La banca, índice de morosidad, Covid-19 y eficiencia

Ignacio Nova
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El 30 de junio del 2020, regula­dores, analistas, economistas y expertos consi­deraban que la crisis económi­ca desatada por la pandemia de la Covid-19 afectaría grave­mente al sector bancario mun­dial.

Los más pesimistas predi­jeron que el índice o tasa de morososidad podría supe­rar el 15.3%.

14.5 meses más tarde, el 19 de septiembre de este año 2021, el periódico “El País” de España publicaba un análisis señalando que la banca española se prepa­raba para una subida de la morosidad cuando, sin em­bargo, este indicador “de los bancos se ha manteni­do estable o incluso ha me­jorado”.

Las estadísticas colecta­das por la Superintenden­cia de Bancos de la Repú­blica Dominicana, colgadas en su sitio web, abocetan el estado de situación e im­pacto que sobre la morosi­dad ha tenido esta etapa mayor que la pandémica: de enero 2010 a octubre 2021.

Para impedir tal esce­nario, el gobierno domi­nicano, a través del Ban­co Central de la República Dominicana (BanCentral), despachó un multi millona­rio programa de choque.

Revisando la tabla “Otros indicadores financieros 2” sorprende que aquí, donde las reclamaciones comunes a los bancos es que los ca­jeros automáticos no dis­pensan el dinero (general­mente, quedan vacíos por los intensos retiros), entre diciembre 2020 y octubre 2021, el Índice de Morosi­dad en tarjetas de crédito varió de 8.07% a 4.03%, cayendo la mitad y en el segmento más amplio de este tipo de financiamien­to: el “Consumo de bienes y servicios”.

Este indicador avala la calidad de buena paga de los dominicanos. También que fructifica la educación financiera de la población adoptadas por las institu­ciones bancarias, incluyen­do al BanCentral, al Banco Popular, al BanReservas y otros.

Las reclamaciones por la causa aducida, dominan el sistema y fueron -28% del 2010 al 2021, mostrando una significativa mejora del servicio en los cajeros auto­máticos.

Igual ocurre con el “Con­sumo duplicado”. Las insa­tisfacciones por esta causa pasaron de ser 8.27% del total del período a 2.53%, cayendo casi tres quintos (59.48%) en este lapso.

Por su parte, del 9.15% de reclamaciones presen­tadas por “error en el cobro de intereses”, la banca na­cional ha pasado a 0.35%, mejorando casi 100% (96.33%) en estos once años.

Como consecuencia, la gente parece sentirse bien con los negocios que hace con sus bancos y con el tra­to que reciben: del 3.61% de usuarios que cancela­ba solicitudes, productos o servicios en el 2010, este indicador pasó a casi cero (0.02%) en julio-septiem­bre 2021.

La banca nacional tiene dos retos, según los referi­dos datos: a) reducir el co­bro de penalidad no esti­pulada y b) combatir más eficientemente las transac­ciones fraudulentas.

En el primero de es­tos casos, el indicador más que duplicó (1.49% a 3.28%); en el segundo: creció 530 veces (1.5% a 9.46%), enfatizando la importancia y necesidad de ampliar, como Asocia­ción de Bancos, entidades reguladoras o bancos pri­vados, las ofertas de for­mación/información tec­nológica de los usuarios, para evitarles los contra­tiempos que estos frau­des les generan y —a los bancos— lo costos por el tiempo y recursos tecnoló­gicos, financieros y huma­nos que consume resolver estas situaciones.

Datos, en fin, que aboce­tan un sector transparente, solvente y fortalecido.

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