Génesis 41,46-48: Reservas ante Guerra y Pandemia

Guillermo Caram

Ahora que potencias alertan sobre inseguridad alimentaria por guerra post-pandémica, conviene recordar historia de José, undécimo hijo de Jacob/Israel, que interpretó sueño del Faraón egipcio Sesostris II dos siglos a.C. sobre siete vacas gordas y flacas como periodos de abundancia y hambrunas.

Impresionado, el Faraón lo nombró gobernador. Recorriendo Egipto hizo que “la tierra produjera montones”, guardándola en graneros que abrió para enfrentar hambrunas.

Esta narración ha pasado a ser signo de buena administración y gobernanza: Procurar reservas para enfrentar calamidades en diversos órdenes. En la alimentación, almacenando excedentes para distribuirlos. En las guerras, ganándolas o perdiéndolas por disponibilidad y logística de distribución de reservas de alimentos, ropas, armamentos y municiones, combustibles, etc.

Las reservas monetarias en moneda fuerte u oro han demostrado cuan eficaz han sido para mantener estabilidad. Nuestras reservas monetarias han permitido disminuir tasa de cambio a pesar de inflación.

Las reservas de combustibles–petróleo, gas y carbón-han modificado geopolítica mundial. Naciones subdesarrolladas orientales y suramericanas se envalentonan ante potencias económicas y militares. Su distribución y consumo es determinante de la guerra ruso-ucraniana que nos desestabiliza.

Preservar medio ambiente ha requerido reservas nacionales, naturales y científicas, declaradas como áreas protegidas. Naciones han progresado por reservas morales en su liderazgo: La India de Gandhi lo testifica. Las reservas proporcionan capacidad de maniobra para encarar necesidades imprevisibles. Hubo un tiempo que disponíamos reserva presupuestal nutrida por el excedente de recaudaciones obtenidas sobre presupuestadas.

Ahora que recaudaciones están sobrepasando estimaciones presupuestarias, especialmente por beneficiarse el Estado del alza de precios originados en guerra y pandemia, es momento de reconstituirla. Y traducir reserva presupuestaria en alimentaria, invirtiendo recursos en agropecuaria. A menos que el Gobierno disponga lo ideal-congelar impuestos y márgenes sobre combustibles-esta reserva podría nutrirse de recaudaciones incrementadas por aumento del precio de combustibles, 18% del cual engrosa las arcas fiscales. Y estableciendo contribuciones especiales a empresas que están teniendo ganancias súbitas y extraordinarias como consecuencia de guerra y pandemia; siendo minería de oro y níquel ejemplo de ello.

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