Israel y Hamás amplían su tregua pero la reanudación de la guerra parece cuestión de tiempo
TEL AVIV, Israel, 28 noviembre — La tregua entre Israel y Hamás entró en su quinto día el martes con la promesa del grupo insurgente de liberar a más rehenes civiles para retrasar la reanudación de la guerra, e Israel bajo una creciente presión para que evite a los civiles palestinos una vez retome su campaña.
Ambos bandos acordaron prorrogar la tregua hasta el miércoles y se espera que haya otros dos canjes de rehenes capturados por los insurgentes por palestinos presos en Israel. Pero Israel ha prometido repetidamente que reanudará la guerra “con toda su fuerza” para destruir a Hamás una vez que quede claro que no hay más rehenes a liberar en base a los términos del acuerdo en vigor.
Está previsto que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, visite la región esta semana por tercera vez desde el inicio de los combates y que presione para que se amplíe la tregua y se deje libre a más rehenes.
Hamás y otros insurgentes siguen reteniendo a unas 160 personas de las 240 capturadas en su asalto del 7 de octubre sobre el sur de Israel, que provocó la guerra. Esto sería suficiente para ampliar la tregua otras dos semanas más en base al acuerdo negociado por Qatar, Egipto y Estados Unidos, pero se espera que Hamás aumente sus exigencias para la liberación de los soldados cautivos.
En cualquier caso, Israel dice que está comprometida a reanudar la guerra, que es ya la más letal de las últimas décadas entre israelíes y palestinos. Israel culpa a Hamás del gran número de víctimas y sostiene que los insurgentes utilizan a civiles como escudos humanos mientras operan en pobladas zonas residenciales.
Israel ha prometido poner fin a los 16 años de gobierno de Hamás en Gaza y aplastar su capacidad militar. Para ello sería necesario ampliar su ofensiva terrestre desde el norte de Gaza — donde zonas residenciales enteras han quedado reducidas a escombros — hasta el sur, donde cientos de miles de desplazados se han hacinan en los desbordados refugios de Naciones Unidas.
AP