Huelgas que laceran a los pobres
Por JUAN LLADO
La obra titulada “Los Monstruos Sagrados”, de la fallecida escritora francomacorisana Eurídice Canaán, viene a la mente frente a la perversa incidencia de dos importantes gremios nacionales sobre nuestro proceso de desarrollo. Uno es la Asociacion Dominicana de Profesores (ADP) y el otro el Colegio Médico Dominicano (CMD). Ambos suelen tomar posiciones públicas que van en desmedro del bienestar general y, a veces, ralentizan el avance de la sociedad.
Ya es tiempo de que no se les tema a esos “monstruos” y, por ley, se les ponga coto a sus lacerantes huelgas. Interrumpirles sus servicios a los pobres conculca sus derechos y raya en lo amoral.
Está bien establecido que la educación y la salud son dos pilares fundamentales del desarrollo de cualquier país. Sin avances significativos en esos dos renglones del quehacer público no se puede esperar que la poblacion enrumbe su destino por los caminos del progreso y el bienestar. Eso implica que una ADP que tiene una membresía de 106,000 docentes de nuestras escuelas públicas deba comportarse como un faro de luz del proceso educativo. TambiÉn que el CMD, un gremio que representa a la mayoría de “los médicos y medicas” del paÍs, procure su más efectivo ejercicio profesional en los hospitales y otras dependencias públicas de salud.
Lamentablemente, lo contrario es lo que percola de sus aberrantes comportamientos. El diccionario define la aberración como la “acción, comportamiento o producto que se aparta claramente de lo que se considera natural, correcto o lícito”.
Y las dos organizaciones de marras se comportan aberrantemente cuando hacen huelgas que erosionan el bienestar de la poblaciÓn, especialmente del segmento más pobre que no dispone de los recursos para agenciarse sus servicios por otros medios.
Aunque los motivos de sus huelgas puedan ser legítimos y aunque las reivindicaciones que procuran se justifiquen, la huelga como método de lucha a quienes más perjudican es a los que más necesitan de sus servicios públicos. Sus huelgas son un crimen descarado contra los pobres, casi siempre buscando notoriedad política.
Muchos de los maestros han denunciado quejas sobre la ADP, pero las reivindicaciones salariales son el más frecuente motivo de discordia con el Estado. Dada la importancia de los servicios públicos que su membresía brinda, a cualquier observador imparcial sus reclamos podrían parecer justificados y apremiantes. Un buen ejemplo lo constituyo el aumento de los salarios de los docentes después que en el 2013 se asignó un 4% del PIB al presupuesto de la educación pública. En esa ocasión ese aumento estaba bien fundamentado no solo para redimir a los docentes sino para atraer los mejores prospectos para las escuelas públicas. En el mes de junio del presente año –y en respuesta a una huelga nacional– el gobierno aumento un 10% adicional al salario de los docentes, cumpliendo asi una promesa durante la campaña electoral del 2020.
Hoy los maestros figuran entre los servidores públicos mejor remunerados. Sin embargo, la situación de la educación pública no es nada menos que desastrosa. A los graves problemas del sistema educativo –repitencia, sobreedad, brecha digital, deserción—se le añade el más perjudicial: un profesorado carente de las destrezas necesarias para garantizar la calidad de la educación. En parte esto se debe a la politización del proceso de reclutamiento de los docentes que ha prevalecido en las últimas décadas. Eso se traduce en la baja calidad de la enseñanza, responsable de que el pais haya clasificado en los ultimos lugares de un grupo de 80 paises que abarca la prueba PISA en materia de lenguaje, lectura y matemáticas. Sin embargo, nunca se oye un aporte de la ADP para mejorar la capacitación y contrarrestar estos pordioseros resultados. Entre todos los males que aquejan al sistema educativo público, la mediocre preparación de los docentes figura como una de las principales retrancas a su mejoramiento y calidad.
En el caso del CMD los logros salariales han sido significativos en los ultimos anos. En el 1999 y después de una prolongada huelga, el gobierno aumento los salarios un 65% –repartido un 35% en el 1999 y en el 2000 un 30%. El presidente Fernandez accedió a aumentar los salarios de todo el personal de salud (incluyendo al personal médico, enfermeras, bioanalistas, odontólogos, psicólogos y farmacéuticos del IDSS, del Instituto Dermatológico). En esa ocasión tambien aumentó las pensiones de los médicos. Ya en el 2005 los médicos lograron otro aumento de 40%, mientras en el 2010 uno de 30%, en el 2017 un 25% y en el 2021 un 30%. Ninguna profesión u oficios reclama tan estruendosamente y se agencia tan extraordinarios logros salariales.
Un estudio del 2001 sobre los recursos humanos del sector salud concluyó: “El personal que a través de los años ha mostrado mayor fuerza para el alcance de sus reivindicaciones son los médicos y las enfermeras. Los médicos han logrado acuerdos o convenios colectivos relativos a seguro médico, seguro de vida, incentivos por distancia y aumento o reajuste salarial. En el caso de las enfermeras, además del seguro médico, han logrado incentivos por distancia, transporte, uniformes, vacaciones progresivas e incremento salarial por antigüedad en el servicio.” De manera que con los aumentos mencionados más arriba los médicos han continuado sus grandes logros salariales.
El respetado filántropo y galeno Felix Cruz Jiminian ha recientemente protestado por los paros médicos. El “se ha mostrado opuesto a los paros del gremio por entender que atentan contra la salud de la población más empobrecida.” Con los paros “se juega con la vida y la estabilidad emocional de los pacientes.” El doctor recalcó “lo que ustedes quieran, rodeamos el Palacio, le tiramos piedra, lo que ustedes quieran; pero menos dejar de atender a los pacientes”.
En honrosas ocasiones los reclamos están motivados por una noble causa. La lucha del CMD por la modificación de la Ley 87-01 para mejorar el Sistema de Seguridad Social es un ejemplo. “El CMD y el conjunto de organizaciones sociales que luchan por instaurar un nuevo modelo de Seguridad Social más digna y universal, marcharon este miércoles 30 de noviembre, hacia el Congreso Nacional, donde exigieron a los representantes legislativos nueva vez la eliminación de las ARS y las AFP como entes prestadores e intermediarios de servicios de salud, así como de los fondos de pensiones.” Independientemente de que se pueda estar de acuerdo con esos objetivos, la marcha hacia el Congreso es un método de lucha inobjetable porque no afecta los servicios del gremio. Lo que abusa de la impotencia de los pobres es el recurso de la huelga.
Los desvaríos de la ADP que le impiden concentrarse en el mejoramiento de los docentes son muchos; basta recordar que celebran sus elecciones internas en días laborables para evadir el trabajo, acortan el calendario de docencia, reclaman aumentar la asignación presupuestaria al 6% del PIB, se oponen a las justas modificaciones propuestas por el MAP a la Ley de función Pública, etc. El CMD no propugna por tantos absurdos operativos, pero su fijación en los aumentos salariales no se compadece con los males del servicio de salud en los hospitales públicos. Aunque algunos de esos males no tienen que ver con el cumplimiento de los horarios ni con la calificación de sus especialistas, los resultados de sus operaciones son cuestionados por una proporción de los usuarios.
El gran problema en la actuación de estos dos gremios nacionales es que recurren a la huelga para presentar sus justos (o injustos) reclamos de reivindicación. Al sus servicios estar orientados a la poblacion en general y en tanto el pais registra un cuarto de su poblacion como pobre, los más perjudicados por las huelgas son los que no disponen de los recursos para agenciarse los servicios de manera privada. En consecuencia, es un deber de equidad social que la sociedad prohíba esas huelgas y exija que esos gremios utilicen otros medios para reclamar sus reivindicaciones. De no hacerlo seguiremos a merced de “los monstruos sagrados”, los pobres seguirán jodidos y el desarrollo nacional seguirá seriamente retardado.