En la política y en la vida misma la percepción es la realidad

Juan Temistocles Montas

Un aspecto resaltante de lo ocurrido en las elecciones chilenas del 21 de noviembre pasado, y que llama poderosamente la atención, es que los dos candidatos que competirán en la segunda ronda representan organizaciones políticas nuevas y que están por fuera del sistema tradicional de partidos. Se le dio la espalda a los partidos que han dirigido los destinos de Chile en los últimos 30 años.

Esa situación ha llevado a varios estudiosos de la realidad chilena a expresar que lo ocurrido puede significar, si no el colapso del sistema chileno de partidos, la evidencia de una falta de conexión entre los partidos tradicionales y el electorado.

Lo ocurrido es de tal magnitud que Andrés Velazco, quien fuera ministro de Hacienda en el primer gobierno que presidió Michelle Bachelet, llamó la atención al hecho de que por  primera vez desde 1989, la centroizquierda chilena no estará en la segunda vuelta presidencial. Las dos organizaciones que se enfrentarán el 19 de diciembre representan a la extrema izquierda y a la extrema derecha.

Ese hecho pone de manifiesto la radicalización de la política en Chile y obliga a tratar de buscar las causas que han conducido al pueblo chileno a colocarse en los extremos de la política.

Chile, sin lugar a duda, ha tenido hasta ahora un excelente desempeño económico y social, tal y como lo indican las estadísticas oficiales y las de organismos internacionales. Durante los últimos 30 años de produjo en dicho país una importante reducción de la pobreza y un notable crecimiento de la clase media.

De ser uno de los países latinoamericanos más desigual, Chile logró cambiar esa situación entre 1990 y 2019. De acuerdo con datos del Banco Mundial el país andino redujo el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, de 0.572 a 0.444 entre 1990 y 2017.

Si embargo, a pesar de esos buenos resultados, la percepción de los chilenos sobre la situación del país no se correspondía con los mismos. Así, en una encuesta elaborada en 2020 por Latinobarometro sobre Chile salió a relucir que el 93% de los chilenos consideraba que la distribución de la riqueza en el país era injusta y solo un 5% la consideraba justa.

A la pregunta de cuales son las peores expresiones de la desigualdad social en el país, los chilenos mencionaron el acceso a servicios de salud (79%), en oportunidad de educación (69%), y desigualdad ante la justicia (64%). Chile es el país de la región que percibe mas injusticia en el acceso a la educación, justicia y salud, con un 90% o mas.

Estas percepciones explican en buena medida lo que ha venido ocurriendo en Chile desde 2019, cuando se produjo el levantamiento social de octubre de ese año, así como los resultados de la primera vuelta electoral del 21 de noviembre. Nos ayuda a entender porque el 82% de los chilenos se siente insatisfecho con la democracia.  

Por lo señalado se puede decir que en Chile la realidad va por un lado y la percepción por otro. Hay que recordar que en la política y en la vida misma lo que cuenta es la percepción.

La República Dominicana, al igual que Chile, ha tenido un excelente desempeño económico y social en los últimos 30 años. Se ha reducido la pobreza, ha crecido la clase media y se ha reducido la desigualdad. Sin embargo, a la hora de valorar cuan justa es la distribución del ingreso en nuestro país, el 71% la considera injusta. El 75% considera que el acceso a la justicia es injusto, el 55% considera que el acceso a la salud es injusto y el 42% considera injusto el acceso a la educación. La insatisfacción con la democracia llega al 61%.

Es cierto que la percepción de los dominicanos sobre los problemas mencionados está por debajo de la de los chilenos. Pero las percepciones cambian y por tanto hay que apostar a que no empeoren.

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