La mala nueva del crecimiento económico dominicano en 2023

Juan Temístocles Montás

El Banco Central de la República Dominicana presentó a principio de esta semana los resultados de la economía en término del crecimiento económico y la inflación durante el año 2023. Preocupante resulta el bajo nivel de crecimiento logrado el año pasado con respecto a la media de las últimas décadas.

Está sólidamente documentado que un alto nivel de crecimiento económico es la base para superar la pobreza y mejorar los niveles de vida; y ha de ser sostenido e inclusivo. Que sus beneficios lleguen a todos.

Un crecimiento económico alto y sostenido contribuye a la estabilidad social al reducir las tensiones y conflictos que pueden surgir debido a la escasez de recursos. Además, no es posible lograr prosperidad sin un buen nivel de crecimiento económico. Aumentar la prosperidad es fundamental para fortalecer las instituciones gubernamentales, fomentando la estabilidad política y la confianza en el sistema.

El crecimiento económico desempeña un papel crucial en el desarrollo de los países. China es el mejor ejemplo de ese señalamiento. Entre 1980 y 2023, la economía de China creció a una tasa promedio de 9% lo que significa que ese país logró duplicar su Producto Interno Bruto aproximadamente cada 8 años. Eso explica por qué China se transformó en la segunda economía del mundo en dólares corrientes, y en la primera en paridad de poder adquisitivo, en tan corto tiempo. También explica por qué logró sacar de la pobreza extrema a casi 800 millones de personas en los últimos 40 años.

Algo parecido ha ocurrido con la India, país que en los últimos 43 años ha crecido a una tasa promedio anual del 6.1%, duplicando su PIB cada 11 años, lo que ha convertido a ese país en la tercera economía mundial en paridad de poder adquisitivo. Según el PNUD la India logró reducir la pobreza multidimensional en 415 millones de personas en sólo 15 años, entre 2005 y 2021.

Conviene reiterar que la rapidez con que China y la India lograron convertirse en grandes economías se debió a sus altos niveles de crecimiento. No hubiese sido así si en vez de crecer al 9%, el caso de China, lo hubiese hecho al 3%. En este caso, en vez de duplicar su PIB en 8 años, lo hubiese hecho en 23 años, tal y como se desprende de la regla del 70 que nos indica que cuando un país tiene una tasa de crecimiento en su PIB de X% anual toma 70/X años duplicar el PIB.

La importancia del crecimiento económico también se aprecia en la República Dominicana, país que en los últimos 32 años creció a una tasa promedio anual de 5.1%, lo que permitió que el país duplicara su PIB cada 14 años. Este comportamiento permitió una gran transformación económica, social y en infraestructura, ampliamente reconocida a nivel internacional.

Los señalamientos anteriores tienen como propósito de llamar la atención sobre las implicaciones del bajo crecimiento económico de la República Dominicana el año pasado (2.4%), el más bajo registrado en el periodo 2004-2023; esto, si exceptuamos 2009 y 2020, los años de la crisis económica mundial y de la pandemia del COVID, respectivamente.

Por años, República Dominicana ha ocupado uno de los primeros lugares entre los países de América Latina en función del ritmo de crecimiento económico. Esto se perdió en 2023, pasando a ocupar el décimo lugar entre los países de la región latinoamericana.

Para que se entienda por qué el crecimiento del año 2023 es preocupante, debe indicarse que, de mantenerse un comportamiento así, duplicar el PIB dominicano tomaría 30 años; atenuándose la generación de empleos, y con efectos directos en la reducción de la pobreza. Además, con bajas tasas de crecimiento, el país dispondría de menos recursos para invertir en educación, salud, infraestructura y vivienda, impactando negativamente la calidad de vida de su población.

Con un crecimiento económico reducido, los ingresos fiscales tenderían a caer, achicando la capacidad del Estado de financiar programas sociales, infraestructura y otros proyectos que promueven el desarrollo a largo plazo.

Un crecimiento en 2023 por mitad de la media histórica, sin crisis de por medio, no es buena noticia; es mala nueva. Ojalá sea cosa pasajera.

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