El lechón asado en la tradición de la Navidad dominicana

Altagracia Paulino

Las tradiciones son el alma de los pueblos. Sin ellas no tendríamos esencia, porque con ellas reflejamos nuestra manera de ser, pensar y es tan fuerte que no importan las olas que se pongan en boga, para que pervivan, Es el caso de las Navidades, tan impregnadas en cada uno de nosotros como para ser el sentido de pertenencia que nos identifica cada diciembre.

Una característica de la tradición de la Navidad es la comida, esa acción de los humanos que construyen fuertes relaciones sociales mediante los olores, texturas y sabores de la comida, que a su vez se consolidaron como parte de la cultura de los pueblos.

La tradición alimentaria no es tan cambiante, y pese a la globalización de los mercados, que nos ha permitido saborear la cultura culinaria de todos los pueblos de la aldea planetaria en la que vivimos, siempre terminamos consumiendo los mismos alimentos con los que iniciamos el proceso de vivir y mantenernos en pie.

Hemos adoptado algunos sabores que antes no conocíamos, y alimentos que no eran propios de nuestras localidades, pero es cierto que se vuelve a la comida original, porque como parte de la cultura, se acentúa en nuestra esencia.

No se borran de mis recuerdos las madrugadas del día de la Nochebuena. Nos levantábamos antes de las cinco de la mañana para ver a mi tío Frank preparando el lechón para asarlo en una puya, era un ritual donde la familia se reunía para compartir el espacio al calor de las brasas y la leña, con bebidas como té de jengibre picante y otras que iban subiendo el tono en la medida que avanzaba el día.

Aunque en todo el país se celebra la Navidad, en la región Norte la marca de cena de Navidad es el cerdo asado, sea en puya o como le sea mejor a cada familia, pero es muy simbólico al extremo de que para muchos dominicanos la Navidad no existe si no hay cerdo asado.

Se dice que la tradición del lechón asado se remonta a los primeros años de La Conquista y que los españoles lo trajeron como parte de su tradicional comida y en la zona Norte, donde se suponía que había mucho oro, se establecieron los primeros asentamientos y el ecosistema contribuyó para el fomento de la crianza de cerdos.

La puya fue un aporte de los taínos. Ellos asaban sus presas, y los que llegaron asumieron la forma para adaptarla al lechón asado, al que se le han compuesto merengues. De esa manera se ha llegado a la conclusión de que en la tradición de la cocina dominicana aparecen las tres culturas que conforman la manera de alimentarnos: la española, africana y la taína.

Esa fusión nos ha permitido una cena de Navidad con lechón asado (ahora para el que lo pueda comprar), pasteles en hojas, lerenes, pan de frutas, teleras, pastelitos, empanadas de catibía, moro negro o de guandules, y el pollo que se agregó ante la escasez ocasional de cerdo, o por el precio de ese tipo de carne, muchas veces fuera del alcance de las mayorías. ¡Celebrar la Navidad, es parte de nuestras tradiciones y esencia!

Una característica de la tradición de la Navidad es la comida

La tradición del lechón asado se remonta al inicio de La Conquista

¡Celebrar la Navidad es parte de nuestras tradiciones y esencia!

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