Jesús Cuevas y en él a todas las personas desaparecidas

Por YILDALINA TATEM BRACHE 

“…cuando empezaron a desaparecer

como el oasis en los espejismos

a desaparecer sin últimas palabras

tenían en sus manos los trocitos

de cosas que querían…”[1]

Que descanses en paz Jesús. Que tu muerte no sea el punto final de un relato, sino el inicio de una estrategia de seguridad ciudadana que funcione, de lo contrario ¿Cómo encontrar un horizonte de sentido a lo que te ocurrió?

Que el cierre de tu existencia nos haga tomar conciencia. Escribo esta manifestación de deseo y de inmediato comprendo y me llega la certeza de que lo más probable es que se quede en eso, un deseo… La opción por la vida es una elección responsable que debe tomarse todos los días, y parecería que las posibilidades que eligen nuestras autoridades para construir la seguridad que nos merecemos, no son las más pertinentes. Recibo la noticia de tu final trágico y me llega a mi memoria el asesinato de mi tío F, hace unos años y como ese hecho cruel y horrendo no sirvió para sacudir nada en esta sociedad cada vez más violenta.

Me enteré de tu desaparición y sentí que el miedo se me adhiere a la piel; y vuelven a mí las palabras de mi hijo River informándome que renuncia a sus caminatas madrugadoras en el Mirador Sur y su resignación a ir a un gimnasio, porque, aunque le gusta el ejercicio al aire libre, las horas en la que puede ir pueden ser muy inseguras y no quiere ser un “desaparecido”. Jesús, te pienso y me imagino miles de escenarios posibles, algunos sórdidos, otros de esperanza. En la distancia y sin conocerles abrazo a tu familia, trato de imaginar lo que están viviendo y comprendo que la dimensión de la ausencia es tan inmensa que es inimaginable.

Desperté este 4 de noviembre con la funesta noticia de que encontraron tu cuerpo descomponiéndose dentro de un tanque azul. Me regurgitan los miles de cuestionamientos sembrados en mi alma y corazón desde esa otra mañana espeluznante en que recibí una llamada que me hizo salir corriendo a casa de mi tío.  Nietzsche se hace presente y me obliga una reflexión sobre la necesidad de repensarlo todo ¿Tenemos que salir de la construcción cotidiana que afirma la búsqueda del “ideal común” como supuesta forma en que operamos los seres humanos? ¿Es necesario aprehender como cierto que construir el imaginario espiritual desde el ideal de perfección, suprimiendo o asumiendo como circunstancial lo trágico y las pasiones violentas es una falsa racionalidad?

Entro en trance, desvarío; quiero llegar a tu casa y llorar a mares, abrazar a tu familia como si fuera la mía. Me detiene el prurito a que me asuman como una loca desconocida y peligrosa, sé que, en este momento, deben tener muy minada la confianza en la humanidad. Me pongo escatológica y trato de encontrarle un sentido a lo ocurrido. No lo encuentro, solo me da mucho dolor pensar en tu alma arrancada de tu cuerpo con tanta violencia ¿Qué hacemos para aliviar tu camino? Asumo que todo en la vida es especulación y me abrazo a mi pensamiento mágico religioso, imploro por tu alma, pido paz y liberación. Enciendo una luz para tu camino, y en esa luz, hago intensión por la vida de tantas personas desaparecidas, imploro por su supervivencia, ruego que aparezcan sanas. Me aferro a la fe y la esperanza. Construyo aliento desde creer que la compasión, la misericordia y el amor pueden envolverte y envolvernos. De lo contrario todo esto se me/nos hace insoportable.

Hay que recuperar el sentido, hay que canalizar tanto dolor y sufrimiento humano, o la angustia será un pozo inescrutable que nos absorberá. Que tu campo cuántico nos cubra y nos impulse en esta lucha necesaria para construir un mundo en donde las personas no desaparezcan y no encontremos sus cuerpos asesinados.

Que nuestros pensamientos, nuestra voluntad, conciencia y sentimientos puedan cubrir este planeta con un aliento de esperanza y de energías luminosas.

Jesús, te desaparecieron y asesinaron a la misma edad que tienen mis mellizos, los seres humanos a quien más amo y me asusto por ti, por ellos y por todos; te desaparecieron en una edad cercana a la de otro Jesús, por quien imagino tienes ese nombre, ese que crucificaron, el que en 33 años de vida pudo dividir la historia para que sea antes y después de su paso terrenal. Jesús, que tu tránsito sea leve y que puedas conseguir el descanso eterno. Jesús, que, aunque hay muchos casos anteriores al tuyo y muchas personas desaparecidas en este mismo momento en que estamos enterándonos de tu asesinato, la experiencia que viviste y te arrancó de este plano, sirva para que se tomen las medidas pertinentes y necesarias para la seguridad de las personas que convivimos en estos tres cuartos de isla y en el mundo.

Jesús, que seas un canal que abra y conduzca las energías planetarias del amor. No se cómo viviste, no supe de tu existencia hasta tu desaparición, pero por el bien de la humanidad, imploro porque tu asesinato no sea en vano.

Independientemente de las razones de este caso concreto, expreso especialmente todo mi amor y consideración para la Comunidad LGBTI+ porque todo el mundo tiene el derecho a vivir SIN MIEDO.

Fuente Acento

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