La disminución de ataques de tiburones puede deberse a que hay menos

Miami, 6 feb (EFE).- Los 57 ataques no provocados de tiburones a humanos registrados en 2022 son la cifra más baja de la década y ello puede «reflejar la disminución global documentada» de las poblaciones de escualos en el mundo, dijo este lunes la organización científica que se encarga de recopilar estos datos.

En 2020, al año de la pandemia, la cifra fue también de 57, pero el promedio desde 2013 es de 74 ataques al año, indica el informe anual del Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (ISAF, en inglés) de la Universidad de Florida (UF), que está localizada en Gainesville, en el norte de ese estado sureño.

Las muertes por esos ataques también bajaron, de 9 en 2021 a 5 en 2022.

Estados Unidos es el país donde se registraron el año pasado más ataques no provocados de tiburones (43) y Florida el estado con más casos (17) pero solo hubo que lamentar una muerte, la un buceador atacado a finales de año en la playa de Keawakapu, en Maui (Hawai).

Dos de las personas víctimas de los ataques en EE.UU. requirieron amputaciones.

El ISAF mencionó el caso del ataque no provocado de un tiburón a una mujer que buceaba en enero pasado en Dry Tortugas, en los Cayos de Florida, y fue mordida por un tiburón limón (Negaprion brevirostris), un escualo que «rara vez ataca a los humanos».

El término «ataque no provocado» significa que este tipo de agresiones de escualos a personas «tienen lugar en el hábitat natural» de esos animales y sin que exista «provocación humana».

La base de datos del ISAF rastrea los incidentes mundiales con escualos y destaca en su último informe que la mayor parte de estos se registraron en EE.UU. y Australia, este segundo país con 9 casos, además de ataques no provocados en Nueva Zelanda (1), Tailandia (1) y Brasil (1).

Sudáfrica contabilizó dos ataques, ambos mortales, probablemente de tiburones blancos.

Y dos ataques también fatales se produjeron en el Mar Rojo, en Egipto, donde «los encuentros con tiburones se consideran raros».

MENOS TIBURONES, MENOS ATAQUES

En términos generales, la cantidad de tiburones en los océanos del mundo ha disminuido, lo que puede haber «contribuido» a que se produzcan menos ataques, dijo Gavin Naylor, director del Programa de Florida para la Investigación de Tiburones del Museo de Historia Natural de Florida.

Naylor precisó a EFE que «la mitad de las especies de tiburones están en peligro de extinción de una forma u otra, especialmente y sin duda por la sobrepesca», aunque también influye el aumento constante del turismo de playa y las actividades acuáticas y recreativas.

Asimismo, es probable que las muertes por ataques de escualos hayan disminuido porque «algunas áreas han implementado recientemente rigurosos protocolos de seguridad en las playas, especialmente en Australia», apuntó.

Aunque hubo menos mordeduras de escualos el año pasado, el «aumento de incidentes en sitios localizados ha despertado la preocupación de los residentes y funcionarios gubernamentales en algunas áreas», resalta el informe.

Así, Nueva York, especialmente en Long Island, tuvo un récord de ocho mordeduras de escualos en 2022, en un solo mes, confirmadas y documentadas, por «la confluencia de varios elementos hasta convertirse en la tormenta perfecta», apuntó Naylor.

Uno de los factores del incremento de ataques en Long Island podría deberse al hecho, investigado desde 2016, de que los tiburones tigre se han instalado en la bahía de Great South, entre Long Island y Fire Island, donde, al parecer, encuentran un «vivero» y están «mejor protegidos de la depredación que en mar abierto».

Naylor opinó que la mayoría de las mordeduras en Long Island «probablemente se debió a tiburones tigre que fueron atraídos a la zona de ‘surf’ por la afluencia de carnaza».

Otro punto caliente es Hawai, una isla volcánica muy atractiva por sus playas y deportes acuáticos, pero en la que se encuentran grandes tiburones, al igual que en Australia, añadió.

Sin duda, los dos ataques fatales de escualos en el Mar Rojo el pasado 8 de enero fueron los que acapararon más titulares. Los ataques ocurrieron a menos de una milla de distancia (1,6 kilómetros) entre sí y pudieron deberse a un mismo tiburón.

Este tiburón inicialmente «se identificó erróneamente como un marrajo (Isurus oxyrinchus)», pero se cree, por la forma y coloración de las aletas, que pudo haber sido un tiburón tigre (Galeocerdo cuvier).

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