Enjundioso expediente

Ruddy L. González

El morbo se ha cebado contra los mencionados en el espinoso Caso Medusa. Y no es para menos.

La lectura y/o publicación periodística de cada acusado, de cada mencionado, de cada interrogatorio, deja a cualquiera boquiabierto.

Usted lo cree o no, pero el caso está ahí.

La Procuradora Miriam Germán dijo que una acusación no equivale a una condena, por aquello de la presunción de inocencia hasta que se pruebe lo contrario.  Para ello están los jueces.  En lo que si hay que concluir, con justeza, es que la elaboración del expediente -12,275 páginas- hubo mucho de investigar, interrogar, establecer relaciones, concordancias, actuaciones.

Y en ello hay que reconocer el tesón de los magistrados Yenni Berenice Reynoso y Wilson Camacho, quienes llevan sobre sus hombros el peso de este –y otros- caso de tipificación corrupta. El volumen de involucrados -41 personas físicas, incluyendo funcionarios encabezados por el ex procurador Jean Alain Rodríguez, y una veintena de empresas-, dada experiencias de otros casos de corrupción –Odebrecht, Tucanos, Los Tres Brazos, por ejemplo- y lo complejo de la madeja denunciada en el expediente de marras, presagia debates por años, que podría provocar que la gente se hastíe y/o relege el tema. Lo que no podrá obviarse, es que la Procuraduría Adjunta, que dirigen Yeni Berenice y Camacho, han hecho su trabajo, plasmado en el enjundioso expediente Medusa, que constituye una vigorosa experiencia de investigación, organización, estructuración, presentación de un caso judicial, alejado de coletillas innecesarias, lo que obligará a los abogados tener que emplearse bien a fondo y a los jueces a aplicar justicia.

Publicado en Listín Diario

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