La no intervención en los asuntos internos
Por: LUIS FERNÁNDEZ
cada vez más se están produciendo en América Latina casos de intentos de algunos países, ciertas personalidades de la derecha y sus aliados extranjeros de inmiscuirse en los asuntos internos de otros, fundamentalmente contra gobiernos progresistas, esta situación viene de lejos y constituye un atentado a la estabilidad y la paz de los pueblos de América Latina y el Caribe.
Las actitudes injerencistas muy bien dirigidas no cesan, existen muchos ejemplos de ello, Honduras, México, Cuba, Venezuela, Nicaragua para solo citar algunos casos, en estos y otros que no hemos mencionado, ciertas potencias extranjeras utilizando a la derecha de la región, intentan de forma grosera y abusiva intervenir en los asuntos internos de los países, tratando de socavar su soberanía nacional.
El fin de estas conspiraciones contra los pueblos y sus fuerzas progresistas, es imponer mediante maniobras perversas gobiernos serviles y neoliberales, que sirvan a sus intereses, impidiendo que los pueblos puedan decidir su destino político, tomando las decisiones más convenientes para su futuro, sin la intervención y el control de fuerzas extrañas a la región.
estas acciones desconocen principios y prácticas del derecho internacional, que promueven el respeto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos, la no intervención, La Paz universal, la convivencia pacífica, y la prohibición del uso de la fuerza en las relaciones internacionales, la inobservancia de estos preceptos está provocando un grave colapso del derecho internacional.
La no injerencia y no intervención en los asuntos internos de una nación, es un principio sacrosanto en América Latina. Una vez conseguida su independencia, los estados latinoamericanos se comprometieron a no interferir en los asuntos internos de otros países, defendiendo los principios de soberanía y no intervención, penosamente, esto ha dejado de ser importante para algunos países.
Este principio del derecho internacional, está consagrado por las Naciones Unidas en múltiples resoluciones y es una pieza fundamental del sistema interamericano, consagrado oficialmente en 1948 en la carta de la OEA, donde se ratifica que los Estados no pueden intervenir de forma alguna en los asuntos de otros Estados, evitando así́ la intervención militar y la influencia en cuestiones políticas y económicas.
El respeto a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos va ligado muy estrechamente a la dignidad de los pueblos de América, lo que hace que en los latinoamericanos se mantenga en alto este principio, ahora que se hace necesario enfrentar con decisión, los pasos de países que quieren seguir realizando acciones perversas para justificar intervenciones en la región.
Esa dignidad latinoamericana es la que debe impulsar que todos los estados reconozcan el principio de no injerencia en los asuntos internos y trabajen juntos para fomentar el diálogo y la cooperación constructiva en lugar de alimentar divisiones estériles cargadas de odio e intolerancia, que en nada contribuyen a la estabilidad y la convivencia pacífica entre las naciones latinoamericanas y caribeñas.
La soberanía nacional es un pilar histórico en la diplomacia latinoamericana, por lo que las confrontaciones sin sentido entre naciones hermanas deben ser sustituidos por la resolución pacífica de las disputas y el rechazo al uso de la fuerza, lo que provocará una mayor estabilidad política y social en la región, base fundamental para lograr avanzar en la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
La unidad de América Latina hay que lograrla saltando muchos obstáculos que se presentan, como el de entender que cada pueblo tiene derecho a elegir su destino libremente y sin ninguna intervención y todos debemos respetar ese derecho, cada país es soberano para darse el gobierno que entiendan sus ciudadanos y nadie tiene la facultad de violar esa decisión.
América Latina es muy diversa políticamente, actualmente la región tiene muchos problemas económicos, políticos, sociales y auge de la delincuencia y la corrupción, lo que produce innumerables desafíos para la gobernabilidad y una gran preocupación por que una parte de los gobiernos de la región no le dan la importancia debida a las intervenciones o violaciones a su soberanía.
La Libre autodeterminación de los pueblos, la no intervención en sus asuntos internos, la protección y promoción de reconocidos valores regionales, son asuntos fundamentales que deben ocupar la atención de los pueblos latinoamericanos, donde ya comienzan a oírse voces que rechazan con firmeza la intromisión directa o indirectamente, en los asuntos internos de los países de América Latina.
Luis Fernández
Político, Escritor y comunicador
Santo Domingo R.D.