La victoria inaceptable

Guillermo Piña-Contreras

Si hubiera que calificar la acción militar que dio al traste con la vida de Rafael Trujillo no hay quien conteste su éxito; igualmente hay que convenir en que la acción política fracasó unas horas después del atentado cuando los complotados al enterarse de que el general Román Fernández, comprometido en dar un golpe de Estado cuando viera el cadáver de Trujillo, no estaba en casa porque había salido esa misma noche con el exjefe del temido Servicio de Inteligencia Militar (SIM), general Arturo Espaillat.

Hecho fortuito que desarticuló el resto del plan original y dio un aliento a la dictadura al permitirle sobrevivir hasta la salida del país de la familia Trujillo el 20 de noviembre de 1961, poco después de que Ramfis y sus acólitos asesinaran cobardemente a Modesto Díaz y demás sobrevivientes del grupo de acción que dio muerte al dictador el martes 30 de mayo de ese año.

Los meses que van de mayo a noviembre de 1961, fueron suficientes para que la situación política dominicana cambiara vertiginosamente: comenzó el regreso de exiliados que tuvieron el valor de instalar el PRD en pleno centro de la Ciudad colonial, la Unión Cívica Nacional (UCN) y el Movimiento 14 de Junio (1J4), salieron tímidamente a la luz pública en ese verano de 1961. Estas organizaciones políticas dominarían el escenario dominicano hasta las elecciones fijadas para diciembre de 1962.

Mientras la UCN hesitaba en proclamarse partido político y el 1J4 como los “cívicos” insistían en perseguir trujillistas acéfalos, el PRD, dirigido por Juan Bosch, se dedicó a hablar de los problemas sociales que aquejaban a los dominicanos.

Bosch, contrariamente a sus adversarios políticos, entendió que estaba ante una gran mayoría de dominicanos que había sido o era aún trujillista. Sus palabras al regresar de un exilio de casi 24 años el 20 de octubre de 1961 dejaron muy claro el tono de su exitosa campaña: “El odio responde hoy con furor popular. No podía ser de otra manera” […], expresó ante la violencia popular reinante y agregó: “¿Sobre tantas tumbas desconocidas, sobre tantos cuerpos torturados, sobre tantos sufrimientos callados, en los bohíos, en las casas y en los edificios; sobre tanto exilio atormentado, sobre tanto insulto permanente qué podía esperarse, sino que el pueblo reaccionara como lo está haciendo ahora?”.

La inexperiencia política de Viriato Fiallo candidato de la UCN le facilitó a Bosch el 20 de diciembre de 1962 una victoria con cerca del 60% de los sufragios expresados, y una mayoría congresual y municipal que le daba la libertad necesaria para encauzar al país en la democracia que había sido interrumpida en 1930 cuando Trujillo tomó las riendas del Estado.

El 27 de febrero de 1963, hace exactamente 60 años y cuatro días, durante su discurso de toma de posesión, Bosch repitió casi lo mismo que había dicho al descender del avión en octubre de 1961 “hay vivir en armonía”, compartir el poder para lograr un país democrático: “Nosotros deseamos”, expresó Bosch apenas había iniciado su discurso, “la paz política, y por eso ofrecimos puestos en el Gabinete a cinco partidos. Cuatro se negaron a aceptar esos puestos, y como lo que se inicia hoy es una democracia auténtica, todos debemos respetar la voluntad de esos partidos —Unión Cívica Nacional [UCN], Partido Nacionalista Revolucionario [PNRD], Vanguardia Revolucionaria [VRD] y Alianza Social Demócrata [ASD]—, [itálicas GPC] pero el país entero debe saber que nosotros no hemos querido hacer un Gobierno sólo a base del partido que ganó las elecciones el 20 de diciembre del año pasado, así como no quisimos formar gobierno sólo a base de los que se aliaron con nosotros antes del día 20 de diciembre”.

Su llamado no fue escuchado, pues estaban ensordecidos por la pasión. Lo peor de todo es que de los cuatro partidos que rechazaron su oferta, excepto la UCN, tres provenían, como el PRD, del exilio: el PNRD, VRD y ASD, liderados por Miguel Ángel Ramírez, Horacio Julio Ornes Coiscou y Juan Isidro Jimenes Grullón respectivamente. Sólo el PNRD, de Miguel Ángel Ramírez había obtenido un escaño en el senado y, si no me equivoco, dos diputados por la provincia San Juan de la Maguana. VRD ni ASD lograron los sufragios necesarios para mantener su reconocimiento ante la Junta Central Electoral y se dejaron arrastrar por el candidato de la UCN y sus principales dirigentes para comenzar la campaña de descrédito contra Bosch y el PRD que comenzó la noche del 20 de diciembre de 1962 cuando se anunció oficialmente la victoria del candidato del PRD. Los partidos citados por Bosch en su discurso de juramentación se negaron a participar en el gobierno legal y abrumadoramente elegido por el voto popular que le tendía la mano por la sencilla razón de que su victoria era inaceptable.

No les importó que Bosch fuera su compañero en la frustrada expedición de Cayo Confite en 1947 ni en su lucha contra Trujillo ni que proclamara orbi et urbi: “Amigos que han venido de lejos para acompañarnos en esta hora solemne; a todos ustedes, los que gobiernan pueblos, los que los representan y los guían; los que los embellecen con sus obras; a todos les damos la bienvenida más cordial y a todos les pedimos que de regreso a sus patrias lleven y difundan las palabras con que vamos a terminar este discurso: Mientras nosotros gobernemos, en la República Dominicana no perecerá la libertad”.

No les bastó simplemente porque la arrolladora victoria de Bosch era inaceptable.

Mientras la UCN hesitaba en proclamarse partido político y el 1J4 como los “cívicos” insistían en perseguir trujillistas desorientados, el PRD, dirigido por Juan Bosch, se dedicó a hablar de los problemas sociales que aquejaban a los dominicanos. Bosch, contrariamente a sus adversarios políticos, entendió que estaba ante una gran mayoría de dominicanos que había sido o era aún trujillista. Sus palabras el 20 de octubre de 1961al regresar de un exilio de casi 24 años dejaron muy claro el tono de su exitosa campaña.

Fuente Diario Libre

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