Importancia estratégica del pacto por la unidad para enfrentar la crisis de Haití

Nelson Espinal Báez

En todas las negociaciones que intervenga un gobierno o una organización, las negociaciones internas tienen un impacto importante sobre las negociaciones externas. En especial cuando un gobierno participa en foros internacionales como lo ha venido haciendo desde el inicio el presidente Luis Abinader, quien ha estado clamando y reclamando a la comunidad internacional, junto al canciller Roberto Álvarez, para que apoyen de manera decidida al hermano pueblo de Haití. Solicitud que no ha tenido el respaldo que merece la grave crisis que viven, donde se evidencian movimientos radicales armados que buscan una ruptura total con occidente a través de un levantamiento antidemocrático. 

Contrario a lo que un sector de la oposición puede creer, la convocatoria a ese pacto de unidad nacional realizado por el presidente, es una auto limitación que el Poder Ejecutivo se está imponiendo a sí mismo, con tal de lograr la unidad de todos los sectores. Entienda el lector, el presidente, junto a Interior y Policía, la Cancillería y el Ministerio de Defensa, diseña, decide y articula por sí mismo la política de seguridad nacional y de relaciones exteriores de nuestro país. Con la propuesta de este pacto, el presidente toma una decisión trascendental con respecto al tema haitiano y apuesta a que este tema no sea decidido exclusivamente por él y sus ministros, sino de manera conjunta con el liderazgo nacional. La gravedad de la situación en Haití lo amerita. 

El presidente Abinader no está negando ni desconociendo sus facultades, sino por el contrario, reconociendo la gravedad de la crisis de Haití, decide no operar con personalismo caudillista y comparte el protagonismo con la oposición, para juntos, de manera concertada, se diseñen políticas públicas y acciones concretas que protejan la integridad de la República Dominicana. 

Igualmente, en términos estratégicos, el gobierno dominicano está desarrollando con respecto a la comunidad internacional y Haití, lo que se denomina en inglés “Batna Strategy”. BATNA es el acrónimo en inglés de “Best Alterative to a Negotiated Agreement” que en español es “MAAN, Mejor Alternativa a un Acuerdo Negociado” (Harvard Program on Negotiation). Es todo lo que el gobierno dominicano puede hacer por sí mismo para avanzar estratégicamente en la satisfacción de sus intereses y objetivos como nación, sin la anuencia ni aprobación de la comunidad internacional ni de Haití. 

Es decir, ante la ausencia de respuestas firmes de la comunidad internacional y la ausencia de interlocutores con verdadera autoridad de imponer acuerdos internacionales en Haití, la República Dominicana, con el liderazgo nacional desarrolla su alternativa de no acuerdo: Todo lo que podemos hacer nosotros – por nosotros mismos –. Y que empieza con el fortalecimiento de su unidad interna para que no haya grietas ni fisuras. 

En otras palabras, mientras seguimos clamando, reclamando y articulando en los espacios internacionales, nosotros los dominicanos desarrollamos y actuamos por nosotros mismos – uniéndonos como nación y concertando una agenda coherente y permanente que debe ser llevada a la acción – para de este modo avanzar, satisfacer y proteger nuestros intereses nacionales, sin tener que esperar por la comunidad internacional ni por nadie en particular.

Como diría Dostoyevski, “se requiere más que inteligencia para actuar con inteligencia”. 

Estamos en el “nacimiento” de una nueva estrategia de seguridad nacional y relaciones internacionales, lo cual para ninguna nación jamás ha sido fácil. Como observaba el Prof. Stanley Hoffman, para referirse a EE. UU.: “Como estupefactos por el ritmo de los acontecimientos, muchos miembros del establishment norteamericano se comportan como huérfanos, adhiriéndose a los remanentes de una estrategia obsoleta e incapaces de definir una nueva.” Sin tomar en cuenta y con poco realismo lo que George Kennan denominaba las fuentes internas de los problemas externos. 

La transición hacia una nueva política de seguridad nacional y relaciones internacionales requiere cambios conceptuales básicos en nuestro modo de definir la seguridad y en los medios que se utilizan para alcanzar los intereses de la República Dominicana. El ritmo de los acontecimientos va muy rápido y los problemas son muy graves para pensar que el objetivo de política exterior conveniente es simplemente llegar a un acuerdo con la comunidad internacional. Eso ni siquiera es un objetivo, sino un medio para avanzar a nuestros objetivos. 

Termino con esta metáfora, la estrategia de nuestro país no puede consistir en tapar cada hueco ni cada filtración cuando estas aparecen, cada vez con más frecuencia. Por el contrario, la nueva estrategia debe dirigirse al control total de la inundación.

Comentarios
Difundelo
Permitir Notificaciones OK No gracias