Irina Karamanos, una primera dama feminista y comprometida que rompe moldes

Santiago de Chile, 8 mar (EFE).- Hillary Clinton en Estados Unidos, Cristina Fernández de Kirchner en Argentina y Xiomara Castro en Honduras son algunas de las primeras damas de América que se involucraron en política, un club al que esta semana se sumará la chilena Irina Karamanos, la primera activista feminista en el cargo.

Su intención de “reformular” esta posición, hasta ahora relegada a funciones institucionales acotadas o de acompañamiento del mandatario, ha despertado grandes expectativas sobre cuál será su rol durante el mandato de su pareja, el izquierdista Gabriel Boric.

Licenciada en Antropología y Ciencias de la Educación en la Universidad de Heidelberg (Alemania), Karamanos explicó en enero que su intención era «adaptar el cargo a los tiempos, darle un giro más contemporáneo y despersonalizarlo, cambiando la relación entre el poder y las mujeres que hacen política».

Para ello, se centrará en temas como «la juventud trans» o «la infancia migrante», según anticipó la futura primera dama, que también ha estudiado artes visuales, gestión cultural, derechos lingüísticos y formación ciudadana.

«Resulta muy interesante y novedoso que un puesto con tanto significado en la región quiera ser reivindicado para que la mujer tenga otro valor más allá del acompañante o ‘pareja de'», señaló a Efe Carolina Barry, académica argentina de la Universidad Nacional Tres de Febrero y experta en primeras damas.

En América Latina, este cargo solo está institucionalizado y legislado en República Dominicana, agregó, por lo que es completamente «factible» que en el resto de países «se pueda adaptar la realidad contemporánea y al ímpetu feminista que está experimentando la región».

La semilla la plantó Hillary Clinton cuando en la década de 1990 decidió intervenir en temas relacionados con el área de Salud.

Esto «desató una crisis que finalmente se solucionó determinando que la pareja del presidente tendría un rol de funcionario público sin sueldo, como un voluntariado», detalló Barry, también integrante de la Red de Politólogas.

UNA OLA DE PRIMERAS DAMAS POLÍTICAS

Según la doctora en Ciencia Política de la Universidad de Hamburgo y experta en Género, Carolina Guerrero, en América Latina ha habido «una ola de primeras damas que, tras dejar el cargo, decidieron presentarse a elecciones populares”.

El fenómeno comenzó en Uruguay en 1999 con Julia Pou, esposa del mandatario Luis Alberto Lacalle (1990-1995), que logró sacar un escaño en el Senado, recordó.

Un total de 66 de las 88 primeras damas latinoamericanas de los últimos 30 años se involucraron formalmente en políticas públicas cuando llegaron al Ejecutivo, incluso en áreas tan influyentes como salud y educación, según una investigación realizada por esta académica.

Algunas de ellas escalaron a lo más alto, como la exvicepresidenta de República Dominicana Margarita Ceñedo (2012-2020), la actual presidenta de Honduras, Xiomara Castro, o la exmandataria argentina Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).

ROMPER EL MOLDE EN CHILE

Líder del Frente Feminista de su formación, Convergencia Social (CS) -a la que también pertenece Boric-, Karamanos es una de las primeras damas de la región que es «feminista desde su raíz, puesto que ya pertenecía al movimiento mucho antes de ser primera dama», agregó Guerrero.

«Está claro es que no se trata de una apropiación de un discurso que ahora es imperante, sino el reflejo de su trayectoria», señaló.

Además de ser feminista, también la acompaña el hecho de formar parte de un familia migrante, «experiencias vitales que van a ser parte del sello que ella podría tener dentro del rol que va ejercer», agregó por su parte la profesora del Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), Julieta Suárez-Cao.

«El hecho de que Chile vaya a tener una primera dama feminista va en consonancia con el hecho de que Boric tenga el primer gabinete con más mujeres que hombres de América. Representa un moméntum que está viviendo la región», señaló.

Tradicionalmente, al cargo de primera dama en Chile quedaba la responsabilidad de la dirección sociocultural de la Presidencia, compuesta por siete fundaciones.

Además, usualmente intervenían en la agenda del Ejecutivo para algunos temas filantrópicos, del área de la Salud o de Cultura con un enfoque «asistencialista», lo que lo convierte en un cargo «hetenormado y patriarcal», agregó la politóloga.

Solo en contadas ocasiones el puesto quedó vacío o en manos de alguien que no era el cónyuge del mandatario, como en el caso de Isabel Riquelme, madre del presidente Bernardo O’Higgins, o Sebastián Dávalos, el hijo de Michelle Bachelet, que no tenía pareja.

«Karamanos pretende apadrinar un programa distinto y convertir el cargo en un espacio simbólico -concluyó la experta-. Ella tiene un potencial transformador enorme y Chile necesita una primera dama que rompa el molde”, concluye.

Patricia Nieto Mariño

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