La barriada donde creció Messi espera su vuelta para darle «un cálido abrazo»

Rosario (Argentina), 20 dic – La humilde barriada de la ciudad argentina de Rosario donde creció Leo Messi anhela que el capitán de la selección Albiceleste, al que muchos vieron dar sus primeras patadas al balón, regrese al barrio para reencontrarse con sus antiguos vecinos y darle «un cálido abrazo».

«Acá estamos, acá nacimos, nos hemos criado juntos. Tengo el recuerdo de él, que siempre estaba pateando una pelotita, un papelito, una botella, siempre andaba con una pelota en el pie. Si no era una pelota se la inventaba», le cuenta a EFE Débora Ferreyra, una mujer que vive justo enfrente de la casa de la infancia del ídolo, en La Bajada, pequeño sector del barrio General Las Heras.

Sin poder contener las lágrimas, esta entrañable mujer, que tiene en la casa un negocio de perfumes y estética -en el que durante la final del domingo pasado en la que Argentina ganó la Copa del Mundo vendió maquillaje para alentar a la Scaloneta- revela cuánto le gustaría volver a verlo: «Estamos esperando ese momento, las vecinas lo queremos volver a ver».

«Lo esperamos. Que nos pase a saludar, acá las vecinas lo van a esperar para darle un cálido abrazo», señala.

Con el plantel de la selección ganadora del Mundial ya en Buenos Aires, donde se está dando este martes un baño de masas con los hinchas argentinos que esperaban con ansias su llegada, se espera ahora que Messi viaje en las próximas horas a Rosario para reunirse con su familia y pasar las fiesta navideñas.

Fuentes de la Municipalidad rosarina señalaron a EFE que se está preparando un escenario frente al Monumento a la Bandera -habitual lugar de celebraciones de la ciudad- con la intención de hacer el próximo jueves un acto junto a ‘La Pulga’ y el resto de jugadores rosarinos, entre ellos Ángel Di María, aunque esto aún no está confirmado por los propios futbolistas.

«SE SACABA FOTOS CON TODAS LAS VECINAS»

Ferreyra cuenta que la casa de dos plantas donde vivió Messi con sus padres y hermanos hasta que se fue a Barcelona en 2000, la familia la sigue cuidando y manteniendo: «Están presentes todo el tiempo».

«Nos hemos criado prácticamente todos juntos, hemos ido todos a la misma escuela. Yo por ahí tengo un par de años más (que Messi) y por ahí tengo más anécdotas con los hermanos, pero es como que siempre andábamos todos juntos. Acá todos los chicos jugaban en la calle. Una cosa linda, linda, todavía en esos tiempos se podía jugar en la calle», indica.

Sobre una mesa, Débora tiene, a la entrada de su casa, una foto de su madre junto a Leo cuando era más joven, firmada por él: «Ella es mi mamá, que lo vio desde la panza de la mamá. En ese tiempo había que sacarse la foto, revelarla y en otra vuelta que vino, la firmó». aclara.

«Él se sacaba fotos con todas las vecinas», reconoce, en referencia a los años en que, si bien ya era un prometedor futbolista, aún no era la leyenda que es hoy.

«OJALÁ QUE VENGA»

A pocos metros, otra vecina, Cristina, enseña con orgullo dos fotos: una de un cumpleaños de su hijo, en el Club Grandoli, ubicado en el barrio y en el que Lionel también jugó de niño, y en la que, cómo no, sale el astro, aún muy chiquito.

«Es lo más lindo que hay, que se haya criado con los chicos. La gente lo quiere todo y esperamos lo mejor para él. Él está siempre presente. Por ahí de vez en cuando se pega una vueltita (por el barrio)», afirma la mujer.

«Uno sí lo recuerda siempre más que nada de chiquito, porque ya después se crio más en España», remarca, y muestra otra foto, de varios años después, en la que se ve a varios vecinos, ella entre ellos, junto a Messi.

Cuenta que es de cuando fue al barrio después de que salió campeón con la selección sub’20: «Creo que tenia 17 años, por ahí. Siempre para las vacaciones venía al barrio, estaba y venia a sacarse fotos. Ahí se podía mover mas libremente, ya ahora imposible», reconoce.

Una foto que guarda como oro en paño «para toda la vida», a la par que sueña con tener una nueva: «Ojalá que venga y saque todas las fotos y en el campito con todos los chicos y toda la gente», concluye.

Rodrigo García

EFE

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