Internet, redes sociales y la desconexión humana
Por RAFAEL GÓMEZ
Debido a la forma en que avanza la tecnología de la comunicación electrónica en el mundo, ya no es valedero pensar hacia dónde vamos los humanos sino hacia dónde nos están llevando.
Por lo que vemos hoy en día, el objetivo fundamental para lo cual fue creado este sistema de comunicación en 1983, de establecer una conexión electrónica global, ha sido en gran medida tergiversado 40 años después.
La comunicación en redes entre computadoras fue un proyecto militar secreto basado en un protocolo identificado como Arpa-Internet, y creado para uso exclusivo por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
Es indudable que el internet, a partir de su comercialización, se convirtió en una ventana innovadora para mirar desde un punto fijo la inmensidad del mundo sin tener que viajar para conocerlo personalmente.
Nos ha brindado la oportunidad de poder intercambiar textos, fotos, videos o imágenes en vivo entre familiares, amigos, realizar conferencias entre instituciones comerciales y empresariales, gozar de entretenimientos divertidos y asombrosos.
Como fuente noticiosa, conocer los hechos y acontecimientos que se suceden casi de manera simultánea provocados por el hombre y/o la naturaleza, sin necesidad de esperar horas o días para que medios de comunicación local o internacionales lo hagan conocer al mundo.
El internet suprimió en gran medida el interés de los internautas por la lectura de medios de comunicación impresos (periódicos, revistas, etc.), ya que toda información deseada se localiza con facilidad desde una computadora personal o teléfono celular “inteligente” a través de correos electrónicos creados para tales fines.
Muchos son los beneficios de esta tecnología. Nos sirve de guía interactiva para llegar con gran precisión a destinos específicos mediante un Sistema de Posicionamiento Global (GPS).
Pero también, una modalidad importante para delincuentes, especialmente los llamados “jackers”, quienes se aprovechan de esta tecnología para realizar robo de identidad, pérdida de privacidad, acoso, entre otros.
Antes de la llegada de este concepto comunicacional global, los seres humanos teníamos la costumbre de conversar animadamente entre familias, en grupo de amigos, intercambiando ideas mirándonos a los ojos con una gran sonrisa, o para reflejar enojo.
La distancia nos obligó muchas veces a escribir cartas personales, la cual redactábamos a puño y letra la cual enviábamos mediante sello postal vía empresas de correo locales a nuestros seres queridos.
Cuando de romanticismo se trataba, aprendimos a poetizar demostrando intenso amor y cariño; cartas que al final de esta, muchas veces decorábamos con caritas sonrientes rodeadas de diminutos corazones, o gotitas colgantes simulando lágrimas de tristeza por múltiples razones.
Utilizábamos los teléfonos de disco giratorio, un invento de Almon Brown Strowger en 1892, entrando en uso colectivo en 1904, que luego fue modernizado por el sistema de teclado “Touch-Tone” a partir de 1970.
Un paso de avance fue el invento de los llamados “beeper”, un dispositivo inalámbrico que solo recibían mensajes alfanuméricos y de voz que impulsaban al receptor a buscar un teléfono público, comercial u hogareño para responder el mensaje.
John F. Mitchell, vicepresidente de Motorola, fue quien realizó la primera llamada desde un teléfono inalámbrico y portátil el 3 de abril de 1973. Luego surgió la comercialización de los primeros teléfonos celulares en 1984 desplazando paulatinamente el famoso teléfono de disco o teclado.
Tras la modernidad comunicacional del internet, surgieron más adelante sub métodos de conexiones llamadas redes sociales, plataformas de comunicación directa que ha revolucionado la forma de interacción humana que están absorbiendo la atención de los internautas.
Las redes sociales tienen sus ventajas y desventajas, son un arma de doble filo que muchas veces ignoramos o evadimos para ingresar en ellas sin importar los riesgos.
Las plataformas de comunicación más populares a nivel internacional son Facebook, Tik-tok, YouTube, Instagram, Twiter y Snapchat.
Niños, jóvenes, adultos y ancianos ya prácticamente no hablan, no interactúan. Escriben y sonríen embelesados a la pequeña pantalla de un celular.
Comprobado es que el internet y las redes sociales son adictivas, obligan a los internautas a mantener su vista fija en una computadora desktop o laptop recibiendo sobrecarga de información laboral o de entretenimiento constantemente.
La humanidad prácticamente ya no se comunica de forma verbal. Sin importar vínculos, ha dejado de interactuar con sus semejantes mirando a los ojos con una sonrisa o un gesto que aumente el interés de lo expresado.
En un desayuno, almuerzo o cena, primero es la foto al plato con el manjar que se ha de comer, enviar a múltiples contactos y responder -entre bocado y bocado- los mensajes individuales o de grupo buscando lograr la mayor cantidad de respuestas “Me gusta” (like), “compartir” (Share) o “comentar” (Coment).
Durante las pasadas celebraciones de navidad y año nuevo fueron más los mensajes de textos recibidos en mi celular (92%), que las llamadas directas de felicitación por parte de amigos y familiares.
Y lo peor, no eran mensajes originales, eran copias con imágenes en movimiento “Gif”, sin creatividad propia de los remitentes.
Yo también he caído en la trampa. Estamos robotizados y no nos damos cuenta. El internet vino a conectarnos electrónicamente, pero igualmente a desconectarnos humanamente por medio de sus redes sociales