La importancia de ese homenaje

Rafael Chaljub Mejìa

El homenaje que se le hará a Maximiliano Gómez el 22 de mayo próximo reviste una importancia más allá del cumplimiento del deber de rendir tributo a un joven revolucionario de condiciones sobresalientes como lo fue él.

Esto así, porque con esa actividad se contribuye a impedir que la generación actual se olvide de las tradiciones y de las mejores referencias históricas del pasado revolucionario.

Ningún proceso puede alcanzar el triunfo ni cristalizar sus objetivos si sus participantes se separan de las raíces originales, la tradición de lucha y los referentes que les preceden en el tiempo.

Cada vez que escribo sobre esto no puedo dejar de resaltar el ejemplo brillante de Fidel y los demás líderes de la revolución cubana, por el sentido de continuidad histórica que le han dado a su lucha. Hablan de una sola revolución que arranca desde los tiempos de Carlos Manuel Céspedes, la guerra de independencia, Martí, Maceo y Máximo Gómez.

Ha sido tal la continuidad, que el fundador del primer partido comunista en ese país lo fue Carlos Baliño, compañero de Martí en la dirección del Partido Revolucionario Cubano.

La Central de Trabajadores Cubanos la CTC de hoy, es la misma que se fundó por allá por los años veinte del siglo pasado. En ese sentido de apego a la tradición revolucionaria se ha educado al pueblo cubano, como hizo Chávez en Venezuela con la figura del Libertador Simón Bolívar.

Se trata de una labor de educación en el sentido correcto de la historia y en la necesidad de ser leales y recoger el legado de los grandes luchadores y las grandes hazañas de los combatientes de las generaciones antecedentes. Por ahí debe ir el rumbo.

No se organiza un pueblo como se funda un campamento, le advirtió el Apóstol a su compañero Máximo Gómez. De educación se trata, al compás de la lucha.

El homenaje a Maximiliano Gómez tiene ese valor educativo y así hay que valorarlo, pensando especialmente en nuestra juventud, en parte de la cual y bajo el influjo de algunos antivalores de los nuevos tiempos, crece la tendencia al desarraigo y la pérdida de la memoria histórica.

Recordar jóvenes brillantes, ejemplos de entrega sin reservas a un ideal noble, ajenos a la ambición personal y prestos a los mayores sacrificios, es educar y estimular a la juventud de hoy a no perder de vista esos ejemplos y siempre tomarlos como valiosas referencias.

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