La crisis de confianza en las democracias: un desafío para América Latina
víctor Ito Bisonó
«Las sociedades democráticas atraviesan una crisis de confianza en un mundo convulso», advirtió el rey de España, Felipe VI en su mensaje de Navidad. Esta reflexión es especialmente relevante en América Latina, donde las etiquetas ideológicas son complejas y no reflejan la realidad de cada país.
La región está experimentando un cambio de época, con un giro hacia la derecha en la política.
La victoria de José Antonio Kast en Chile es un ejemplo claro de este cambio, con un discurso centrado en la ley y el orden, la migración controlada y la libertad de empresa.
Kast ha logrado ganar la presidencia con un 58.17% de apoyo, la mayor votación en la historia chilena.
Su triunfo refleja un cambio en la opinión pública chilena, que busca estabilidad y prosperidad.
Pero no es solo Chile, en Argentina, Javier Milei ha ganado la presidencia con un mensaje de libertarianismo económico y conservadurismo social ratificando una victoria en las elecciones congresionales recién pasadas en base a una alianza de experiencia de estadista con el expresidente Macri y el ímpetu de una juventud que exige transformación.
En Bolivia después de décadas, Rodrigo Paz Pereira ha marcado el inicio de la transición post Movimiento Al Socialismo (MAS). En Honduras, dos actores republicanos han ganado el 80% de los votos, propinándole una derrota al oficialismo populista que anuncia a Nasry “Tito” Asfura como Presidente electo. En Ecuador, Ley y Orden fue la promesa de Daniel Noboa, haciendo retroceder al correísmo.
La experiencia dominicana nos ha preparado para esto, con decisiones políticas más allá de la doctrina asumida por los partidos. Es importante reconocer lo que somos y por qué lo somos, sin rigidez ni dogmatismo, con pragmatismo y flexibilidad.
La política dominicana ha estado marcada por la capacidad de adaptarse a los cambios y de encontrar soluciones pragmáticas a los desafíos del país.
En este contexto, es fundamental que los líderes políticos escuchen el llamado de la sociedad y trabajen por un futuro mejor para todos. La región ha hablado, y su mensaje es claro: basta de experimentos fallidos, basta de populismo, basta de encubrimiento a la corrupción.
Queremos seguridad, queremos libertad, queremos prosperidad.
La democracia es un instrumento para el progreso y la justicia, pero requiere de líderes que la sirvan con valores, honestidad y transparencia.
El presidente Luis Abinader ha sido muestra de ello y por eso no solo es el líder más efectivo de la política dominicana, sino también uno de los más prestigiosos en las Américas, admirado por sus pares que ven en él a quien mantiene la gobernabilidad en tiempos tan convulsos.
No hay que inventar la rueda, es saber a quien es que se representa, dando señales que importan: la familia como centro del país, los valores republicanos y su entrega al trabajo, entre muchas otras cosas.
La raya ha sido trazada, y es hora de elegir: de un lado se va el caos y el desorden, por el otro está la democracia, el progreso y la estabilización de las instituciones.
Los ciudadanos han tomado su decisión y la vigencia de quienes aspiren a liderarlos dependerá de si escuchan e interpretan esta clara realidad.
Listín Diario

