La Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado

Por: Luis Fernández

Desde el año 1914 la Iglesia Católica celebra el último domingo de septiembre la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, un día creado para expresar la preocupación de la iglesia por las personas vulnerables en movimiento que cruzan mares y desiertos, rezar por ellos mientras enfrentan muchos desafíos; y para sensibilizar sobre las oportunidades que ofrecen las migraciones.

Los miles de  migrantes que cruzan el Mediterráneo en embarcaciones sencillas o botes caseros  arriesgando su vida, desde el norte de África y Oriente Medio han sido objeto de un intenso debate en toda Europa durante la última década, estas personas, que están cruzando mares y desiertos para encontrar un lugar donde puedan vivir en paz y seguridad, a menudo se encuentran con quienes trabajan sistemáticamente y con todos los medios a su alcance para rechazarlos.

La situación de estos migrantes es sumamente grave y delicada ya que según datos de la Organización Internacional para las Migraciones OIM, más de 30.000 migrantes han desaparecido cruzando el Mediterráneo desde 2014 a la fecha, los datos revelados por la OIM convierten al Mediterráneo en un cementerio para mujeres, niños y hombres —en su mayoría provenientes de África subsahariana, Oriente Medio y Asia Central—. Sus aguas se han vuelto el cruce migratorio más letal.

Asimismo, en Italia, un barco de rescate operado por la organización benéfica Médicos Sin Fronteras recibió el lunes una orden de detención de 60 días. Las autoridades afirmaron que el buque, que había realizado varias operaciones de rescate el 23 de agosto, no comunicó correctamente sus movimientos. Médicos Sin Fronteras refutó esas afirmaciones. «Hemos sido sancionados simplemente por cumplir con nuestro deber legal de salvar vidas», afirmó en un comunicado.

El papa Francisco al referirse a la situación de los migrantes pidió ampliar las rutas de acceso para los migrantes y una «gobernanza global de la migración basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad». El Papa dijo que la cuestión no se resolvería mediante la «militarización de las fronteras» y condenó enérgicamente el trato que reciben los migrantes que cruzan el mar Mediterráneo para entrar en Europa y dijo que es un «pecado grave», no ofrecer ayuda a las embarcaciones de migrantes.

Agregando que cuando esto “se hace con conciencia y responsabilidad, es un pecado grave», durante sus 11 años de papado Francisco ha hablado con frecuencia sobre el trato a los migrantes y esta 110 jornada mundial del migrante y el refugiado que se celebrara en septiembre del 2024, no es la excepción ya que en su mensaje titulado, Dios camina con su pueblo, nos dice que, “el encuentro con el migrante, como con cada hermano y hermana necesitados, «es también un encuentro con Cristo. Nos lo dijo Él mismo. Es Él quien llama a nuestra puerta hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo y encarcelado, pidiendo que lo encontremos y ayudemos»

El papa Francisco también nos recuerda que los “conflictos, desastres naturales, o más sencillamente la imposibilidad de vivir una vida digna y próspera en la propia tierra de origen obligan a millones de personas a partir”, agregando que, “algunas de las causas más visibles de la migración forzada contemporánea: las persecuciones, las guerras, los fenómenos atmosféricos y la miseria, los migrantes escapan debido a la pobreza, al miedo y a la desesperación”.

En su mensaje a la 109 jornada mundial del migrante y del refugiado celebrada el pasado año 2023 el papa manifestó lo siguiente, “Para eliminar estas causas y acabar finalmente con las migraciones forzadas es necesario el trabajo común de todos, cada uno de acuerdo a sus propias responsabilidades”, Insistiendo también en la urgencia “por detener la carrera de armamentos, el colonialismo económico, la usurpación de los recursos ajenos, la devastación de nuestra casa común”.

“Para que la migración sea una decisión realmente libre – señala Francisco en el mensaje-, es necesario esforzarse por garantizar a todos una participación equitativa en el bien común, el respeto de los derechos fundamentales y el acceso al desarrollo humano integral. Sólo así se podrá ofrecer a cada uno la posibilidad de vivir dignamente y realizarse personalmente y como familia”.

En el mensaje papal dirigido a la 110 jornada mundial del migrante, a celebrarse en Septiembre de este 2024, la máxima autoridad de la iglesia católica nos dice, ‘las dos imágenes ―la del éxodo bíblico y la de los migrantes― guardan ciertas similitudes. Al igual que el pueblo de Israel en tiempos de Moisés, los migrantes huyen a menudo de situaciones de opresión y abusos, de inseguridad y discriminación, de falta de proyectos de desarrollo”.

“Y así como los hebreos en el desierto, también los emigrantes encuentran muchos obstáculos en su camino: son probados por la sed y el hambre; se agotan por el trabajo y la enfermedad; se ven tentados por la desesperación, finalmente nos dice el santo padre, Queridos hermanos y hermanas, en esta Jornada dedicada a los migrantes y refugiados, unámonos en oración por todos aquellos que han tenido que abandonar su tierra en busca de condiciones de vida dignas. Sintámonos en camino junto con ellos, hagamos juntos “sínodo” y encomendémoslos a todos”.

Los flujos migratorios hoy en día son realmente muy complejos y se necesita una cabeza muy fría y equilibrada, para analizar y entender la dinámica de estos desplazamientos humanos, libre de los discursos de odio, situaciones de opresión y abusos, inseguridad, violencia, discriminación y muerte, que amenazan a los miles de migrantes y refugiados, que abandonan su tierra y sus hogares en busca de condiciones de vida dignas para él y sus familias

La movilidad humana constituye una de las temáticas que actualmente revelan mayor interés en el mundo y los grandes flujos migratorios forzados o no son una gran preocupación para una gran parte de la humanidad, por lo que estas jornadas mundiales de los migrantes y refugiados organizados por la iglesia católica, son un importante aporte al respeto de los derechos humanos  y a la puesta en práctica de una política migratoria transparente, honesta, con amplitud de miras y al servicio de todos, especialmente de los migrantes más vulnerables.

Luis Fernández

Político, Escritor y comunicador

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