La chispa necesaria

Por: Agustín Perozo Barinas

«La historia no es la maestra de la vida: nadie escarmienta». Benjamín Jarnés

Damos por sentado demasiadas cosas. Un sencillo ejemplo: trate de generar chispas frotando enérgicamente dos pedazos de madera o golpeando dos piedras de pedernal ante un puñado de hierba seca para procurarse fuego… esto lo hará valorar más un simple fósforo, un encendedor o hasta el piloto eléctrico de su estufa. Una chispa sí es determinante muchas veces. 

Para aquellos que nunca aprenden de las experiencias del pasado y romantizan la guerra, el asesinato y el conflicto, es imperativo sugerirles esta canción circular, como una chispa, interpretada por la actriz y cantante alemana Marlene Dietrich, en la tradición del ‘ubi sunt’, literalmente en latín, «¿dónde están?»: https://youtu.be/VseETz8C48c

El motivo ‘ubi sunt’ es en realidad una meditación sobre la mortalidad y la fugacidad de la vida. Es una frase que deriva originalmente de un pasaje del libro de Baruc (3:16–19), en la Biblia latina Vulgata, que comienza con ‘Ubi sunt principes gentium?’, o sea, «¿Dónde están los príncipes de las naciones?»

La Segunda Guerra Mundial, la más devastadora y con más víctimas en la historia de la humanidad, sobre ochenta millones de muertos, no nos aleccionó. Tampoco el asesinato de cincuenta mil seres humanos (sumados los diecisiete mil haitianos en la matanza de 1937) en la sangrienta tiranía del terror del llamado «Generalísimo» Rafael Trujillo durante casi treinta y un años en la República Dominicana (curiosamente, este nefasto personaje nunca peleó una guerra para ostentar tan rimbombante título). El reconocimiento por la Junta Central Electoral en el 2023 del minúsculo movimiento político, ahora minúsculo partido, de su nieto Luis José Domínguez Trujillo, sin observar la Ley 58-80 de 1962, que prohíbe y establece penas contra las actividades vinculadas con el trujillismo, es un ejemplo. ¿Puede alguien vociferar públicamente «¡Viva Hitler!» en Alemania sin consecuencias penales? 

Todo es muy simple dentro del sistema electoral dominicano: todo partido reconocido que obtenga en las elecciones nacionales ordinarias sobre un 5% de los votos válidos emitidos tendrá un millonario financiamiento anual por la Junta Central Electoral, en pocas palabras, un gran negocio. El robo más inmoral es aquel revestido de legalidad.

Lo grave en este caso es la inobservancia de la ley mencionada y contra la memoria histórica de las víctimas de aquella horrenda tiranía. Luis José Domínguez Trujillo, sin discurso y sin propuestas, que no sea el más elemental ejercicio de demagogia trasnochada, solo exhibe entre sus seguidores, estos, por demás, anacrónicos y desorejados, el apellido de su abuelo criminal: no tienen idea alguna de la naturaleza perversa de una tiranía de ese calibre.

Durante varias décadas se nos ha presentado en artículos, conferencias, documentales, exposiciones, etc., realidades espinosas como el cambio climático, la sobreexplotación de los ecosistemas, las adversidades sociales… y continuamos con las redes donde encontramos estas líneas: «La humanidad continuará su eterno camino hacia la decadencia mientras los medios sigan idealizando la cultura del individuo inútil como héroe de las masas».

Desde que nacemos empezamos la carrera por la vida y en el devenir nos vamos rodeando de un rosario de difuntos, nuestros difuntos. Ello tampoco nos sensibiliza sobre la temporalidad de nuestra existencia terrenal y motivarnos a «dejar el mundo mejor que lo que encontramos al nacer».

En tiempos de marcadas convulsiones sociales surgen nuevos líderes o se reactivan viejos liderazgos. ¿Cómo determinadas circunstancias les beneficia el ascenso al ruedo político y al éxito, en términos electorales? ¿Cuáles son sus peculiares talentos?

El talento (del griego τάλαντον, ‘talanton’ que significa balanza o peso) era una unidad de medida monetaria utilizada en la antigüedad. Tiene su origen en Babilonia pero se usó ampliamente en todo el mar Mediterráneo durante el período helenístico y la época de las guerras púnicas. 

Esta unidad monetaria del mundo antiguo es una de las que más conocidas por su mención en una de las parábolas de Jesús: la parábola de los talentos (Mateo 25:14–30; Lucas 19:11–27). De la interpretación de esta parábola deriva «inteligencia», (capacidad de entender), «aptitud» (capacidad para el desempeño o ejercicio de una ocupación). Era una unidad monetaria que hoy entendemos como sinónimo de capacidad.

Según la interpretación que se hizo de este pasaje bíblico: «Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado» (Mateo 13:12), como una bola de nieve: a mayores recursos se accede a más recursos. 

Marcial, poeta romano, escribió: «A nadie se le dan riquezas; solo a los ricos», y ello nos hace pensar en «El efecto Mateo». No es una interpretación literal de la parábola como que si hubieran asignado capacidades, sino que, las personas deben cultivar sus capacidades, sean muchas o pocas, y parece muy mal no hacer absolutamente nada. A partir de esta interpretación se modificó el significado de la palabra talento y empezó a asociarse no con la moneda sino con las capacidades. Entonces, hay que cultivar las capacidades: al que tiene más, se le dará más. Tendrá la ventaja inicial que le permitirá multiplicar más esas ventajas en un círculo de retroalimentación. Se denomina ventaja acumulativa.

A nivel individual, la herencia, genera una desigualdad de base que a menudo condiciona el éxito posterior. O, si usted estudió en una universidad prestigiosa del primer mundo puede, aunque no necesariamente, tener mejores oportunidades. Decimos «no necesariamente» porque muchos empresarios exitosos, jefes de estado y profesionales destacados, han escalado desde orígenes humildes, con poco o nulo acceso a reconocidas instituciones académicas. Aunque el relato del ‘self made man’, de la persona que se hace a sí misma, en algunos casos hace olvidar justamente algunas ventajas acumulativas. 

Un restaurante con muchos clientes atrae más que otro con menor público. Un video colgado en YouTube con más «vistas» atraerá más seguidores. Lo mismo con el candidato mejor posicionado en las encuestas. Se le conoce con otras dos denominaciones: crecimiento proporcional o apego preferencial. Lo contrario es la desventaja acumulativa donde no hay ventaja inicial ni posteriores. Quien nace en un país pobre es un buen ejemplo. Tiene posiciones menos ventajosas en su formación y oportunidades.

Cuando se combinan estos dos mecanismos tenemos el efecto Mateo absoluto, donde unas personas acumulan más ventajas que otras. Por ejemplo, cuando un préstamo tiene intereses altos se produce un efecto Mateo absoluto: el prestamista enriquece y el que pide el préstamo empobrece.

Pero existe otra posibilidad de que se incremente la brecha: el efecto Mateo relativo. En este caso todos mejoran pero los que tienen más ventajas mejoran mucho más rápido que quienes tienen menos. Es aplicable en la economía, en la ciencia, en la academia, en la política, en las finanzas, en los negocios y el comercio, etc. Un mecanismo similar ocurre con las desventajas acumulativas, cuando hay crisis económicas algunos van perdiendo con mucho mayor velocidad y otros con menos impulso.

Varios autores señalan que la estratificación social que genera el efecto Mateo sería positiva. Por ejemplo, cuando la persona recibe recompensas que son proporcionales a lo que aporta a la sociedad, porque las recompensas maximizan la contribución futura. También que la desigualdad es positiva cuando se basa en el mérito. Plantearon que no todos los cargos en la sociedad tienen la misma importancia y que no todas las personas tienen la misma capacidad; lo mejor es asignar los costos a las personas más capaces, y que si la consecuencia de esto es una estratificación social está bien porque está basada en el mérito.

Una de las múltiples consecuencias negativas es el abuso de poder. Si restringen la posibilidad de ciertos grupos de acceder a cargos de poder, el grupo privilegiado tiene posibilidad de promover su propia ideología o doctrina como natural, racional, o moralmente correcta. También puede promover acciones contrarias a la ley y, de manera similar, los privilegiados pueden incidir más en los ámbitos de poder para que la legislación beneficie sus intereses.

¿Cómo estos liderazgos logran financiar sus campañas dentro de sistemas políticos que demandan copiosos recursos? ¿Crean grupos en sus partidos de nuevos ricos? ¿Cómo mutan de «ejemplos morales» a hábiles empresarios?

Aquí entramos en materia con

Robert Merton y la anomia, quien no utiliza el término (a= <ausencia de> / nomos= <normas>) de manera etimológica, es decir, para describir a una sociedad que no posee norma alguna. Cuando se refiere a la anomia, Merton señala que esta teoría intenta determinar cómo la estructura social y cultural genera una presión que desvía la conducta de individuos situados en diferentes posiciones de la estructura social.

En su ensayo «Estructura social y anomia», Merton menciona varios elementos que componen la estructura social, y destaca dos, que considera fundamentales: Por un lado, las metas culturales son aquellas por las que vale la pena esforzarse, como por ejemplo ser rico, poderoso, culto, etcétera. Quienes alcancen dichas metas recibirán reconocimiento y prestigio.

Por el otro lado, se encuentran las reglas que se emplearán para alcanzar las metas culturales. Las mencionadas reglas toman forma a través de instituciones que se encargan de dirigir las conductas de una sociedad. Si tomamos la meta cultural de ser rico, hay preceptos que establecen que, para alcanzarla, no hay que cometer fraudes, mentir, y/o estafar. Básicamente, serían las formas legítimas para alcanzar las metas culturales.

Lo que Merton denomina anomia social ocurre cuando las metas culturales prevalecen sobre las reglas. Es decir, cuando los grupos sociales aceptan que para conseguir sus metas no importa ir más allá de las reglas. Si se llega a esta situación, se da un estado de anomia social.

Para poner un ejemplo concreto, también con la meta cultural de ser rico, un estado de anomia social se daría cuando algún grupo social considerase adecuado estafar para acumular dinero. En este caso, vemos que la meta cultural (riqueza) es más importante que las conductas prohibidas (estafar). Como adenda compartimos el siguiente enlace: https://www.diariolibre.com/opinion/en-directo/2023/05/31/yo-no-soy-la-corrupcion/2332031

La chispa necesaria es usted. Recordemos que la sociedad es la suma de sus partes. Sea una parte valiosa, útil y necesaria. Sin embargo, esto puede parecer ingenuo. Muy iluso pretender que haya un sensato sentido de propósito colectivo entre impares.

Entonces, por lo menos, reorientarse hacia el futuro. Intentar revivir muertos es anclarnos en el pasado. El muerto, muerto está, y solo un legado de bien engrandece su memoria. Solo entre psicópatas el asesinato podría ser «virtuoso». Proclamar orgullo y admiración hacia un asesino es abominable y desdice de las mentes de aquellos que así piensan y actúan. 

El «ultranacionalista» Trujillo cedió territorio dominicano a Haití: https://www.diariolibre.com/revista/el-dia-que-trujillo-cedio-parte-del-territorio-a-su-aliado-haitiano-FF8777502 El también llamado “Restaurador de la Independencia Financiera”, para saldar la deuda externa que mantenía la República Dominicana con los Estados Unidos creó una deuda interna que luego habría sido honrada con dinero inorgánico: https://hoy.com.do/trujillo-no-pago-la-deuda-publica-en-1947/

Usted elija, en libre albedrío, el lado que más le acomode… sea prudente, que su elección sea buena chispa inspiradora entre sus semejantes. 

Autor del libro socioeconómico La Tríada II en Librería Cuesta.

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