengo frío’ o ‘te quiero'».

Destacó que hay «muchos matices a la hora de hablar español en México, en Argentina, en España entre Andalucía y Salamanca» o en el portugués hablado en Brasil y en Portugal. «Defendamos esos matices, porque es la manera de defender nuestra diversidad», sentenció.

Una pluralidad que, en el caso del español y el portugués, pasa también por las lenguas indígenas de América Latina.

«La cultura tradicional de nuestras lenguas llegó a generar una convivencia con las lenguas indígenas» que es «fundamental también» para la compresión de la «cultura panhispánica», indicó.

Según García Montero, «se trata de reivindicar la posibilidad de internacionalizar como lenguas mayoritarias la presencia del español y el portugués, pero sin olvidar que existen lenguas no hegemónicas que deben convivir con las grandes lenguas».

También para garantizar que, «si puede haber una comunicación franca, que eso también sirva para asegurar, democráticamente, la conservación de las lenguas no hegemónicas».

Como complemento de ese esfuerzo que se hace desde los ámbitos académicos, García Montero también subrayó el papel que les cabe a los Gobiernos desde la formulación de las políticas públicas y dijo que un camino podría ser incorporar la enseñanza del español y el portugués en las escuelas de los países iberoamericanos.

Eduardo Davis

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