El último político y revolucionario de su estirpe
Francisco S. Cruz
Hay líderes -Mandela, Gorbachov, Bosch- cuya praxis sociopolítica, ética e ideológica, más su filosofía de vida, lo convirtieron en referentes en vida y más aun después de su desaparición física. Ese fue el caso del expresidente uruguayo José -Pepe- Mujica: un político y revolucionario en el más alto sentido ético-ideológico que hizo de su militancia política y vida pública un sacerdocio.
Pasó por el poder; y ese hecho trascendental no modificó, en nada, su esencia humana ni su credo político-ideológico como tampoco el misticismo filosófico del fin último de todo hombre comprometido con una causa: servir y vivir en comunión, y sin claudicación, con la utopía altruista que orientó su paso por este mundo por encima, incluso, del poder, su oropel y liturgia o protocolo universal. En otras palabras, como Mandela, fue un ejemplo coherente de humildad y de que el perdón redime al que lo práctica y lo concede (“….en mi jardín no cultivó el odio”, solía decir), a pesar de los sinsabores, los castigos, las torturas o el carcelero-verdugo que algún día no tuvo clemencia en días de encierro, hambre y sed. Y no fue que tuviera vocación de mártir, sino que estuvo consciente, siempre, de sus actos y consecuencias. Por ello, vivió la cárcel, la locura y el poder como eventos posibles una vez eligió la lucha social y política en una región signada por la dependencia sociohistórica-estructural que primero fue colonialismo y después periferia del capitalismo más salvaje.
Y no solo dejó un legado como presidente -gobernó como un ciudadano más y jamás se plegó a la liturgia del poder-, sino que después de ejercer el poder enseñó que se puede seguir aportando y dando ejemplo de integridad e independencia política e ideológica sin renunciar a la crítica, la autocrítica y ser ejemplo de que nada es para siempre….
No tuvo nada de apego al poder ni al dinero, porque predicó con el ejemplo y no hubo forma de corromperlo ni siquiera bajo tortura, cárcel o los privilegios, ya en el poder, que les parecieron innecesarios o derroche que el hombre ha construido para satisfacer egos, aumular riqueza rápida o ajustar cuentas con adversarios…..(que los tuvo, pero nunca los concibió como tales sino como contrarios o necesarios en la lucha política e ideológica).
Pero el presidente Mujica dejó un precedente o inflexión difícil de superar: una filosofía o biblioteca testimonial inconmensurable para todo el que quiera abrevar en su pensamiento, postura pública y, sobre todo, para qué se debe vivir…..
Creemos, finalmente, que Pepe Mujica vivió como quiso vivir a pesar de los riesgos, los achaques, las traiciones, sinsabores y las privaciones que tuvo que padecer….; por ello, su vida y ejemplo de hombre público lo ponen en la galería de los grandes líderes excepcionales como Mandela, Gorbachov y Bosch…
Los jóvenes, si quisieran, tienen en él un faro de luz o una catedral abierta a la que se puede dedicar una vida si se quiere dejar algunas huellas…(ahí está, todo desparramado y coherente: su pensamiento y prédica por un mundo más humano, empático y justo -léanlo o escúchenlo en las redes, sus entrevistas, conferencias y videos).
!Hasta siempre, presidente y ciudadano Mujica!
El Caribe