Las rebatiñas en el PRM son una resaca de su raíz histórica en el perredeísmo

Una de las debilidades que arrastró el Partido Revolucionario Moderno (PRM) a su salida del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) fue el fantasma de la división y las rebatiñas internas, las que mientras estuvo en la oposición no representaban un peligro para su unidad y fortaleza.

Desde que ganó las pasadas elecciones del 5 de julio de 2020 y asumió el gobierno el 16 de agosto de ese año, la lucha por empleos y las denuncias de nepotismo se han sucedido una tras otra.

Pero las diferencias no han sido solo por disgustos de quienes quieren empleos para sí y para los suyos, sino también por decisiones políticas del gobierno de Luis Abinader.

Uno de los cuestionamientos más firmes lo levantó el dirigente del PRM Rafael (Fafa) Taveras, quien cuestionó que el gobierno le entregara sin tapujos el control del Puerto de Manzanillo a Estados Unidos sin hacer una licitación internacional.

El periodista Manuel Figueroa, editor político del Listín Diario, publicó hoy un análisis poniendo en contexto estas diferencias y nosotros lo compartimos con nuestros lectores.

El texto es el siguiente:

“La rebelión en cascada que estalló a lo interno del Partido Revoluciona­rio Moderno (PRM) en las últimas semanas salpica directamente al gobierno del presidente Luis Abina­der y coloca la organiza­ción en una peligrosa pen­diente política.

El país ha presenciado in­crédulo los espectáculos es­cenificados por dirigentes del PRM, inclusive en pre­sencia del presidente Abi­nader, desnudando el caos y la indisciplina que imperan en el partido gobernante en medio de la crisis por la que atraviesa el país.

Tal fue el caso de la di­putada de Santo Domin­go Norte, Betty Gerónimo, quien rechazó asistir el sá­bado a una reunión del pre­sidente Abinader en el par­que Mirador Norte con el Ministerio de Medio Am­biente. La legisladora de­nunció públicamente que el protocolo impidió la entra­da a la dirigencia del parti­do en esa zona.

También el deprimente es­pectáculo ofrecido por un dirigente del PRM, en un acto encabezado por el pre­sidente del partido y mi­nistro administrativo de la Presidencia, José Ignacio Paliza. Denunció que la es­posa de un funcionario del gobierno de Abinader, la cual es dirigente del oposi­tor Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ha­bría nombrado a todas sus amigas, mientras los perre­meístas son maltratados. El video se hizo viral.

Cada vez más reclamos
Desde la toma de posesión del presidente Abinader el 16 de agosto del año pa­sado, los reclamos de em­pleos de los miembros de la base y dirigentes del PRM han ido aumento, sin que nadie ofrezca una explica­ción convincente.

En una conferencia pro­nunciada ante la comisión política del PRM el 11 de abril pasado, el jefe de Esta­do reconoció que sin el fir­me apoyo de la militancia del partido era imposible ganar la presidencia de la República.

Otro acontecimiento que provoca incredulidad en la población es la acidez con que el dirigente Ramón Al­burquerque critica constan­temente al presidente Abina­der en todos los escenarios.

La posición de Alburquer­que, a quien se le atribuye aspiración presidencial, se ha radicalizado con mo­tivo de la propuesta de re­forma fiscal, rechazando cualquier aumento de im­puestos “cuando la cúpula los evade con cuentas offs­hore”.

El malestar que se res­pira en el PRM confirmaría la extendida versión de sus opositores, de que la orga­nización engendra los vi­cios políticos y las prácticas divisionistas de su progeni­tor Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

El líder histórico de este partido, José Francisco Pe­ña Gómez, llegó a adver­tir con una frase célebre mientras estaban en el go­bierno, o en la oposición, que “al PRD solo lo derro­ta el PRD”, como ocurrió al final.

NEPOTISMO
Pacheco admitió

La semana pasada el presidente de la Cáma­ra de Diputados, Alfre­do Pacheco, admitió que hay altos funciona­rios que prefieren nom­brar a sus familiares y no a los miembros del partido.

Sin disciplina
La alta dirección del PRM no muestra inte­rés en aplicar las nor­mas disciplinarias que establecen los estatu­tos en medio del desor­den y debilidad institu­cional”.

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