La expiración de la ley HOPE pone en jaque la planta gemela de CODEVI en Haití y los nexos industriales con República Dominicana
Santo Domingo, 2 octubre. – La única industria textil vinculada directamente al modelo de planta gemela entre Haití y República Dominicana —la que opera en el parque industrial CODEVI, en la frontera con Juana Méndez, Dajabón— enfrenta una amenaza existencial con la caducidad de la ley HOPE/HELP, mecanismo clave que durante más de dos décadas permitió exportar sin aranceles hacia Estados Unidos productos confeccionados en Haití.
El empresario dominicano Fernando Capellán, presidente de CODEVI, describió la situación como crítica. Aseguró que desde el Gobierno dominicano, en coordinación con los ministerios de Relaciones Exteriores (MIREX) e Industria, Comercio y Mipymes (MICM), se realizan gestiones diplomáticas en Washington para conseguir una prórroga o renovación de la ley que ha sido vital para la viabilidad del complejo industrial.
Las leyes HOPE (Haitian Hemispheric Opportunity through Partnership Encouragement) y HELP (Haiti Economic Lift Program) fueron creadas con el fin de conceder ventajas comerciales a la industria textil haitiana.
A través de esos programas, las prendas producidas en Haití podían ingresar al mercado estadounidense sin pagar aranceles, siempre que cumplieran ciertos criterios de origen y estándares laborales. Desde su última renovación en 2015, estos esquemas estuvieron vigentes hasta el 30 de septiembre de 2025, cuando expiraron.
Aunque el Congreso estadounidense aún no ha aprobado una extensión formal, proyectos legislativos fueron presentados para extender la vigencia por 10 años. La prolongación de HOPE/HELP es vista por sectores industriales como esencial no solo para Haití, sino también para la región caribeña, debido al efecto dominó que implica en cadenas de suministro, empleo e integración manufacturera.
Ubicada en la zona fronteriza dominico-haitiana, CODEVI opera bajo el modelo de industria gemela con talleres haitianos que ensamblan productos para exportación, utilizando insumos textiles y servicios dominicanos.
Según Capellán, la planta cuenta con miles de empleados y constituye el pilar de la manufactura textil en Haití. Con la expiración de HOPE/HELP, el futuro es incierto.
Capellán mencionó que en este momento Haití sostiene unos 26,000 empleos vinculados directamente al sector textil, cifra que ha venido disminuyendo conforme caía la certidumbre normativa y se deterioraban las condiciones de seguridad, sobre todo en el sur del país. “En el norte no hay problemas de bandas; allá la situación es más estable”, explicó.

El empresario dominicano subrayó que la metodología de operaciones de CODEVI genera efectos multiplicadores: por cada empleo en Haití se crea —o mantiene— uno en República Dominicana, pues los insumos (tejidos, hilos, etiquetas) y los servicios (transporte, logística, operaciones portuarias) son mayoritariamente dominicanos.
En sus palabras: “Los barcos salen por puertos dominicanos, los transportistas son dominicanos, las fábricas de tela, los hilos y las etiquetas proveen servicios desde RD. Los salarios que cobran esos haitianos los utilizan para consumir bienes dominicanos. Se forma un círculo virtuoso siempre que haya empleo en esa zona”.
Para Capellán, afectar la continuidad de HOPE/HELP no solo golpea la planta industrial haitiana, sino que debilita el sistema de integración comercial entre ambas naciones. Destacó que esa interdependencia incluye proveedores dominicanos del sector textil en Barahona, Bonao, Guerra y Santiago, que proveen insumos para la confección en Haití de productos destinados a la exportación.
En las gestiones diplomáticas de Washington, las autoridades dominicanas, en conjunto con CODEVI, confían en que la Casa Blanca apoye la reactivación normativa, argumentando que su suspensión no solo agrava la crisis haitiana, sino que también desarticula una cadena de abastecimiento para el mercado estadounidense. Capellán aseveró que la legislación no tiene oposición en el Congreso, ni del lado demócrata ni del lado republicano.
No obstante, la tramitación se ve complicada por el ambiente legislativo en EE. UU. Con el cierre (o amenaza de cierre) federal y la falta de consenso sobre financiamientos, el debate sobre HOPE/HELP podría retrasarse.
Además, según informes de prensa especializada, los fabricantes han comenzado a recibir señales contradictorias del Capitolio: aunque reconocen el valor estratégico del programa y aseguran que no existe oposición explícita, no hay claridad sobre cuándo ni cómo procederán con la renovación.
El impacto potencial de no renovar HOPE/HELP se perfila como dramático. En el plano haitiano, el sector textil representa el 90 % de las exportaciones del país. La caída en la actividad textil no solo implicaría pérdidas masivas de empleo, sino que podría exacerbar la pobreza, elevar las tensiones sociales, estimular la migración irregular hacia RD o hacia otros destinos, e impulsar el reclutamiento de jóvenes por parte de bandas.
En República Dominicana, la interconexión con la industria textil haitiana hace prever efectos en la demanda de insumos, el empleo indirecto en el transporte fronterizo, la actividad portuaria y la cadena de servicios vinculados. La pérdida de esa actividad industrial transfronteriza mermaría el dinamismo comercial binacional.
Diversos sectores industriales y asociaciones comerciales en EE. UU. han reaccionado con preocupación al vencimiento del programa. La American Apparel & Footwear Association (AAFA) emitió un comunicado expresando decepción ante el vencimiento y urgió al Congreso para que actúe rápidamente con una extensión retroactiva.
Entre los proyectos presentados en el Capitolio figura el “HOPE for Haitian Prosperity Act” (H.R. 5035), que propone la extensión de los beneficios comerciales hasta 2035, además de añadir elementos de fortalecimiento a estándares laborales y apoyo técnico. Asimismo, el congresista Greg Murphy presentó en 2025 la “HELP Extension Act”, con similar intención de extender los incentivos por una década.
Aunque la urgencia se centra en la renovación normativa, la continuidad del programa HOPE II exige que los productores cumplan estándares laborales mínimos y participen en mecanismos de monitoreo (TAICNAR) y auditoría administrativa. En 2025, el financiamiento del programa Better Work Haiti, administrado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con apoyo del Departamento de Trabajo de EE. UU., fue reducido, lo que limita su capacidad de supervisión y apoyo.
Según el informe oficial más reciente, la inseguridad, la agitación política y la debilidad institucional han interferido en la actuación de las autoridades encargadas del cumplimiento laboral, así como en la capacidad de control sobre fábricas. Dentro del período reportado, se ha observado una reducción del número de fábricas integradas al sistema de auditoría y de trabajadores activos. En un solo año, el sector perdió aproximadamente 15,000 empleos.
Si el Congreso estadounidense no consigue aprobar una extensión antes de que concluya el año, la expectativa es sombría: el complejo CODEVI podría enfrentar una reducción drástica de operaciones o incluso paralizarse. Con ello desaparecerían decenas de miles de empleos en Haití y un efecto dominó negativo sobre empresas dominicanas proveedoras.
Los actores vinculados —el Gobierno dominicano, CODEVI, cámaras industriales y aliados internacionales— trabajan en paralelo en la propuesta de un plan de contingencia, pero reconocen que el punto de inflexión se encuentra en Washington: la voluntad política de renovar HOPE/HELP, o al menos tramitarla en una resolución continua que garantice estabilidad hasta que surja un nuevo acuerdo.
Para Haití, la pérdida del respiro económico que representaba HOPE/HELP podría representar un duro golpe a su tejido industrial aún débil. Para República Dominicana, la paralización de su planta gemela y la contracción de la integración productiva fronteriza marcarían un retroceso para el desarrollo regional compartido.