La vivencia en un hotel mexicano lider en sostenibilidad: Xcaret

El Hotel Xcaret, en Riviera Maya, obtuvo antes de su apertura, en la categoría cinco diamantes como la experiencia más autosostenible de México. El secreto: el concepto de su emprendedor

José Rafael Sosa

MÉXICO. RIVIERA MAYA ¿Qué persigue un huésped (y su familia y/o acompañantes) al seleccionar un hotel para vacacionar?

Fuera de toda duda es que se persigue romper la rutina ordinaria, marcada por la repetitividad cotidiana, de evasión de las presiones laborales, psicológicas, familiares, pero no solo eso: se busca, para la mayor parte de los casos, disfrutar de una grata experiencia y, de ser posible, ¿inolvidable? Sin embargo, obtener una grata experiencia, ¿Es suficiente?

La estadía en Hotel Xcaret supera esas expectativas, entre otros factores por la elección del concepto de Fun All Inclusive.

Esa clasificación se debe a que cumple con los requisitos: instalaciones lujosas, servicio super personalizado en sus 900 suites, en las que se prioriza la atención al servicio y la comodidad en: gastronomía (diez restaurantes de primera categoría y ocho bares, varios a cargo de chefs Estrellas Michelín), parque completísimo en habitaciones, oferta de actividades, disfrute de arquitectura, espectáculos, deportes.

Las lecciones a ofertar

¿Cuáles lecciones tiene que compartir con el turismo latinoamericano el hotel Xcaret de Riviera Maya, que le lleva a recibir, uno punto tres millones de turistas anuales?

El presente es reporte de vivencial y no es contenido patrocinado por nadie ni por nada. Xcaret es solo uno de los miles de hoteles turísticos de México, pero sus directrices de servicio, su ambiente, su comida, su arquitectura y en especial el servicio al huésped, le han llevado a ser un referente que tiene mucho que mostrar al turismo latinoamericano. Pero no comenzó como hotel. Inició en 1990 como parque natural temático y que hoy tiene seis de esa naturaleza: Xel-Há, Xplor, Xplor Fuego, Xavage, Xoximilco y Xenses, que incluyen la tirolesa más alta y larga del mundo. Hemos estado dos veces en el Hotel Xcaret, de Riviera Maya, con motivo de la cobertura de Premios Platino, invitado por Egeda dominicana, hemos constatado la calidad de la experiencia para con el huésped.

¿Cuáles lecciones aporta para ser asimiladas por el turismo dominicano a fin de elevar aún más su calidad?

La historia

En 1984, el arquitecto mexicano Miguel Quintana Pali adquirió cinco hectáreas en Riviera Maya para construir su residencia. Quintana Pali es un emprendedor y uno de los pocos mexicanos que ha renunciado a la nacionalidad norteamericana, en cuyo territorio nació de un matrimonio azteca.

Sin embargo, al empezar a limpiar el terreno, descubrió que tenía cenotes y ríos subterráneos y decidió entonces crear un parque natural para que tuvieran acceso a las bellezas naturales de la región.

Labor de un emprendedor

El fundador de Xcaret, el arquitecto Manuel Quintana Pali, concibió la idea de crear un proyecto hotelero de ese nivel, cuando estuvo en el Parque Polunesian Cultural Center, un museo vivo de las culturas indígenas de las islas del Pacífico.

Xcaret fue fundado en 1990 como parque natural temático, teniendo solo 50 empleados, con una pequeña tienda de artesanías, un museo de maquetas de regiones mayas, dos restaurantes un acuario de corales vivos, un aviario, un orquideario y un anfiteatro para 1.200 personas. La entrada costaba 10 dólares.

Las experiencias sostenibles

El turismo dominicano debería apropiarse de las prácticas de servicio del Xcaret, que son:

Establecimiento de fuertes lazos con las comunidades vecinas, ofertando trabajo o validando su producción artesanal, de productos o servicios, mediante la compra para el uso de los huéspedes.

El hotel, en gran parte, fue construido usando materiales del suelo (piedras, arenas y tierra).

No usa botellas de plástico. Todas las botellas contienen agua, son de vidrio y solo tienen el logo del hotel en tinta blanca.

El Hotel construyó una planta purificadora de agua, que es operada por los vecinos de una comunidad cercana.

El hotel ha sido construido, en las partes que ha sido posible, con el material removido del suelo (piedras, arena y tierra);

Todas las habitaciones en el balcón cuentan con una hamaca tejida por artesanos mexicanos del entorno.

Todos los días, una mucama toca su puerta para entregarle personalmente una canastilla de mimbre (tejida a mano, conteniendo un dulce distinto cada día, junto a una tarjeta que dice en su titular “Llévame a casa” y la receta y el origen del dulce, que es elaborado por vecinos de comunidades cercanas). La canastilla sola es un magnífico regalo por su elaboración artesanal a colores.

Los lápices en las habitaciones, son hechos a partir de papel de periódico reciclado,

Los bolígrafos que se ponen junto a las libretas, son reciclados a partir de procesar plásticos de desecho.

De la habitación, el huésped se puede llevar los jabones, las cremas, las pantuflas (que son elaboradas a mano por vecinos comunitarios del hotel), los libros sobre el tema del hotel (no volantes, no folletos) bolígrafos, lápices, cremas. Estas son solo una parte de las experiencias de turismo que puede aportar la industria mexicana a la industria dominicana del turismo

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