Innovación social: clave para enfrentar incertidumbre en los países emergentes

Fernando Álvarez Bogaert.

A doña Raquel Peña, vicepresidenta de la República (3/3)

En nuestras entregas anteriores, vimos el desacoplamiento social en la actual crisis económica mundial, algunas de las causas fundamentales de este fenómeno, su papel en la crisis social existente. En esta última, nos detenemos en qué hacer al respecto, siguiendo el estudio de Seth D. Kaplan publicado en National Affairs.

Frenar el deterioro que se percibe hacia lo interno del tejido social constituye un imperativo de primer orden para alcanzar la reintegración de la sociedad, y para ello es menester desarrollar y fortalecer las organizaciones que gravitan en ella. Y de importancia capital, además, la introducción de técnicas innovadoras para mejorar el rol social que deben cumplir empoderando a personas comprometidas e interesadas en el bienestar general de la comunidad, convertidas en fuentes por excelencia para orientar al individuo en la búsqueda del sentido de pertenencia y así lograr el bienestar común.

Las entidades ya establecidas, que poseen una larga y asentadas práctica de trabajos comunitarios, deben jugar un papel esencial en el proceso asociativo organizacional del individuo, enfatizando la importancia de las estructuras sociales: familia, universidades, escuelas, iglesias, clubes, etc. Y para ello, se debe utilizar adecuadas herramientas como: voluntariados, crear incentivos a los jóvenes para su conversión en agentes de transformación.

Los hacedores de políticas públicas pueden apoyar estas organizaciones creando programas de servicios nacionales desde las perspectivas económicas-sociales. Designando espacios para escuchar a los líderes socio-económicos en la identificación de las necesidades primordiales de la nación y la localidad.

Reiteramos, en esta etapa de polarización mundial y alteraciones bruscas en las cadenas de suministros, muchas corporaciones norteamericanas buscan países estables políticamente con proximidad geográfica. Si República Dominicana logra la transformación hacia una sociedad empoderada, que al estar en el proceso de desglobalización nos convertiría en punto focal en las cadenas de suministros esenciales para el este de Estados Unidos con mercado de 120 millones de consumidores pudientes.

Estos esfuerzos generan una nación compuesta por ciudadanos empoderados, dispuestos, responsables, participativos, activos, involucrándolos en la acción comunitaria, aportando ideas innovadoras, convirtiéndose en agentes creadores de una sociedad empoderada, donde el sentido de pertenencia es la orientación esencial, siendo necesario en universidades, institutos educativos y entidades afines, la implementación de una materia para la formación de agentes de transformación en los lugares que viven.

Hablamos de cambio de perspectivas: empezar a pensar en el bienestar general de todos antes que el particular, que la visión de desarrollo no se corresponda exclusivamente al interés propio, debe incluir lazos sociales fuertes y sólidos, prevaleciendo un enfoque de abajo hacia arriba.

Se busca una sociedad con movimiento horizontal, una nación con democracia empoderada donde predomine un nivel alto de autoestima en la ciudadanía.

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Estamos convencidos que si logramos el sentido de empoderamiento, adoptando las palabras de Alberto Cortez, podemos lograr:

Ser río en lugar de ser laguna,

Ser lluvia en lugar de ver llover.

Investigadora Asociada: Julissa Lluberes

Publicado originalmente en Hoy

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