La expansión del Islam en Haití: Una realidad en medio del caos
Santo Domingo, 17 de junio. – En el vecino Haití se han construido hasta la fecha 31 mezquitas, lo que evidencia que la comunidad musulmana continúa ganando terreno en un país sumido en la miseria, la corrupción, violencia y la escasez en la que vive la mayor parte de su población.
La proliferación de estas construcciones, gracias al financiamiento de organizaciones musulmanas en países del Medio Oriente, empezó desde hace dos años a llamar la atención de autoridades locales y estadounidenses ante el temor de eventuales amenazas a la seguridad de la región.
En un informe reciente se destaca la construcción de la nueva mezquita “Madinah Islamic Center”, ubicada en el municipio de Miragoane, en el departamento Nippes al sur de Haití. Este templo musulmán se encuentra avanzado en un 80 % y es construido por organizaciones no gubernamentales musulmanas, según ha informado en sus redes sociales el imán Bilal Al Habashi, presidente del Consejo Nacional de Musulmanes en Haití.
La información publicada por EL DÍA agrega que en los últimos años en el territorio haitiano, específicamente en los departamentos de Sur y Nippes, se ha visualizado cómo el islam ha permeado esa población en todos los estratos sociales, tanto en números de adeptos, construcción de mezquitas y ayuda humanitaria.
Bilal Al Habashi, de nacionalidad haitiana, reveló en un programa radial que desde 2009 hasta la fecha en su país se han instalado múltiples mezquitas musulmanas, de las cuales solo la organización que él dirige ha levantado 18, gracias al apoyo de entidades de Turquía.
Diversos organismos de seguridad de la región han documentado en los últimos años nuevos centros musulmanes en Haití, incluyendo escuelas de Islam similares a las que dieron origen a los talibanes que terminaron controlando Afganistán.
Muchos haitianos que profesan el cristianismo y que ocupan posiciones de liderazgo en sus comunidades han empezado a aceptar el Islam como religión, buscando una mejora en sus condiciones de vida y atraídos inicialmente por las dádivas.
Uno de estos casos es el de la mezquita Masijd Wassila, ubicada en la localidad de Pignon, en el departamento Norte de Haití, donde previamente existía una iglesia cristiana cuyos feligreses aceptaron la nueva religión.
Reportes indican que el Islam comenzó a ganar fuerza en territorio haitiano tras el terremoto de 2010, que dejó muchas personas en la calle, atrayendo agrupaciones de ayuda, incluida Islamic Relief USA, que construyó 200 refugios y una escuela secundaria con 20 aulas.
Entre las organizaciones que promueven la expansión del Islam en Haití están “Life for Relief and Development”, “Muslim Community Center of New York”, “International Human Care and Relief Organization” y “Fondation Salam”.
La mezquita haitiana más cercana a territorio dominicano es la “Shafak Mosquee ar Dessaline”, ubicada en el municipio Marchand Dessaline, del departamento Artibonito. En República Dominicana, la religión del Islam cuenta con escasas conversiones de nuevos creyentes, contando solo con cinco mezquitas.
Imágenes del centro islámico de oración que se construye han sido difundidas por Al Habashi en redes sociales. El Islam es una religión que se caracteriza por respetar cinco pilares fundamentales, como son la profesión de fe, la oración cinco veces al día y el viernes en la mezquita, el ayuno durante el Mes del Ramadán, la peregrinación a La Meca por lo menos una vez en la vida y la limosna. Sin embargo, grupos radicales que han distorsionado el mensaje del Corán han protagonizado actos terroristas contra intereses de Occidente.
En la región del Caribe, el Islam es más conocido en países como Trinidad y Tobago, Surinam y Guyana, los cuales tienen importantes comunidades musulmanas, ya que poseen fuertes raíces de la India e Indonesia.
La expansión del Islam se suma como un ingrediente más a la lista de cosas que generan preocupación a las autoridades dominicanas en el vecino Haití, el cual está de rodillas por el amplio dominio de su territorio por parte de las pandillas y la incontrolable ola de violencia que protagonizan.
Haití aún no supera la muerte de su presidente, Jovenel Moïse, en julio de 2021, y las bandas armadas han asumido el control parcial de su territorio utilizando el secuestro como vía de financiación.
La rama más violenta del fundamentalismo islámico es el yihadismo, que invita a sus seguidores a realizar una guerra santa en contra de los infieles y que ha protagonizado miles de ataques en el Oriente, Europa y Occidente. La situación de Haití, sumada a la expansión del Islam y las actividades de las pandillas, genera una combinación explosiva que mantiene en alerta a las autoridades regionales, preocupadas por la estabilidad y seguridad de la región en su conjunto.