La guerra

Por FRANKLIN BÁEZ BRUGAL 

Rusia invadió Ucrania, nada sorprendente ni novedoso, la historia nos enseña que las grandes potencias abusando de su poder, han hecho lo mismo en múltiples ocasiones esgrimiendo argumentos diversos, unas veces verdaderos y otros falsos para justificar sus inaceptables acciones. Sin ir muy lejos, recordemos que nuestro país fue dos veces invadido y ocupado por fuerzas norteamericanas, que llegaron cuando quisieron y se fueron cuando les dio la gana.

Este injustificable ataque que sufre Ucrania, se inició realmente con la toma de Crimea en el año 2014, acción Rusa que en el momento que se produjo no provocó las reacciones que se observan en este momento aunque hay que reconocer que este hecho fue poco violento.

Esta invasión ordenada por Vladimir Putin en contra de la mencionada Nación y el desafío lanzado con esta acción a las Naciones Unidas y a la OTAN, confirman que los organismos y disposiciones establecidos después de terminada la Segunda Guerra Mundial ya no funcionan y que los centros de poder no son los mismos que existían cuando se determinó aquel orden mundial.

La terminación de la guerra fría y el descalabro de la Unión Soviética, presagiaban un mundo unipolar en donde los Estados Unidos sería la potencia dominante por mucho tiempo, pero esa ilusión duró poco.

China que venía consolidándose como potencia económica y tecnológica desde que estableció su régimen de apertura y control político, logró posicionarse como un competidor global, con un sector industrial cada vez más diversificado y eficiente, un enorme mercado interno y unas poderosas y temibles fuerzas armadas, que obligan a tomarlo en cuenta para cualquier decisión que altere el equilibrio de fuerzas existentes.

Rusia que a partir del año 1991, cuando se inició el proceso de desintegración de la URSS, pasó momentos muy difíciles en donde la pobreza y el hambre afectaron gran parte de su población y su influencia política internacional prácticamente desapareció. Después de tener varios gobiernos, a partir del 1999, encontró en Putin el dirigente con las condiciones necesarias y la falta de escrúpulos que se requerían para restaurar el orden interno, aliarse y darle su apoyo a un poderoso grupo económico, e iniciar el proceso de rescate del orgullo ruso que se encontraba por los suelos.  Todo esto en combinación con un control de la disidencia política y un fuerte estado policial que coarta las libertades públicas. Es justo reconocer que Rusia progresó económicamente y que la pobreza extrema y el hambre generalizada que existía prácticamente desaparecieron. Concomitantemente con esto el proceso de rearme y del fortalecimiento de su arsenal nuclear fueron una prioridad para Putin, quien convirtió a su país en toda una potencia bélica. También es necesario señalar que Rusia posee importantes reservas de gas y petróleo, productos vitales para algunos países europeos.

Otros factores a tomar en cuenta, son la pérdida de poder militar de los países europeos, los cuales dependen en gran medida en esta materia de los Estados Unidos; así como la capacidad nuclear que hoy poseen otras naciones.

Mientras se le aplican las sanciones a Putin y sus socios, que esperamos le hagan cambiar su agresiva actitud, es necesario tomar en cuenta esta nueva realidad que hemos esbozado y repensar en las instituciones que se tienen hoy y planificar la creación de nuevas organizaciones que realmente garanticen la paz y la convivencia pacífica a nivel mundial, llevando tranquilidad a todos los que habitamos este planeta.

Mientras tanto, las repercusiones de esta guerra para la República Dominicana, que se encuentra tan lejos del teatro de los hechos, serán fuertes con consecuencias impredecibles para su economía y, por su magnitud, podrían cambiar de repente el panorama político que hoy tenemos

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