El secreto plan de regularización
Miguel Guerrero
El canciller Roberto Álvarez ha informado sobre un nuevo plan de regularización de los inmigrantes ilegales haitianos, pero no ha entrado en detalles y el anuncio ha generado suspicacias en el ánimo público. Los temores tienen lógica, porque cabe la pregunta sobre el método de identificación a emplearse ante gente que no ha sido contada y cuyo número aumenta cada día por la falta de control migratorio en la frontera.
Como se ha dicho que los inmigrantes carecen de documentación oficial de su país, es difícil concebir entonces cómo las autoridades podrán regularizar a personas sin identidad ni documentación alguna. De esa manera sería imposible determinar si muchas o algunas de ellas tienen antecedentes penales o son prófugos de la justicia haitiana.
No cabe esperar que el censo, cuyos datos según la Presidencia de la República se ofrecerán este mes, traiga cifras sobre esa inmigración, porque el formulario usado no tenía casillas para empadronar a extranjeros y a lo sumo apenas podríamos saber el número aproximado de los habitantes del país, sin determinar cuántos somos dominicanos y cuantos extranjeros.
De manera pues que la pasión oficial por el secreto en temas del más alto interés público promueve la especulación y, por ende, la legítima inquietud que sienten los ciudadanos de este país por la creciente haitianización de la vida nacional, lo que ya muchos entienden que será el legado real del gobierno del “cambio”.
Cada día crece esa incertidumbre, con informes de que la casi totalidad de los alumbramientos en nuestros hospitales públicos son de parturientas haitianas ilegales y la cruda realidad que ha significado el que miles de niños dominicanos quedaran fuera de las aulas por dos años consecutivos porque las plazas fueron ocupadas por niños e hijos ilegales.
Todo lo cual da validez al reclamo de más información sobre los planes de regularización de ilegales haitianos.
El Caribe