El poder para el 2024: entre Leonel y Abinader
Por JOSÉ FRANCISCO PEÑA GUABA
Muchos de los que critican mis reflexiones, pero que me hacen el honor de leerlas, la sindican como parcializadas por mi reconocida identificación desde hace muchos años con el proyecto de mi estimado amigo el tres veces presidente Leonel Fernández y, aunque trató de ser objetivo en mis análisis, no les niego mi interés y del partido en que milito en que vuelva a gobernarnos “el último de los caudillos”.
En esta ocasión seré mucho más equilibrado al analizar las potencialidades de quiénes tienen verdaderas posibilidades para las elecciones presidenciales venideras, de asumir en inquilinato la mansión de Gazcue para el cuatrienio 2024-2028.
Pero como no creo en súbitas sorpresas, porque a nuestro parecer el electorado nacional es totalmente predecible, y aunque en el pasado si hubieron vulgares fraudes electorales que cambiaron la ecuación de quién debió gobernarnos, los tiempos de hoy no son los mismos, sin embargo debemos de reconocer que quedan vestigios de ilegalidades e indelicadezas por lo sucedido en el pasado, como en las primarias del 2019 del PLD, que fueron ganadas en buena lidpor Leonel, y que fueron trastocadas y dirigidas a favorecer al candidato del gobierno de turno.
En esta entrega, desbrozare los tortuosos caminos que nos guían al tercer domingo de mayo del 2024, donde se escogerá al elegido por el soberano para guiar los destinos nacionales, en un país como el nuestro cesarista o presidencialista a grado extremo, y cuyo ciudadanos en su amplia mayoría son genuflexos al poder, en el entendido de que el mandatario escogido en esta media isla es “dueño de vidas y haciendas por 4 años”, cosa fácilmente comprobable si analizamos nuestros antecedentes históricos.
Esta nación siempre ha estado signada a que sus gobiernos se reciclen desde el poder mismo, por eso en 100 años de vida republicana (principalmente del año 1924 a la fecha), 82 de esos fuimos gobernados por apenas 5 hombres: Horacio Vázquez, Trujillo, Balaguer, Leonel y Danilo, todos han tenido un denominador común, fueron obra del poder mismo, el general Horacio Vázquez, había sido ya presidente en 1899, 1902-1903 y del 1924 al 1930, el brigadier Trujillo, fue un hombre fuerte y protegido del gobierno de Horacio Vázquez, el doctor Joaquín Balaguer, heredo el poder de Trujillo, Leonel fue llevado al Palacio en el 1996 por el reformismo gobernante, y Danilo Medina recibió la poltrona de la mansión de Gazcue en el año 2012 de manos del presidente Fernández.
Los otros años son obra del único liderazgo parido auténticamente del pueblo, el del doctor Peña Gómez, que hizo presidentes a don Antonio Guzmán, al doctor Salvador Jorge Blanco, y el pueblo en homenaje a la memoria de este cid nuestro, después de su fallecimiento, convirtió también en mandatario al agrónomo Hipólito Mejía, ¿y, por qué no decirlo?, también fueron en su amplia mayoría sus discípulos y las legiones de peñagomistas, los que llevaron en hombros al poder al hoy presidente Luis Abinader.
Solo esas excepciones, obra de liderazgo fecundo, revolucionario y opositor del doctor Peña Gómez, se pueden tipificar como ajenas al poder mismo, después los llegados al Olimpo palaciego se han reciclado en una u otra circunstancias, para mantener su poder, influencias y militancias en los gobiernos.
Solo hay que entender la historia y nuestra particular idiosincracia como pueblo, para reconocer el porqué la próxima contienda electoral será entre el presidente en ejercicio, Luis Abinader, y el tres veces presidente Leonel Fernández, procedo a enumerar las razones que al final todos conocemos:
La amplia legión de beneficiarios de las acciones gubernamentales de los presidentes, se convierten en votos fieles a su favor en los procesos electorales, innegable esto, porque se cuentan en cientos de miles los empleados designados, los favorecidos por los programas sociales, los ascendidos en cargos de civiles como de rangos militares y policiales, no decir de los proveedores o contratistas del Estado, que son los que amasan fortuna con los gobiernos, el que no reconozca está realidad es, porque simplemente no conoce el país en qué vive;
Sin recursos económicos, lamentablemente no se ganan elecciones, una parte importante de los mismos lo facilitan los empresarios o los inversionistas electorales, ¿a quiénes creen ustedes mis estimados lectores que éstos les harán sus mayores aportes? a los presidentes Luis y Leonel, huelga explicar el porqué;
Los poderes fácticos deciden elecciones, ¡no lo duden!, aunque los ciudadanos, y, sobre todo, los de escasos recursos son más y son los que en verdad votan, la influencia de estos sectores son determinantes y nadie puede negar el poder persuasivo que en términos populares tienen lo mismos, aunque no todos sus integrantes tienen el mismo poder decisivo que en el ayer, pero tenerlos a favor es un plus innegable para el que quiere llegar (alto empresariado, las Iglesias, las cúpulas militares y policiales, los líderes del sector prensa, la sociedad civil, y los norteamericanos), éstos se decantarán en apoyos en favor de Leonel o a Luis, son los que ellos entienden les garantizan sus sectoriales intereses;
Las relaciones internacionales juegan un papel preponderante en los procesos electorales, el gobierno siempre contará con el vínculo institucional, pero en el caso del presidente Fernández, es un reconocido internacionalista que tendría el respaldo de los sectores de la izquierda moderada, que en America Latina son en su mayoría los que han ganado las elecciones que hasta ahora se han realizado;
Sin un ejército de tierra que defiendan el voto en las mesas no se puede triunfar electoralmente, pues son los dirigentes los artesanos del poder, el PRM y la Fuerza del Pueblo son los que estarán en condiciones para tener la estructura logística, a los fines de llevar la gente a votar y garantizar, sobre todo, que les cuenten sus votos, el PLD que tenía la mejor maquinaria electoral de la historia después de su derrota en las elecciones del 2020 se le ha ido diluyendo, porque una parte importante de su militancia se ha ido a respaldar al presidente Fernández, algo muy natural, pues fue precisamente él que los llevó al poder en el año 1996, y los volvió a conducir al Palacio en el 2004, pero fue también Leonel, siendo presidente quién en el año 2012 con su sólido respaldo le entregó las riendas del gobierno a Danilo Medina. Abel Martinez el eficiente alcalde de Santiago, es un muy buen activo para el futuro, pero apenas ahora fue que entró a las Grandes Ligas, le será casi imposible en meses darle un “sorpasso a Leonel”, y eso lo sabemos todos los que estamos en política; y
Este es un país muy especial y extraño, porque somos por idiosincracia proclives y tolerantes por mucho a la corrupción, más sin embargo, no queremos que nuestros principales líderes, portaestandartes o presidentes lo sean, por eso mantuvieron sus liderazgos toda la vida Juan Bosch, Peña Gómez y Balaguer, porque la ciudadanía entendió que eran honestos, Luis Abinader y Leonel Fernández, pese a que se acusa a gente de su entorno de corruptos, son líderes que no se les ha podido probar que se han manchado en lo personal, más el PLD y su cúpula están altamente desacreditada por los escandalosos procesos de megacorrupción que se ventilan en la justicia, por eso la critica soez de la ciudadanía digital le impedirá al PLD de hoy, sacar cabeza para las elecciones del 2024, tampoco le perdonara la memoria cortoplacista del dominicano que no olvidará en solo 4 años los desmanes realizados contra el erario público de sus altos funcionarios y cercanos familiares de estos, según las pruebas presentadas por el reconocido como independiente Ministerio Público.
Ahora bien, las posibilidades reales de uno y de otro para triunfar en las próximas elecciones son las siguientes:
Para que Luis Abinader pueda ser reelecto, necesitaría que fuese en su único chance u oportunidad, que lo será en la primera vuelta electoral, para ello tendría que obtener el 50% más 1 de los votos válidos, tarea cíclopea muy, pero muy difícil, más no imposible, necesitaría para eso que la economía internacional mejore, que la política guerrerista termine, que los indicadores macroeconómicos internos se mantengan, que su gobierno pueda de una forma u otra controlar la inflación y que se extienda verdaderamente hacia abajo su política de asistencia social.
A esto se le suma, que también tendrá que mantener el prestigio de su gestión con su combate a la corrupción, para que no pierda todo lo logrado, y en especial el voto crítico de la por sí vapuleada clase media, le sería también imprescindible reencontrarse en unidad interna con los militantes de su propio partido, frustrados o desairados, que se se pudiesen convertir en disidentes, por no sentirse valorados o tomados en cuenta por su gobierno y les plantarían cara, con ello le pudiesen aguar la fiesta al oficialismo, ya que existe una importante franja de disgustados a los cuáles los palaciegos tienen que buscar la manera de volverlos a encantar, para poder competir con posibilidades reales en la próxima contienda electoral, ahora bien, tenemos que reconocer que el presidente Abinader tiene todavía una buena valoración en lo personal frente al pueblo, haciendo un juicio imparcial sobre el mismo.
A diferencia de los modernos que solo tendrán una, el expresidente Leonel Fernández tendrá dos oportunidades, la más difícil o intrincada lo sería en una primera vuelta electoral, donde para que se diera su triunfo tendría que seguir su curso la progresiva crisis en qué hoy vivimos, que el entorno internacional se enrarezca aún más, que la disidencia en el PRM se fortalezca, que el PLD y su potencial candidato Abel Martínez se siga debilitando, y más que nada que los poderes fácticos desesperados por tener unas manos experimentadas al frente de la cosa pública se decanten al final en apoyarle, ahora si fuese en una segunda vuelta, de seguro la ganaría, porque los militantes o simpatizantes de los candidatos presidenciales que quedasen descartados, volverían a votar en favor de la oposición casi en su totalidad, y eso convertiría a Leonel nueva vez en inquilino de la casona de la calle doctor Báez.
Algo que juega a favor o desfavor de cada uno de ellos (tanto de Luis como de Leonel), son los resultados de las elecciones municipales, si son catastróficos para cualquiera de los bandos, eso puede influir negativamente para las congresuales y presidenciales, por lo cual deberán hacer esfuerzos ambas campañas en posicionarse en las mismas, a través de alianzas inteligentes, sobre todo la Fuerza del Pueblo, como organización cabeza de la oposición, que deberá ser generosa reciprocando apoyos a los candidatos de los demás partidos opositores, las candidaturas municipales que de verdad tienen un peso específico en términos perceptivos son la alcaldias y las direcciones distritales, no así las regidurías y vocalías, que como son preferenciales y serán elegidas en esta ocasión de forma independiente, por lo que les será muy difícil a las fuerzas políticas, que polaricen presentar en esos nuevos niveles una boleta única en alianzas.
Con esta explicación mis estimados lectores podrán hacer cada quien su valoración de lo que sucederá en el proceso electoral venidero y desde su prisma personal explorar quien tendría mayores posibilidad de triunfar en las próximas elecciones presidenciales.
Mi experiencia de larga data en este oficio me indica que el próximo presidente lo será Leonel Fernández, pero como también reconozco que los muertos y los imposibles no existen en política, no me sorprendería tampoco que fuera reelecto el presidente Luis Abinader, porque él que subestima el poder en estás Repúblicas bananeras, no sabe que desde el mismo se han hecho cambiar los destinos nacionales, para bien o para mal.
Solo tenemos que recordar que el leonelismo gobernante hizo a Danilo Medina presidente en el 2012 contra todo pronóstico, y por encima del grito popular de un «llegó papá» ensordecedor, así como el oficialismo danilista evitó que Leonel fuera candidato del PLD en el 2019, impidiendo con esto que este ganara las elecciones en el 2020, sin embargo con esa mala jugada pudiésemos utilizar la popular frase cubana que a los morados “les pasó como a chacumbele, que el mismito se mató”, porque esa improductiva acción le abrió las puertas de par en par a los modernos, que vencieron al todopoderoso, pero dividido PLD, para hacer realidad la vuelta al poder del nuevo perredeísmo de la mano de su abanderado, Luis Rodolfo Abinader Corona