En dominicana, ¿vamos bien?

Haivanjoe Ng Cortiñas

   Inspirado en una nota que escribió el colega Carlos Matos en uno de los chats a los que pertenezco y con su previa autorización, he querido escribir mi entrega de esta semana con el título: ¿En dominicana, vamos bien?

   Resulta que por donde quiera que un ciudadano transita o pernota, el común denominador que se escucha es que las cosas están mal, que no hay dinero en la calle, que la comida está cara, que hay apagones con factura eléctrica elevada, que la inseguridad ciudadana es una realidad potenciada en el presente y que acontecen eventos que solo las mentes creativas o bien los que han vivido en otros países podían imaginarse que nos tocaría, como aquello de que unos presos se escapen desde el medio de transporte que lo trasladaba, que operan bandas en el país al estilo las maras o que funciona una 42 involutiva.

   Mientras, en contraposición al imaginario social, producto de la vivencia diaria, desde el ámbito oficial se construye un relato en donde las cosas del país andan muy bien, al punto que los precios son más baratos que en los Estados Unidos, el calor produce apagones o simplemente, que estamos mejor que el resto del mundo.  Naturalmente, esa narrativa solo la cuentan y aceptan los que se encuentran en la zona de confort y miran a los mortales desde su posición dentro de la burbuja que los mantiene flotando en el aire -sin los pies sobre la tierra-, probablemente sin dirección.

   A diario, por todos los medios a su alcance, el gobierno pregona que la economía va bien, que crecemos más que otros países, que el turismo rompe récord. Sin embargo, el producto interno bruto (PIB) no crecerá como las autoridades habían previsto para el año 2023, en vez de crecer un 4.25 % ahora solo será un 3.0 %, según las mismas nuevas proyecciones oficiales y la tasa de ocupación hotelera a julio es de un 77.4 %, un poco menor que la del año 2018 que fue de un 77.8 %, entonces, no vamos bien, si la economía disminuye.

   En el mercado laboral, los trabajadores aportan a la economía nacional, en el año 2019 generaron ingresos que representaba el 25.0 % del valor del PIB nominal y ahora solo reciben el 18.5 % de ingresos monetarios, entonces, no vamos bien, si los trabajadores perciben menos dinero que antes.

   En términos de precios la comida sale más cara hoy que ayer. La inflación de los alimentos ha crecido en un 26.0 % en lo que va de gestión del gobierno de turno, haciendo que el costo de la canasta básica ronde en promedio los RD$ 44 mil al mes, entonces, no vamos bien, si comemos alimentos caro, con menos calidad y cantidad, como un fenómeno que se denomina reduflación.

   Mientras la economía familiar se ha estado manejando con una alta inflación acumulada y los trabajadores formales e informales están recibiendo menos ingresos monetarios respecto al tamaño de la economía, resulta que la situación se agrava por el hecho de que, el medio circulante, que debe moverse en función del tamaño de la economía, ha estado decreciendo su participación en el PIB, dado que en el 2022 fue de un 2.98 % contra el de 2023 que es de un 2.83% a septiembre en ambos años, significando entonces, que en la economía circula menos dinero en términos relativos, entonces no vamos bien.

   El presidente de la República y sus funcionarios del área económica dicen que la deuda del sector público no financiero es menor que antes, de ser cierto eso, como entender y decirle a la gente que en agosto de 2020 debíamos US$ 39,178 millones y en agosto de 2023 debemos US$ 54,795.5 millones, esto es, US$ 15,617.5 millones más, entonces, no vamos bien si debemos hoy más que cuando llegaron al gobierno y peor aún, hasta faltándole a la verdad.

   En el fin de semana pasado al más alto nivel del gobierno se afirmó por todos sus medios, que la pobreza monetaria general ha bajado y que se encuentra en un 27.7 %, pero resulta, que en el informe de la pobreza de 2021 que elabora el ministerio de economía se publica que en el 2020 la pobreza era de un 23.36 % y en una versión actualizada de 2022 se indica que en el 2019 la pobreza era de 25.8 % y ahora está en un 27.7 %, si estos documentos dice la verdad, significa que la pobreza ha subido en lo que va de gobierno, entonces, no vamos bien.

   Si cualquier dominicano fue al banco al 8 de septiembre encontró a la tasa de interés promedio activa ponderada en un 14.23 % y cuando fue en agosto de 2020 era de un 10.23 %, lo que equivale a decir que el precio del dinero bancario ha crecido en 4.0 puntos porcentuales en los últimos tres años, entonces, si tomar prestado en el banco cuesta más ahora que antes, no vamos bien. 

   La población dominicana hoy sufre de apagones de hasta 12 horas al día, problema que había sido mitigado significativamente hace unos años, afectando no solo a los hogares, sino al comercio y a todas las actividades productivas, entonces, no vamos bien.

   El periodo escolar 2023-24 inició en la última semana de agosto y como el año pasado, también las clases en el sistema de educación pública dominicana fue abierto con un déficit de aulas que llega a 400, las que serán suplidas por furgones, demostrando falta de previsión y ejecución de las obras de infraestructura, necesarias para que las clases se desarrollen con el menor de los inconvenientes posibles. En la misma línea, los errores en los textos escolares, todo esto a pesar de la dotación del 4.0 % en recursos del PIB, entonces, la educación púbica dominicana vuelve a demostrar que no vamos bien.

   La situación letal y dramática que padecieron los fallecidos y los ciudadanos que fueron lesionados por los impactos del fuego de San Cristóbal, puso al desnudo nueva vez las carencias y limitaciones del sistema de salud pública, al no estar habilitada la única unidad de quemados del país, que se encuentra en el Hospital Luis Eduardo Aybar, cerrada por remodelación desde hace años.

   A nivel del sistema de salud pública dominicana, su rezago es evidente, no solo en materia de inversión en la infraestructura física, sino además por la falta de equipos, materiales, medicamentos, como los de alto costo para pacientes con enfermedades terminales y personal, al punto que no resulta descabellado afirmar que el referido sistema de salud está enfermo. Lo propio le acontece al sistema de emergencia 911, entonces, en materia de salud no vamos bien.

   Otro de los servicios que revela ineficiencia e incapacidad administrativa es la emisión de pasaportes, los dominicanos que lo han requerido tienen que esperar por falta del documento oficial hasta meses para recibir su libreta nueva y semanas para una renovación, en un ambiente de desorden y caos, entonces, no vamos bien.

   A nivel del transporte, es notorio el deterioro que presenta el servicio del Metro de Santo Domingo, con problemas técnicos en los trenes y las escaleras eléctricas presentan constantes fallas, por ausencia de mantenimiento, evidencia de que en ese servicio las cosas no van bien.

   Hace poco fue revelado la notoria falta de maestros en el programa de ingles de inmersión, ante la cancelación de una parte importante del personal docente con experiencia, para sustituirlo por otro sin la calificación correspondiente, entonces, para los estudiantes que reciben clases de inglés no vamos bien.

   Dicho en una sola expresión, en dominicana, no vamos bien.  

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