Entre Sal y Agua: ¿FP Al filo de la legalidad o víctima del TSE?

Fuerza del Pueblo: Al filo de la legalidad o víctima del TSE?

Por la Redacción

En medio de una intensa coyuntura a solo 14 días de las elecciones presidenciales y congresuales, la Fuerza del Pueblo (FP) se ha convertido en un espectáculo de indecisión e imprecisión, poniendo a la Junta Central Electoral (JCE) en una situación nada envidiable. Las recientes sentencias del Tribunal Superior Electoral (TSE) han afectado el orden de las candidaturas a diputados por el partido en la Circunscripción 1 del Distrito Nacional, así como una nominación a diputado del exterior, obligando a la JCE a ordenar la reimpresión de más de 60 mil boletas electorales, con el consecuente gasto económico.

La novela política que enfrenta la Fuerza del Pueblo no solo obstaculiza su propia hoja de ruta, sino que también trastoca toda la logística electoral. Todo este drama comenzó con Rafael Paz, a quien el TSE ordenó excluir de las candidaturas por la Circunscripción 1. Pero parece que en el partido liderado por el ex presidente Leonel Fernández, nada de toma en cuenta las sentencias del TSE, pues han vuelto a inscribir a Paz como candidato a diputado por la circunscripción uno del Distrito Nacional.

A pesar de que la JCE ya había rechazado su inscripción anterior, la Fuerza del Pueblo insiste en presentar a Paz en la boleta, ahora incluso a costa de sacrificar a Andy Morales, el candidato mejor valorado en las encuestas internas. ¿Será que la FP no puede leer los dictámenes del TSE o simplemente disfruta de vivir al filo de la legalidad?

Este trance continuó con Morales negando su renuncia y publicando un comunicado en redes sociales para defender su candidatura. Y mientras tanto, Robert Martínez, otro protagonista del entuerto, también es víctima de esta tragicomedia electoral.

Este embrollo es un ejemplo claro de cómo la falta de consenso interno y una estrategia coherente pueden convertir a un partido en un escollo importante en la recta final de un proceso electoral. Si bien el TSE es necesario para mantener el orden, también hace falta imponer plazos claros para que los candidatos que se entiendan afectados en sus derechos puedan presentar impugnaciones, evitando así un caos a puertas de las elecciones.

Así que aquí estamos, con la Fuerza del Pueblo dando una lección de cómo complicar lo simple y haciendo de las elecciones una montaña rusa de decisiones, boletas y recursos, que solo suma desconfianza en el proceso electoral. ¡Que comience la función!

Protestas estudiantiles en EE. UU.: de Vietnam a Gaza

Si alguien pensó que la época de las protestas estudiantiles masivas era cosa del pasado, ¡sorpresa! Desde 1968 no se había visto tal fenómeno en Estados Unidos, pero aquí estamos con manifestaciones en al menos 60 universidades de renombre. Esta vez, los estudiantes están indignados por la operación de Israel en la Franja de Gaza, y sus protestas han cruzado el Atlántico, llegando incluso a Europa y América Latina. ¡Qué tour mundial!

Lo que está causando más dolores de cabeza no es solo la condena a Israel, sino las demandas financieras que impactan a las universidades, que reciben millones de dólares de países como Israel, así como de empresas (incluidas fabricantes de armas) en las que son accionistas. Así que los estudiantes están básicamente mordiendo la mano que les da de comer, o al menos que alimenta a sus instituciones.

La policía ha respondido a ocupaciones ilegales de edificios universitarios, como en Columbia en Nueva York y UCLA en Los Ángeles, donde han retirado carpas y otros símbolos de protesta. En el caso de UCLA, los manifestantes proisraelíes se enfrentaron a palos con los propalestinos en un espectáculo que, por suerte, fue desarmado por la policía.

Mientras tanto, las autoridades universitarias no saben si clasificar estas protestas como antisemitas o antibélicas. La lógica nos dice que, aunque las protestas tengan un rechazo evidente a Israel, no se limitan solo a su ofensiva en Gaza.

A los manifestantes se les escapa que Hamás comenzó este lío con su inesperado ataque, que dejó más de 1,200 muertos, incluidos niños. Una cosa es abogar por un alto al fuego para evitar más víctimas, y otra muy diferente es hacer la vista gorda ante las atrocidades de Hamás.

Así que, mientras los estudiantes se manifiestan y las universidades intentan mantener el control, el resto de nosotros nos preguntamos si volveremos a ver algo similar en otros 50 años o si las próximas protestas serán por… ¿quién sabe qué?

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