Emprender la sostenibilidad
Margarita Cedeño@Margaritacdf
Ha llegado a su fin la reunión del liderazgo mundial para tratar el tema del cambio climático y sus efectos para la humanidad. Las intenciones han sido buenas, pero los resultados siguen siendo pocos. Muchos países asumen compromisos en el discurso que luego, en la práctica, descansan en algún escritorio o perecen víctimas del exceso de burocracia estatal.
La reunión de Glasgow ha generado esperanzas, pero también decepciones. Los espacios multilaterales han dejado de manifiesto las ambivalencias del mundo en que vivimos, que no hace más que dificultar la capacidad de generar acuerdos y construir un discurso común hacia un mundo más sostenible.
Los gobiernos han reconocido su incapacidad de acometer el reto de la sostenibilidad de manera efectiva. No se ha hecho lo suficiente y, peor aún, debido a la pandemia hemos retrocedido bastante. Hoy en día, el mundo destina más del doble de recursos a proyectos que generan un impacto climático negativo que lo que se destina a proyectos de energía renovable.
El mayor consenso entre los especialistas es que el reloj avanza y se acerca la hora en que la humanidad enfrentará la gravedad de la situación climática. Luego de 26 Cumbres Climáticas, ya hay lecciones aprendidas sobre lo que funciona y genera impactos positivos. Tenemos que hablar de economía circular y financiar acciones que nos alejen de un crecimiento económico sustentado en los combustibles fósiles. Cada vez más resuenan las palabras de Cristina Figueres, cuando hablaba de dos Cumbres del Cambio Climático: una ficticia, con anuncios de reducción de emisiones a mitad de siglo; y otra real, con un aumento incensante de concentración de gases de efecto invernadero.
Pero hay una generación que va asumiendo espacios en la sociedad, especialmente en posiciones de toma de decisión, que asume su responsabilidad con el medio ambiente y emprende la sostenibilidad, desde distintos ámbitos. Es la generación que propiciará el cambio de paradigma en el uso de los recursos naturales, transformando las bases del capitalismo como lo conocemos y acuñando lo que algunos llaman el capitalismo social.
A esa generación apostamos con toda nuestra determinación, porque serán capaces de dibujar y hacer realidad una solución a la crisis climática, asumiendo la innovación social y la responsabilidad colectiva.
El cambio climático es la gran amenaza de la humanidad. El mundo debe despertar y tomar decisiones drásticas pero certeras, que reviertan el curso actual, que nos lleva al desastre inevitable. La transición histórica que vivimos es el momento idóneo para que sucedan transformaciones profundas, que se traduzcan en compromisos serios y efectivos.
La República Dominicana puede y debe emprender un programa educativo que siembre en cada niño y niña, su responsabilidad con el futuro del Planeta. No esperemos a que los grandes acuerdos se hagan realidad, hay pequeñas acciones que tendrán grandes impactos y que pueden emprenderse desde ya. Comencemos por ahí.