Largas colas y precios caros en las pocas gasolineras abiertas en Ucrania

Kiev, 21 may (EFE).- Circular por muchas carreteras ucranianas supone recorrer un paisaje de gasolineras vacías, con los grandes carteles que muestran los precios donde solo aparece una sucesión de ceros: es la forma de que los conductores sepan que están sin gasolina ni gasóleo.

Algo más de suerte tienen, por ejemplo, quienes viven cerca de fronteras como la de Polonia, donde es algo menos complicado encontrar alguna abierta.

Pero además de pagar a precios del doble de lo que costaba antes de la guerra, lo normal es tener que esperar una larga cola, que a veces puede durar horas, para repostar unos pocos litros, pues solo sirven una cantidad limitada a cada vehículo.

POCA GASOLINA Y A PRECIOS «EUROPEOS»

Una de las pocas gasolineras abiertas cerca de la ciudad de Leópolis, en el este de Ucrania próxima a la frontera con Polonia, permite repostar veinte litros por vehículo, el doble del límite que tienen fijadas la mayoría que están abiertas.

Taras, un joven al volante de un Volkswagen Golf, cuenta a Efe que otros días ha llegado a esperar más de hora y media en una larga fila de vehículos a que llegara su turno, pero esta vez lleva media hora y ya está cerca del surtidor.

Además del tiempo de espera, que puede consumir la paciencia de muchos, el llenar lo que se pueda el depósito conlleva vaciar el bolsillo más de lo que era habitual en el país antes de la invasión rusa.

«Ahora tenemos precios europeos», dice con ironía mientras sonríe por la ventanilla de su coche color gris.

A unas 56 grivnas el litro, unos 1,80 euros, pero en algunas puede superar el equivalente a los dos euros. Lo pagan porque no queda otra: semanas atrás había incluso menos suministro, ahora al menos está algo mejor, aunque sea más caro.

El joven no pierde el optimismo pese a que la guerra ha complicado su día a día: «algún día la situación del país tiene que cambiar y no tendremos estos problemas», asegura.

Además de que para él lo prioritario es que tengan suficiente carburante los militares, policías, sanitarios y otros servicios básicos.

Pese a la picaresca, porque a veces ha visto que en alguna estación de servicio sí había para familiares y amigos de algún empleado pero no para los militares.

UN SIMINISTRO COMPLICADO

Él se apaña para una semana, pero la cosa es más difícil si tienes un camión como el Volvo rojo que conduce Stepan.

«Es una situación tremenda. Cerca de la frontera puedes encontrar, pero en cuanto te alejas de Leópolis, es realmente un problema», declara a Efe este camionero.

Tiene que ir a Kiev y no le queda otra que recurrir a trucos como venir a repostar con coches viejos casi sin uso, para luego pasarlo al camión, o pedir favores de amigos para que te pasen lo que hayan podido conseguir.

«Servimos cada día hasta que se acaba», explica a Efe Oksana Duluk, empleada de una gasolinera en una carretera entre Leópolis y Kiev.

Reciben suministro diario, aunque a veces no llega hasta el mediodía, y atienden diariamente a entre trescientos y cuatrocientos conductores, detalla.

Despachan rápido a cada vehículo, en poco más de cinco minutos, pero se complica si se forma una cola importante de grandes camiones, porque la espera habitual de una hora como mucho puede llegar entonces hasta las cuatro horas, comenta.

EL GOBIERNO HACE LO QUE PUEDE

El ministro de Infraestructuras de Ucrania, Olexandr Kubrakov, en una reciente entrevista con Efe, confiaba en el apoyo de países europeos para facilitar el suministro a su país.

«Estamos rehaciendo los puentes porque tenemos problemas internos de logística», aseguraba sobre una de las dificultades para la distribución: las infraestructuras destruidas por la guerra.

Ucrania mantiene conversaciones con vecinos como Rumanía y Polonia para que agilicen la entrada de barcos cargados de combustible para llevarlo luego por tierra a Ucrania, ya que a veces están esperando durante semanas, pues los puertos ucranianos en el mar Negro están todos bloqueados, por donde entraban casi del 80 por ciento de sus exportaciones.

Además de que Biolorrusia, aliado de Rusia, contó el suministro y desde que comenzó al invasión el pasado febrero los rusos han bombardeado en Ucrania depósitos y refinerías como la de Kremenchuk.

Luis Ángel Reglero, enviado especial

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