LAS QUEJAS: De qué manera el habito de la queja impacta la vida y felicidad.

Por Sofía Ortíz

Psicologa/Coach

Veamos si hay algo que hacer con las palabras que salen de nuestras bocas que llamamos “conversar y desahogarnos” y cuando por definición caen en la categoría de quejas. 

Arranquemos con una definición básica: “Una queja es una expresión de molestia, dolor, pena o sentimiento. Disgusto que se tiene por la actuación o el comportamiento de alguien. También puede expresar disconformidad, enojo y/o resentimiento.

Hay varios tipos de quejas y a la verdad es que quizás el gasto de energía del 90% de las mismas es injustificado.

Como podemos ver luego de interpretar las definiciones reales… la queja ya no se expresa por las razones que caen en su definición de diccionario, sino que se ha ido distorsionando a un punto tal que se expresa de manera habitual y desmedida por el motivo mas inverosímil , lo mas mínimo desata una letanía, cayendo en lo caricaturesco. Una real pérdida de tiempo que no sirve para nada mas que hundir a la persona en un estado de ánimo irritable.

Los tantos desafíos de la vida llevan al ser humano a buscar espacios de desahogo emocional. Viendo eso desde una óptica simple, resulta ser algo “inocente”, sin aparentes consecuencias. Sin embargo, si dicho desahogo pasa a la categoría de negatividad, convirtiéndose en un habito que caracteriza su estilo de vida, resulta en desesperanza, desgaste, criticas y hasta chismes, repercutiendo en la salud mental, emocional y física. 

Las quejas afectan directamente a la salud y lo explicaremos con detalles basados en investigaciones científicas. De igual manera impactan en lo personal y social de manera significativamente negativa, sin aportar nada positivo a la vida. 

Cuando una persona se queja de manera continua, se activan una serie de estímulos negativos que se van asimilando por sinopsis en el cerebro, convirtiéndose en un patrón de comportamiento.. Al mismo tiempo se estimulan las mismas sensaciones de amenaza, que el cuerpo percibe cuando hay peligro y situaciones altamente estresantes, liberando a la sangre cortisona. Esto es un ejemplo simplificado del efecto químico/físico tóxico que causan directamente a la salud. Poniéndolo más gráfico : Imaginen inyectar un veneno lentamente al sistema nervioso.

Cada persona es diferente y tiene niveles distintos en su umbral de quejas, que en psicología se refiere al “nivel a partir del cual nos incomodamos y expresamos el malestar”. Hay algunas personas que tienen dicho umbral de la queja bastante bajo, quejándose por todo, mientras otras lo tienen mas alto y manejan las situaciones con otra actitud.

Y aquí debemos aclarar: obviamente nada tiene que ver la realización de una queja formal cómo por ejemplo de un servicio u otros temas, con andar por la vida expresando una retahíla de quejas innecesarias. La queja carga a quien la toma por hábito y a todos los que le rodean, volviéndose algo tan tóxico que puede lograr alejar a las personas.

El ambiente en el cual nos desenvolvemos generalmente influye en este circulo vicioso negativo, pues la queja es como un virus, que va dejando una secuela de contagios. Crea interferencias inconscientes, siendo una especie de auto sabotaje, ya que la queja muchas veces viene desde emociones generadas por creencias limitantes. 

La queja es como una amenaza silenciosa. Es igual a un parásito. Una espiral sin fin que atrae pesimismo. En lugar de ayudarnos a pasar a la acción, nos puede limitar debido a la actitud de victimización que alimenta.

A ver…la energía y el tiempo que se desperdician en esto son como tirar algo a la basura, además de que desgasta el ánimo.  La energía excesiva desperdiciada pudiera estarse usando para enfocarse, administrando el tiempo, en soluciones que aporten a la felicidad y prosperidad. 

En general la gente piensa que estar feliz es estar contentos todo el tiempo, al no caer en cuenta de que la felicidad es parte de un todo y por demás es una responsabilidad propia.  En una sociedad donde se entiende que todo debe conseguirse fácil y rápido, entonces se crean falsas expectativas, y de ahi brota la necesidad de quejarse constantemente.

Reconoce si te quejas mucho y decide si preferirías dejar de hacerlo.

TIPS para evitar este habito:

Observar nuestros pensamientos y palabras de manera consciente durante nuestras actividades diarias.

Respirar, esperar y pensar antes de expresar algo negativo. Enfoca tu atención en otra cosa.

Buscar más respuestas, dejando de juzgar.

Desarrollar expectativas reales versus tener expectativas irreales sin base.

Enfocarse en mejorar uno mismo, tratando de ser parte de la solución.

Mantener la objetividad y cambiar de enfoque para convertir las quejas en posibles soluciones.

Siente tus emociones al quejarte y al no quejarte, evaluando las sensaciones en cada caso.

Dejar Ir.  Piensa “realmente quejarme aporta algo a este momento”?

Robustecer la inteligencia emocional. Conocerse a sí mismo .

Practicar la actitud de gratitud. Concentrarse más en todo lo positivo que se tiene versus lo que no.

Sustituir la queja por palabras o frases positivas alternativas. 

Alejarse de personas negativas, chismosas y quejosas.  

Evitar practicar las quejas, criticas y chismes a modo de conversaciones sociales.

Si es necesario expresar la queja, hacerlo de manera adecuada con alguna idea para mejorar.

Podemos pensar que quejarnos es una especie de liberación porque permite descargar, y que genera  una impulsiva sensación de placer, “ese gustazo de desahogarse”. Pero cuidado, la queja es un habito tóxico y adictivo, obstaculiza la paz, y opaca la felicidad.  Ya hemos comentado en otros artículos: sentirse bien por un rato y sentir el gozo de la felicidad duradera requieren de actitudes muy distintas ante las circunstancias cotidianas.

La felicidad se trata sobre todo de experimentar una vida de gozo con paz en base a las herramientas con las que contamos, versus el placer momentáneo de actitudes tóxicas como la queja, critica y chismes que van directamente en detrimento de dicha paz. 

DESAFIO21 días sin quejas (cero quejas)

Un hábito se refuerza cuando hacemos algo de manera continua y vamos viendo los resultados positivos. 

21 días es lo mínimo que requiere el cerebro para asimilar que una conducta es ya un hábito nuevo. 

Si realizamos una acción que sustituye el mal hábito de la queja, como por ejemplo simplemente no emitir quejas innecesarias o declarar lo mismo que queremos decir con expresiones positivas alternativas, el cerebro lo va estableciendo como algo natural.

Al principio puede dar pereza y parecer difícil, pues los hábitos tóxicos son adictivos. Decide cuál es la recompensa que obtendrás por lograr el reto cada día y de esta manera te premiarás para reforzar la motivación. El objetivo que buscamos es elevar la calidad de vida estableciendo hábitos positivos, descartando así los negativos.

Practiquemos lo que predicamos en la vida cotidiana, con actitud positiva. Esto conlleva el esfuerzo de encaminar soluciones, también positivas, sin quejarnos, ante las situaciones diversas que todos enfrentamos a diario. 

Somos humanos y a menudo nos dejamos llevar, cayendo en menor o mayor grado en este desgastante hábito. Hay circunstancias, temporadas, situaciones, u ocasiones imprevistas en las que experimentamos más sensibilidad ó que nuestro umbral de la queja se encuentra muy bajo.  

Es saludable observarnos de forma consciente y darnos cuenta, para realizar técnicas sencillas que nos ayudan a refrescarnos. Siempre podemos re encausar la capacidad de ser una persona positiva, optimista, CERO quejas. 

           “Quejarse es inútil y una pérdida de tiempo. No lo pienso hacer nunca”.         – Stephen Hawking –

Y tú? De que te quejas? Observa tu actitud junto a las  palabras que salen de tu boca con sinceridad y sin juicios.

Atrévete a hacer este desafío. Verdaderamente desintoxica!

Sofia Elizabeth Ortiz Mendoza   –  

Psicologa/Coach

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