El presidente Abinader y yo, conversando

Haivanjoe Ng Cortiñas

Siempre será un privilegio tener un diálogo con el presidente de un país y más si se prolonga por algún tiempo. Con el presidente Luis Abinader no he tenido la oportunidad; sin embargo, a partir de lo que fue su discurso del pasado 16 de agosto, en el que habló, entre otras cosas, acerca de los resultados económicos de los dos primeros años de gobierno, se me ocurrió la idea de construir una conversación imaginaria entre el presidente y yo. Aquí la entrega, él en letra itálica y el autor en arial:

–Sr. presidente, escuché y luego leí su discurso pronunciado el día que se conmemora la gesta de la Restauración. Como lo has hecho dos veces, puedo pensar que será habitual en usted, dirigirse al país con formalidad solemne, en cada aniversario de su gestión gubernamental.

Así es y será, esa es una señal del cambio y aunque no fue parte de mis promesas, al electorado, también me he propuesto cambiar la forma de decir las cosas.

Me parece interesante, especialmente porque puede ser parte de la comunicación oficial; aunque veo que con frecuencia usted le habla al país a través de distintos medios y eso puede restarles interés a los ciudadanos. Recuerde, que ellos están azotados en forma simultánea por la inseguridad ciudadana y la subida de los precios y estar pendiente a las informaciones puede abrumarle. 

–No quiero ser casi mudo como alguien lo fue desde la presidencia, tampoco tan formal como otro, los tiempos han cambiado, el presidente Bukele de El Salvador, es un buen ejemplo en la forma de interactuar con sus ciudadanos…en cualquier momento me verás haciendo tik tok.

–No valoro mal nadar a favor de la corriente, pero hasta la belleza cansa, escribió en una de sus composiciones, el reputado autor de letras de canciones, Manuel Alejandro.

Presidente, usted afirmó en su discurso que el país ha cambiado, ¿esa expresión también aplica para la economía nacional?

Sin duda que aplica, nosotros no consultamos a otros países de cómo hacer las cosas, más bien es al gobierno dominicano a quien le preguntan de como lo hemos hecho.

Estamos combatiendo la inflación, que ha sido la más alta desde el 2008, cuando la inflación interanual llegó en República Dominicana al 14.0 %.

–Presidente, al escucharlo y leer el dato de la inflación, consulté las estadísticas del Banco Central, que es la entidad oficial para ofrecer la de los precios, encontrando que la tasa de inflación de ese año fue de un 4.52 %.   

–De lo que estoy seguro es que si no hubiera sido por los RD$ 42,800 millones en subsidios para los productos vinculados a la canasta básica, entre ellos el de los combustibles, la inflación sería un 6.0 % mayor. 

–La política pública de los subsidios es un gran auxilio para la población vulnerable, pero cuando se otorga en forma generalizada, en la que empresarios y conductores de vehículos de alta gama se benefician de esas facilidades, la medida pierde calidad en el impacto social.

Nuestra política de subsidio ha llegado hasta los programas especiales de INESPRE.

–Parecen correctas las acciones, pero ya en los supermercados no se ven las fundas de alimentos del gobierno, al parecer fue una medida pasajera.

Estamos cambiando y una forma es que mientras tenemos la referida política social, el peso de la deuda del sector público consolidado con relación al producto interno bruto ha bajado de un 49.7 % en agosto de 2020 al 47.5 % a junio del año en curso.

–Sería bueno presidente que escuche otra versión, el dato de la deuda pública es un sofisma, la deuda del país ha aumentado y por elevarse, también la carga sobre el ciudadano ha crecido.

El saldo de la deuda consolidada evolucionó al alza, pasando de US$ 51,945 a US$ 67,369 millones de septiembre 2020 a junio de 2022, equivalente a un crecimiento US$ 15,424 millones, conforme lo publica el Banco Central.

En términos relativos, el dato de la deuda es un sofisma, poque lo que ha pasado es que, para calcularlo, se divide el monto adeudado sobre el valor del tamaño del PIB nominal y resulta que este denominador ha crecido por la inflación y por la apreciación del peso dominicano y no poque la deuda haya disminuido.

Si se fuera a calcular la presión de la deuda, solo la del sector público no financiero, hizo elevar la carga a cada ciudadano en US$ 752.0, sin que el ciudadano fuera al banco a pedir un préstamo.

Los problemas de nuestra economía son transitorios y los estamos atendiendo con éxitos.

El discurso de que la inflación es transitoria, importada y que tiende al rango meta, no lo creo. El crecimiento de los precios se inició en junio de 2020 cuando registró una tasa de inflación mensual de 1.70 %, desde entonces no ha parado de crecer, hasta colocarse en julio de 2022 en un 9.43 % interanual.

El país tiene el mayor nivel de reservas internacionales de su historia y el tipo de cambio se ha apreciado, al pasar la cotización del dólar de RD$ 59.0 a RD$ 53.80 y eso lo hemos logrado en un ambiente de crecimiento económico de un 5.6 % en el primer trimestre del año.

–Me parece interesante que las reservas sean altas, con relación a la apreciación del peso, estoy seguro que en ese resultado hay ganadores, los importadores y perdedores, los exportadores; aunque creo que en el corto plazo beneficia a los consumidores, al no tener más presión de precios por el lado del mercado cambiario los productos de origen importado.  

Sobre el crecimiento de la economía, me parece un buen dato si lo examinamos en forma aislada, pero al buscarle su lado oscuro, encontramos que contraviene al objetivo del Banco Central, cuando sube la tasa de interés de referencia para bajar la inflación, vía la reducción de la demanda. El resultado pueda que esté diciendo que las medidas monetarias no están dando resultados, dado que la inflación se mantiene 5.43 puntos porcentuales sobre la meta que es de un 4.0 %.

Insisto, estamos cambiando, el país ha recuperado el nivel de empleo al registrado previo a la pandemia por COVID-19.

En la misma linera de ver el lado oscuro de los números, el avance logrado solo puede apreciarse en la totalidad de los ocupados, pero si lo desagregamos, encontramos que el empleo formal era antes un 52.0 % y el informal un 48.0 %; en cambio, ahora está invertido, el primero es de un 48.0 % y el segundo, un 52.0 %, señal de que la fuerza laboral dominicana en su mayoría está desprovista de seguridad laboral, por el tema de la informalidad y si a eso le agregamos que en la actualidad el ingreso por hora trabajada es de RD$ 116.0 y  para el 2019 también de RD$ 116.0, los empleados se encuentran en una peor situación, dado que durante ese tiempo se ha acumulado una inflación que ronda el 18.0 %.

En materia de economía en la construcción, las obras de infraestructura tienen un menor costo que la de antes, como el metro, por ejemplo.

 –No soy ingeniero, pero en economía se imparte una asignatura que se denomina formulación y evaluación de proyectos y ahí se adquieren conocimientos como para poder decir que no es lo mismo un proyecto en papeles o bien en proceso de construcción, que una obra terminada para compararse; de igual manera, no resulta razonable equiparar un metro subterráneo a una línea que se construye sobre la superficie, especialmente, desconociéndose la economía de escala que se obtiene en una infraestructura vial como la del metro.

La conversación pudo haberse extendido y abordar otros temas, como el del déficit fiscal, la construcción de viviendas o los anuncios/promesas frente a las realizaciones, pero su tiempo y el espacio no alcanzan para integrarlo.

Publicado originalmente en Hoy

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