La espiral de violencia con Israel, una rueda que no para en Cisjordania

Yenín/Nablus (Cisjordania), 8 feb (EFE).- De madrugada o en plena noche, fuerzas israelíes irrumpen en campos de refugiados o urbes palestinas de Cisjordania ocupada para hacer arrestos. A veces hay choques con jóvenes o grupos armados locales. Hay disparos, hay muertos, una realidad casi diaria desde 2022 que se agrava este año.

Cisjordania vive una espiral de violencia con Israel que es de las más prolongadas en mucho tiempo. En lo que va de 2023 ha dejado 42 palestinos muertos, una cifra que no se veía desde 2015. Muchos de ellos eran milicianos, y también hay civiles entre las víctimas.

Este círculo de tensión empezó hace casi un año, pero ganó calibre con los meses y derivó en la que es quizás «la peor situación de seguridad» de estos años, remarca a EFE Hagar Shezaf, quien cubre la situación en territorio palestino para el periódico israelí Haaretz.

LA VIOLENCIA SE EXTIENDE

Este lunes, cinco miembros del brazo armado del grupo islamista Hamás fallecieron en enfrentamientos en un campo de refugiados de Jericó. Disparaban contra soldados israelíes que les iban a arrestar después de que atacaran una colonia días antes, en otro incidente que ilustra la dinámica actual.

El Ejército israelí también mató ayer a un palestino de 17 años en una incursión en la ciudad de Nablus, durante un intercambio de disparos mientras las tropas intentaban detener «a sospechosos de actividades terroristas».

Todo ello pone de manifiesto también la expansión de incidentes. Hasta hace poco fueron más bien en el área septentrional cisjordana, pero estos días se extendieron a Jericó y el Valle del Jordán, «la zona más tranquila de Cisjordania», lo que es «una señal de que las cosas no se calman y de que el conflicto prolifera», indica Shezaf.

Analistas palestinos apuntan a EFE que este contexto está cargado por un cóctel de factores: falta de perspectivas, precariedad, un sistema de ocupación y colonización israelí que no parece tener fin o el fallido proyecto de un Estado palestino. Esto alimenta la rueda de un conflicto que seguirá girando sin salida inmediata, agregan.

MILICIAS QUE CRECEN

En varias ciudades de Cisjordania, sobre todo en el norte, nuevas milicias como las Brigadas de Yenín o la Guarida de los Leones de Nablus crecen entre jóvenes depauperados y marcados por la herencia del conflicto, comenta a EFE Mustafa Sheta, director del centro cultural Teatro de la Libertad del campo de refugiados de Yenín.

En esta urbe y Nablus, los dos grandes focos de resistencia armada palestina, las pósteres de combatientes muertos por fuego israelí imperan en las paredes. Para muchos son héroes y referentes.

Más y más jóvenes se enrolan a estos grupos pese a las operaciones israelíes que a veces se saldan con muertos, también de sus líderes. Pero siempre hay quién les reemplaza.

«No tienen nada que perder, aunque pierdan la vida», indica a EFE Tayser Nasrallah, uno de los líderes del partido oficialista Fatah en Nablus, que ve a menudo cómo jóvenes desfilan armados por la urbe o sus campos de refugiados abogando por la lucha armada.

«La falta de garantías para mejorar sus vidas» lleva a muchos a priorizar las armas «sobre otras formas de resistencia», dice Sheta.

A estos se agregan los jóvenes que acaban atacando por su cuenta a israelíes, sin estar vinculados a ningún grupo. Este es el caso de varios hombres que cometieron atentados mortales en Israel en 2022, un ciclo de ataques que disparó las redadas israelíes en territorio palestino.

AMBIENTE TENSIONADO

El 27 de enero un palestino mató también a siete personas en una colonia israelí de Jerusalén Este ocupado, un ataque que elevó más la tensión y fue el más letal contra israelíes en más de una década.

El ambiente venía cargado desde el día anterior: la espiral de violencia se disparó con un operativo militar israelí que se saldó con 10 palestinos muertos y 20 heridos en el campo de refugiados de Yenín y su entorno. Fue la redada más mortífera en Cisjordania en años, y dejó una huella de destrucción que no se veía casi desde la Segunda Intifada (2000-2005), aseguraron residentes locales a EFE.

La morgue del Hospital Gubernamental de Yenín se llenó de cuerpos tras horas de choques de milicianos palestinos y fuerzas israelíes, cuenta a EFE Jiries Khader, jefe de enfermería del centro, que lamenta el coste humano y contra civiles de un operativo que colapsó el hospital.

Según Shezaf, otra elemento que eleva la dureza y la mortalidad de los choques es la proliferación de armas en Cisjordania, más alta que años antes. Se producen de forma artesanal, se obtienen de contrabando desde Jordania o se roban en bases militares israelíes, lo que ha causado «un aumento masivo» en la posesión de armamento.

A ello se suma la asunción del poder del Gobierno de Benjamín Netanyahu. Su coalición incluye a socios de ultraderecha como Itamar Ben Gvir, que instan a la mano dura contra los palestinos y a expandir la colonización sobre territorio ocupado, algo que «no ayuda a reducir la violencia», concluye Shezaf.

Joan Mas Autonell

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