La resistencia de Harvard ante Trump es ‘de trascendental importancia’
Por Elisabeth Bumiller
The New York Times
Reportando desde Washington
La Universidad de Harvard es 140 años más antigua que Estados Unidos, tiene una dotación financiera superior al PIB de casi 100 países y ha formado a ocho presidentes estadounidenses. Entonces, si una institución fuera a enfrentarse a la guerra del gobierno de Donald Trump contra el mundo académico, Harvard sería la primera de la lista.
El lunes, Harvard lo hizo enérgicamente y de un modo que animó a otras universidades de todo el país temerosas de la ira del presidente, al rechazar las exigencias del gobierno de Trump en materia de contratación, admisiones y currícula. Algunos comentaristas llegaron a decir que la decisión de Harvard facultaría a los bufetes de abogados, los tribunales, los medios de comunicación y otros objetivos de la Casa Blanca para también contraatacar.
“Esto es de trascendental importancia”, dijo J. Michael Luttig, un destacado exjuez del tribunal federal de apelaciones, venerado por muchos conservadores. “Este debería ser el punto de inflexión en la ofensiva del presidente contra las instituciones estadounidenses”.
Michael S. Roth, quien es presidente de la Universidad de Wesleyan y un crítico poco habitual de la Casa Blanca entre los gestores universitarios, celebró la decisión de Harvard. “Lo que ocurre cuando las instituciones se extralimitan es que cambian de rumbo cuando encuentran resistencia”, dijo. “Es como cuando a un abusador se le para en seco”.

Pocas horas después de la decisión de Harvard, los funcionarios federales dijeron que congelarían 2200 millones de dólares en subvenciones plurianuales a la universidad, junto con un contrato de 60 millones de dólares.
Se trata de una fracción de los 9000 millones de dólares de financiación federal que recibe Harvard, de los que 7000 millones se destinan a los 11 hospitales afiliados a la universidad en Boston y Cambridge, Massachusetts, entre ellos el Massachusetts General, el Hospital Infantil de Boston y el Instituto Oncológico Dana-Farber. Los 2000 millones restantes se destinan a becas de investigación directamente para Harvard, entre otras cosas para la exploración espacial, la diabetes, el cáncer, la enfermedad de Alzheimer y la tuberculosis.
No quedaba claro de inmediato a qué programas afectaría la congelación de la financiación.
Harvard, la universidad más rica y antigua del país, es el objeto más destacado de la campaña del gobierno para purgar la ideología woke de los campus universitarios estadounidenses. Las exigencias del gobierno incluyen compartir sus datos de contratación con el gobierno y contratar a una entidad externa para garantizar que cada departamento académico sea “diverso en cuanto a puntos de vista”.
La Universidad de Columbia, que se enfrentaba a una pérdida de 400 millones de dólares de financiación federal, aceptó el mes pasado importantes concesiones exigidas por el gobierno, entre ellas que instalara una nueva supervisión de su Departamento de Estudios sobre Oriente Medio, Asia Meridional y África.
Personas de pie en una plataforma elevada hablando y sosteniendo carteles.
Profesores de la Universidad de Columbia en una concentración el lunes contra los recortes de la financiación federal. La universidad aceptó el mes pasado importantes concesiones que exigía el gobierno de TrumpCredit…Graham Dickie/The New York Times
En una carta enviada el lunes, el rector de Harvard, Alan Garber, se negó a renunciar. “Ni Harvard ni ninguna otra universidad privada pueden permitir que el gobierno federal se apodere de ellas”, escribió.
La lucha del gobierno con Harvard, que tenía una dotación de 53.200 millones de dólares en 2024, es una lucha que el presidente Trump y Stephen Miller, un poderoso asesor de la Casa Blanca, quieren tener. En el esfuerzo del gobierno por romper lo que considera el control del liberalismo sobre la educación superior, Harvard es una pieza importante. Una batalla judicial de alto nivel daría a la Casa Blanca una plataforma para seguir argumentando que la izquierda se ha convertido en sinónimo de antisemitismo, elitismo y supresión de la libertad de expresión.
Steven Pinker, destacado psicólogo de Harvard que también es presidente del Consejo de Libertad Académica de Harvard, afirmó el lunes que era “verdaderamente orwelliano” y contradictorio que el gobierno impusiera a la universidad la diversidad de puntos de vista. Dijo que también conduciría a absurdos.
“¿Este gobierno obligará al departamento de economía a contratar marxistas o al de psicología a contratar junguianos o, en ese sentido, a que la facultad de medicina contrate homeópatas o curanderos nativos americanos?”, dijo.
Harvard no ha escapado a los problemas que agitaron a los campus de todo el país tras los atentados dirigidos por Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023. En su carta, Garber dijo que la universidad había tomado medidas para abordar el antisemitismo, apoyar diversos puntos de vista y proteger la libertad de expresión y la disidencia.
Esos mismos puntos se expusieron en una carta dirigida al gobierno por dos abogados que representan a Harvard, William Burck y Robert Hur.
Burck es también asesor externo de ética de la Organización Trump y representó al bufete de abogados Paul, Weiss, Rifkind, Wharton & Garrison LLP en el acuerdo que alcanzó recientemente con el gobierno de Trump.
Hur, quien trabajó en el Departamento de Justicia en el primer mandato de Trump, fue el fiscal especial que investigó el manejo de documentos clasificados por parte del presidente Joe Biden y lo calificó de “anciano con mala memoria”, lo que enfureció a Biden.
Ambos abogados conocen el funcionamiento jurídico del actual gobierno, una experiencia beneficiosa para Harvard.
“Harvard sigue abierta al diálogo sobre lo que la universidad ha hecho, y tiene previsto hacer, para mejorar la experiencia de todos los miembros de su comunidad”, escribieron Burck y Hur en la carta, dirigida a los consejeros generales en funciones de los Departamentos de Educación y Salud y Servicios Humanos y a un comisario de la Administración General de Servicios. “Pero Harvard no está dispuesta a acceder a exigencias que van más allá de la autoridad legal de este o cualquier gobierno”.
La representante Elise Stefanik, republicana por Nueva York, quien el año pasado celebró audiencias para investigar el antisemitismo en los campus universitarios, incluida Harvard, se mostró mordaz en un mensaje publicado en las redes sociales.
“La Universidad de Harvard se ha ganado por derecho propio su lugar como epítome de la podredumbre moral y académica en la enseñanza superior”, escribió Stefanik, graduada de Harvard. Añadió que “es hora de cortar totalmente la financiación de los contribuyentes estadounidenses a esta institución, que no ha estado a la altura de su lema fundacional Veritas. Desfinancien Harvard”.
No queda claro qué otras medidas podría tomar el gobierno de Trump contra Harvard por su resistencia, aunque las posibles acciones podrían incluir una investigación de su condición de organización sin fines de lucro y nuevas cancelaciones de los visados de estudiantes internacionales.
El presidente del Consejo Estadounidense de Educación, Ted Mitchell, dijo que la acción de Harvard era esencial.
The New York Times