La política: más arte que ciencia
Sergio Sarita Valdez
Son innumerables las veces que tuve la dicha de escuchar a Juan Bosch, expresidente constitucional de la República Dominicana, repetir en diversos escenarios la siguiente frase: “La política es una ciencia y un arte”. Esa expresión la dejó estampada al inicio del capítulo catorce de su libro “El PLD un partido nuevo en América” cuya primera edición vio la luz en 1989. La gran capacidad narrativa y facilidad comunicacional oral y escrita del maestro del cuento y de la política dominicana, fundador de dos grandes partidos y probablemente de un tercero, de haber vivido más allá del 2020, lo convierten en un ícono histórico criollo de la comunicación popular. Recuerdo que, durante un mitin en Altamira, municipio natal de quien escribe, le explicó a los altamiranos, utilizando un simple ejemplo, las complicadas leyes de economía, propias de expertos en la materia. Pedía, señalando a un hombre corpulento presente en la concentración, que este amigo lo encerraran en un almacén bajo llave, vestido con solamente un pantalón y sin un centavo en el bolsillo. Dentro del establecimiento habría abundante alimento, agua, jabón, ropa, utensilios de cocina, e incluso una botellita de ron. A las dos semanas quitaban los candados y abrían las puertas. ¿A quién hallarían allí? La multitud respondió: Un hombre gordo, bien vestido, y hasta contento.
Más adelante, pidió a la audiencia que imaginaran al mismo individuo, bien vestido, con mil pesos en su poder, encerrado bajo llave durante 15 días en el mismo almacén, pero esta vez completamente vacío. Al abrir el local, ¿Qué encontrarán? De inmediato respondieron ¡Un hombre muerto pudriéndose! De ahí pasó a concluir que un pueblo es rico si produce lo necesario para su consumo y para vender en el exterior. Bosch acudía a su dominio del arte literario del cuento para conseguir un objetivo político.
Juan Pablo Duarte, fundador de la nación dominicana utilizaba el teatro para difundir sus ideas patrióticas. Así lo testimonia su hermana Rosa Duarte en sus apuntes. He aquí un ejemplo: Año 40. “Algunos del pueblo se aplicaban a oír y algunas veces aplaudían con entusiasmo. Deseando crear espíritu público formaron una Sociedad Dramática. Las piezas que se ponían en escena iban ilustrando al pueblo que cada día comprendía más y más sus deberes para con la patria; y llegó su entusiasmo por la libertad al extremo que representando a Bruto se oyó gritar en el patio y en algunos palcos: ¡Haití como Roma!
La anecdótica es otra herramienta literaria utilizada para derivar ventajas políticas en determinadas situaciones.
Veamos lo que describa Luis Carandell en su obra “Las anécdotas de la política” bajo el título de El perro de Alcibíades. Enuncia la narrativa: “El general ateniense Alcibíades, nieto de Pericles, se había comprado un perro y un día le cortó el rabo. La gente condenó este proceder y empezó a criticar al general. Los amigos de Alcibíades le reprocharon su acción, diciéndole que no tenía necesidad de ponerse en boca de la gente por una razón tan poco importante. El general contestó riendo: Eso es lo que yo me proponía. Mientras los atenienses se entretengan con el rabo del perro, me dejarán en paz y no harán averiguaciones sobre otras acciones mías”.
Fuente el Hoy