Haití no representa una amenaza militar para República Dominicana

Por Manuel Jiménez

A lo largo de la administración del Presidente Luis Abinader, ha sido evidente la preocupación por la seguridad en la frontera con Haití, manifestada a través del despliegue de cientos de efectivos y equipos bélicos. Este accionar se da en consonancia con el progresivo deterioro de la crisis de orden público que afecta al país vecino.

Una de las misiones sagradas asignadas al gobierno dominicano por la Constitución de la República es salvaguardar la Soberanía Nacional frente a cualquier amenaza externa, en este caso, proveniente de la nación vecina. Haití enfrenta el accionar de bandas armadas que imponen el terror y amenazan a un Estado carente de capacidad de respuesta ante estos grupos criminales.

La decisión de mantener y reforzar la seguridad ante el deterioro institucional y de seguridad en Haití es comprensible. Sin embargo, surge la inquietud de que el gobierno, por alguna razón, sobredimensiona el problema, generando preocupaciones excesivas entre los dominicanos, especialmente aquellos que residen en las zonas fronterizas. Los anuncios frecuentes de movimientos de tropas, en ocasiones con la impresión de preparativos para un conflicto armado, alimentan esta inquietud.

Un episodio que exacerbó estas preocupaciones fue el conflicto surgido por la decisión unilateral de Haití de construir el canal sobre el río Masacre. Se habló de hasta 12 mil soldados movilizados a la frontera, acompañados de vehículos militares, tanquetas y armamentos sofisticados. Esta situación generó temores infundados, alimentados por videos que mostraban una larga caravana de vehículos militares llegando a Dajabón.

No se cuestiona la necesidad de medidas de reforzamiento en la frontera, pero sí la magnificación mediática de esta presencia militar. La propaganda excesiva y los titulares impactantes, no solo en República Dominicana sino también en el exterior, podrían contribuir a una percepción distorsionada de la amenaza real.

Haití es una amenaza constante en el contexto de su situación actual, pero no se vislumbra como una amenaza militar directa para la República Dominicana. La respuesta militar debe centrarse en la preparación para posibles intentos de ingresos masivos desde el lado haitiano. Esta eventualidad, aunque exige una respuesta militar, debe abordarse considerando factores humanos, evitando contemplar escenarios de violencia innecesaria.

¿Por qué afirmo que Haití no constituye una amenaza militar para la República Dominicana? veamos:

La Policía Nacional de Haití (PNH) es la principal fuerza encargada de mantener el orden y la seguridad en el país. Sin embargo, se enfrenta a diversos obstáculos, incluyendo la falta de recursos, entrenamiento insuficiente y la complejidad de mantener la seguridad en un entorno político y social volátil. Según informes, la PNH tiene aproximadamente 15,000 agentes, una cifra que podría resultar insuficiente para abordar los desafíos de seguridad existentes a lo interno del país.

En términos de armamento, la PNH cuenta con un arsenal que incluye armas ligeras y vehículos. Sin embargo, las limitaciones presupuestarias han obstaculizado la adquisición de tecnología moderna y equipos especializados que son esenciales para enfrentar amenazas cada vez más sofisticadas. Este déficit en capacidades tecnológicas puede afectar negativamente la eficacia de la respuesta policial ante situaciones de emergencia, menos aún para un eventual conflicto con República Dominicana.

Además de la PNH, otras fuerzas de seguridad, como las Fuerzas Armadas de Haití, también tienen un papel en la seguridad nacional. Sin embargo, la efectividad y capacidad operativa de estas fuerzas son factores que deben evaluarse para garantizar una respuesta integral a los desafíos de seguridad, tanto interna como externa.

Un componente crítico en la ecuación de seguridad en Haití son las bandas armadas. Estas organizaciones criminales, algunas de las cuales cuentan con un alto grado de armamento, representan una amenaza significativa para la estabilidad en Haití, no más allá de su frontera. Datos precisos sobre el tamaño y la fuerza de estas bandas son difíciles de obtener debido a la naturaleza clandestina de sus operaciones, pero se estima que algunas de ellas cuentan con cientos de miembros y están involucradas en actividades ilícitas como el tráfico de drogas y secuestros.

Como se aprecia, el panorama desde el punto de vista militar y de las pandillas en Haití demuestra claramente que incluso los más fanáticos no albergarían la idea de propiciar un enfrentamiento armado con República Dominicana, conscientes de las consecuencias devastadoras que cosecharía, aunque también perjudiciales para ambas partes.

Comentarios
Difundelo
Permitir Notificaciones OK No gracias