Febrero: ¿será un punto de inflexión de cara a mayo?

Francisco S. Cruz

De entrada repetiriamos que si, pues por una serie de factores, como sucedió en las elecciones de 2020 -pandemia, posposiciones e incidentes-, también estás de 2024 están marcadas o matizadas por eventos que las hacen sui géneris: alta inflación, descontento ciudadano, falta de gerencia en la gestión pública -salvo dos o tres excepciones-, inseguridad ciudadana desbordada, gobierno de élites-oligarquía o de “popis”, endeudamiento público sin precedente, bolsones y escándalos de corrupción pública, entronización marcada de personeros del narcotráfico en los poderes públicos -algunos ya extraditados y cantando-, como nunca antes; y encima, una sentencia del ex presidente Danilo Medina -sin duda, el estadista y líder político de mayor calibre estratégico-programático del país-: “que prefiere esperar a que lleguen las elecciones de febrero”. Y ese esperar, encierra, desde nuestro punto de vista, una probable redefinición del tablero político-electoral post-febrero en donde todo entraría en juego en aras de hacer honor programático-estratégico al nombre de la alianza RescateRD. Para buen entendedor, como dice el refrán, pocas palabras bastan.

Pero, más que lo anterior, tanto Danilo como Leonel saben o infieren -se sobreentiende- que, de imponerse la reelección, ambos podrían verse muy disminuidos a posteriori; o, afectada su gravitación política, pues lo generacional y el error de no encontrarse los colocaría en una situación de retiro-relevo nada predecible…..

Entonces, aquí cabría especular que no sería descabellado intuir que ambos líderes -y quizás, quién sabe, podría generarse otra foto histórica: remembranza de la de Bosch-Balaguer, 1996- sabrán ponerse en sintonía para rescatar el país y, de paso, obrar para la preservación de sus legados históricos por encima de intereses coyunturales o desencuentros que bien podrían ser conciliados en un gobierno de Unidad Nacional como el que prefigura la alianza RescateRD, pero post-febrero, incluyendo o agregando un remate político-electoral en mayo. Obrar lo contrario, sencillamente, sería una falta de mira política cuasi impensable. Y no creemos que el extinto Tonito Abreu -primer secretario general del PLD- se equivocara cuando habló de “terrícola y visionario” -Washington, DC, residencia del otrora embajador ante la OEA (2014)-. De donde se puede especular, y a partir de los resultados de las municipales de este mes -a la vuelta de la esquina-, que las sorpresas y los giros inesperados marquen otros derroteros nada halagüeños para la reelección.

En consecuencia, y por otra parte, este proceso electoral no será o no luce ser una competencia entre candidatos presidenciales -ni siquiera se habla de debate (ojalá que sí)-, sino de fuerzas políticas y de líderes que se alinearán para preservar sus legados y rescatar el país; y ahí no cabrían egos o la impostura de la estrategia oficial de maniobrar, a través de manipulación-mediática y encuestas de sastrería, para evitar lo que la matemática podría decretar: derrota en primera vuelta de la reelección. A menos que la oposición -alianza RescateRD- se ponga bruta (como querer ir cada uno por su lado en mayo, obviando la fragmentación del voto oposicionista y, con ello, la brecha ventajosa para la reelección). Algo que sería impensable, ingenuo e insólito; y, por demás, fuera de toda lógica política. O que, de ocurrir, en todo caso, obligaría a una lectura para la historia (léase bien, sobre el abc de la política y sus intríngulis).

El Caribe

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