El silencio de las urnas, desconexión democrática

Pavel De Camps Vargas

Las elecciones municipales del 18 de febrero de 2024 en la República Dominicana se caracterizaron por una notable desconexión entre los ciudadanos y la clase política, evidenciada en una abstención sin precedentes y la ausencia de propuestas claras por parte de los candidatos. Este escenario plantea serias interrogantes sobre el estado actual de la democracia en el país.

Con más del 99% de los colegios escrutados en los principales 20 municipios, los datos revelan una participación alarmantemente baja. De los 8.1 millones de dominicanos habilitados para votar, sólo una fracción ejerció su derecho. Esta cifra contrasta drásticamente con el acceso a internet de la población, donde 10.4 millones de dominicanos están conectados, sugiriendo que la falta de participación no se debió a un déficit de información, ya que 8 millones de dominicanos en las primeras 16 horas del dia de las elecciones estaba informado o recibieron las informaciones del proceso de las elecciones de este domingo 18 de febrero.

La jornada cerró con un 65.35% de abstención en los 20 municipios principales, superando incluso la ya baja participación del 48.9% en las elecciones municipales de 2020. Este dato es aún más significativo si consideramos que estos municipios representan el 51% del electorado dominicano.

Este fenómeno de desconexión política se ve exacerbado por la falta de debates públicos y la ausencia de propuestas claras y accesibles por parte de los candidatos. Adicionalmente el alto nivel de desconexión de la clase política, donde la gran mayoría no contó con una página web presentando sus ideas y propuestas, lo que se interpreta como una falta de transparencia y compromiso con el electorado. Este déficit informativo parece haber contribuido a la apatía de los votantes.

Además, la elección de muchos candidatos a alcaldes y regidores se basó en encuestas en lugar de elecciones internas dentro de los partidos, minando la confianza en el proceso democrático de los partidos. Esta práctica, vista por muchos como un retroceso, pudo haber desmotivado aún más a los votantes e incluso de la militancia o simpatías partidaria.

A pesar de existir una alta conectividad en el país donde el 89% de los dominicanos tienen acceso a internet (10.4 millones de usuarios), con un promedio de consumo de noticias de entre 7 y 9 millones de dominicanos mensualmente, parece haber un desinterés o una desconexión entre la información disponible y la acción cívica. Las más de 184 mil interacciones en internet sobre el proceso electoral, con un 64% de sentimiento positivo, no se tradujeron en una participación activa en las urnas.

Estos hechos apuntan a una crisis de representatividad en la República Dominicana. La alta abstención y la falta de propuestas claras por parte de los políticos no solo cuestionan la efectividad de los mecanismos de participación ciudadana, sino que también ponen de manifiesto la necesidad urgente de restaurar la confianza en las instituciones democráticas y en el proceso electoral.

Con la mirada puesta en el futuro, estos resultados deben servir como un llamado de atención para los partidos políticos y los líderes del país. La democracia dominicana enfrenta un desafío crucial: reconectar con sus ciudadanos y revitalizar su esencia participativa y transparente. Este llamado de atención sobre la salud de la democracia en el país. La alta abstención y la falta de compromiso político sugieren una necesidad urgente de reformas electorales y un mayor esfuerzo por parte de los líderes políticos para reconectar con la ciudadanía. En un mundo cada vez más interconectado, la democracia dominicana enfrenta el desafío de adaptarse y responder a las demandas de una población cada vez más informada y exigente.

El Nuevo Diario

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