La ADP

César Duvernay

Obviando las opiniones médicas y a los sectores técnicos nacionales e internacionales, la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) insiste en boicotear el reinicio del año escolar mediante un llamado a no reintegración, con el que disfraza una huelga tozuda y de ribetes claramente políticos.

Eduardo Hidalgo, presidente de la ADP, valida la negativa en los contagios masivos con que la variante Omicron azota al país, vociferando que cerca de 10 mil maestros se encuentran infectados de Covid-19, aunque sin mostrar un solo certificado-diagnostico que avale esa cifra.

En adición al Ministerio y al Gabinete Gubernamental de Salud, así como al liderazgo empresarial y religioso, la cerrazón del gremio magisterial ha encontrado de frente a entidades como el Colegio Médico Dominicano, la Federación Nacional de Asociaciones de Padres, Madres y Amigos de la Escuela; la Fundación Institucionalidad y Justicia, y hasta al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

Dada la magnitud del rebrote nadie puede garantizar que en sus casas o en las calles los estudiantes estén libres de contagiarse. Sin embargo en las aulas, aparte de no perder clases, los alumnos tienen a un personal que les monitorea usar las mascarillas, que evita que se aglomeren, les mide la temperatura y los conmina a higienizar sus manos, aparte del desayuno, comida y merienda escolar que se da en el sistema público.

El Ministerio de Educación ha garantizado el acompañamiento proveyendo los insumos e implementos para un retorno seguro, pero al parecer Hidalgo, también diputado y miembro del Partido de la Liberación Dominicana, apuesta al caos y pretende usar la ADP como ariete político en perjuicio de la nación.

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