La complicada situación internacional de Israel

Por Manuel Jiménez V.

El entorno internacional se está volviendo cada vez más desafiante para Israel, con un sorprendente giro hacia Palestina en medio de la ofensiva del Estado judío contra el grupo guerrillero Hamás luego de que este, el 7 de octubre de 2023, lanzara un ataque despiadado contra territorio israelí, que provocó la muerte de más de dos mil personas, incluida la brutal matanza de niños y la toma de rehenes.

Las recientes decisiones de Noruega, Irlanda y España de reconocer la existencia de un Estado palestino se producen después de que otros 140 países votaran a favor de que Palestina tenga un asiento permanente en las Naciones Unidas.

Además, la decisión del presidente colombiano Gustavo Prieto de romper relaciones diplomáticas con Tel Aviv y abrir una embajada en territorio palestino aumenta la presión sobre Israel. Estas presiones, incluso de su aliado clave, Estados Unidos, instando a un alto el fuego con Hamás, también incluyen una solicitud del fiscal de la Corte Penal Internacional para emitir órdenes de arresto contra el Primer Ministro Benjamín Netanyahu y los líderes de Hamás por la catastrófica situación en Gaza.

Todo esto ha desatado una crisis diplomática, con Israel retirando a sus embajadores de Colombia, Noruega, Irlanda y España, además de restringir los servicios del consulado español en Jerusalén y advertirles que no ofrezcan servicios a los palestinos, medidas que probablemente empeorarán las relaciones con Madrid.

Sin embargo, es digno de crítica que las decisiones de estos países no vayan acompañadas del reconocimiento de la respuesta inicial de Israel al provocativo ataque de Hamás contra su territorio, que tuvo como resultado unas 2.000 muertes, incluidos niños asesinados y mujeres violadas, así como más de 350 judíos secuestrados. Ante un acto tan atroz, la respuesta de Israel estaba justificada, ya que ningún Estado puede tolerar una acción terrorista de tan gran escala sin defenderse.

Podría considerarse atendible la posición de los críticos de Israel que ven el conflicto desde una óptica más humana, aunque obviamente salpicada de intereses y posiciones políticas, y sostienen que las fuerzas israelíes se han extralimitado en su operación en Gaza, resultando en una catástrofe humanitaria con miles de civiles desplazados y numerosas víctimas inocentes, incluyendo niños. No obstante, es oportuno recordar que estos civiles viven en un territorio gobernado por Hamás.

Hamás es un grupo militante y político palestino que surgió en 1987 durante la Primera Intifada y es conocido por su resistencia armada contra Israel y su objetivo de establecer un estado islámico en Palestina. Hamás gobierna la Franja de Gaza desde 2007, recibe apoyo financiero, militar y logístico principalmente de Irán y otros países y organizaciones islámicas. Muchos países, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, consideran a Hamás como una organización terrorista debido a sus métodos y objetivos.

La dirigencia israelí ha decidido aniquilar a Hamás con la esperanza de traer tranquilidad a la región. Algunos expertos creen, incluso, que la desaparición de Hamás podría facilitar el diálogo entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e Israel para alcanzar un acuerdo duradero.

Apenas la semana pasada, el ministro de Defensa de Israel solicitó públicamente al primer ministro considerar una alternativa palestina para gobernar Gaza una vez eliminado Hamás, que no podría ser otra que la Autoridad Nacional Palestina que gobierna Cisjordania.

Es oportuno recordar aquel acuerdo de paz patrocinado en 2003 por el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, quien reunió al primer ministro israelí de la época, Isaac Rabin, y al líder palestino Yasser Arafat para firmar un acuerdo que pudo haber resultado en el establecimiento de los dos estados.

Este hecho pone de resalto que es posible que representantes palestinos e israelíes accedan al diálogo, obviamente sin la presencia de interlocutores radicales, como es el caso de Hamás.

Si aquella vez ese intento no fructificó se debió a la resistencia interna del lado palestino de grupos radicales que dificultaron la continuidad del diálogo. Hamás tomó el control de Gaza en junio de 2007 tras un conflicto violento con Fatah, la facción dominante de la Autoridad Nacional Palestina. Desde entonces, Gaza ha estado bajo el control de Hamás, mientras que Fatah administra partes de Cisjordania. Esta separación ha complicado aún más el panorama político y ha dificultado los esfuerzos de reconciliación y paz.

El conflicto en Gaza sigue captando la atención mundial debido a sus efectos devastadores sobre el pueblo palestino. Sin embargo, es esencial insistir en que el origen de esta crisis radica en las acciones de Hamás y hasta que no se logre una solución que garantice la estabilidad de la región, la paz duradera seguirá siendo un sueño. La comunidad internacional no debe observar el conflicto desde una óptica interesada y reconocer la complejidad de la situación, trabajando hacia una solución que considere la seguridad y los derechos de  las partes involucradas, en este caso Israel y Palestina.

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