La red y el silencio
Carmen Imbert Brugal
El hombre miraba de frente. Exquisito en sus maneras, ameno conversador, cosmopolita, obsequioso. Muchos se desvivían por mantener su afecto y otros competían para lograrlo.
Durante décadas, Manuel Rocha mantuvo su secreto. Engañó a Washington y a los estados donde se desempeñó como diplomático, antes de convertirse en presidente de la empresa minera Barrick Gold en el país.
El disimulo constante es tema para especialistas, espías como Rocha consiguen burlar las leyes de la conducta humana lejos de la catarsis en el diván.
El glamur de esos personajes -que siguen existiendo en el planeta- es difícil de igualar por los agentes del narcotráfico que deambulan en el territorio. Desde la manera algo chabacana de influir en los partidos políticos para conseguir curules, regidurías, alcaldías, decretos justificativos y encubridores hasta el desparpajo para exhibir bienes de difuso origen, la presunción de inocencia se revierte, aunque se imponga su preservación.
En los municipios y parajes, el rumor público sabe y comenta del mismo modo que disfruta el despliegue de papeletas y la proliferación de negocios destinados a lavar los beneficios del crimen. En las grandes ciudades la aceptación es proporcional a la inclusión, sin esfuerzo, en círculos sociales antes destinados al rancio abolengo o a las personas cuyas fortunas fueron construidas con el trabajo de varias generaciones. Es un ná e ná conveniente y apreciable porque subyace un aval desde el poder que no puede rechazarse. “Háblate con fulano” es señal inequívoca de aceptación hasta que la DEA realice el trabajo y mortifique.
Las campañas electorales sirven para respaldos espurios y espléndidos. Desde las atalayas auto proclamadas inmaculadas, exculpan los múltiples contactos con amistades peligrosas y esas visitas frecuentes a mansiones provincianas buscando apoyo.
Ninguno de los dirigentes de los partidos criollos puede alegar ignorancia. El fingimiento ayuda, pero el desconocimiento no es excusa.
El PRM no pudo percatarse del talante de algunos de sus miembros, ha necesitado la intervención de EUA para la convicción. Las diligencias prometidas por la presidencia del partido, antes de las elecciones del 2024, parece que se suspendieron o la solicitud no llegó. Memorable aquella declaración en procura de la transparencia: “Enviamos los listados a organismos internacionales y a embajadas, para conocer si en territorios distintos al nuestro pudiera algunos de ellos tener cuentas pendientes con la justicia. El narcotráfico, por ejemplo, es un mal transnacional”.
Continuarán las proclamas de pureza. La reiteración de la responsabilidad personal vuelve como argumento para enfrentar el caso del regidor y el general. Sin embargo, una circunstancia agravante tiñe los avatares de la red de narcotráfico que operaba desde Puerto Plata– conforme a documentos publicados por el Listín Diario- y es la indiferencia de los celosos vigilantes de nuestras costas.
¿Cómo pudo operar esa red durante tanto tiempo sin apercibimiento del equipo comandado por el zar antidrogas? ¿Dónde almacenaban, cómo embarcaban sin que nadie sospechara?
Parece que lo que pasó en el resort se quedará en el resort. O, como dice el vicepresidente del Concejo de Regidores del Ayuntamiento: “Todo ha sido una simple publicación, tienen que llegar las informaciones al país”.
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