Leonel y Danilo dan respaldo a cacería de haitianos pobres
Felipe Ciprián
Mientras Luis Abinader, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina –jefe y exjefes del Estado– se reunían anteayer para definir una política “común” del país frente a la crisis haitiana, yo estaba mirando con atención un video en la red relatando y analizando la reunión entre un arrogante general francés con el presidente de Burkina Faso.
En las dos reuniones, el tema central era la soberanía nacional amenazada.
Al ver los resultados de ambas reuniones, no tuve más alternativa que emocionarme ante la grandeza moral, el patriotismo y la valentía del dirigente furkinés, mientras me rendía ante la evidencia de la cobardía, la mezquindad y el acondicionamiento a los intereses personales, familiares o grupales, de Danilo y Leonel.
Abinader y sus convidados
Lo que sucedió el miércoles en la sede del Ministerio de Defensa, no fue el inicio de la definición de una política de soberanía nacional ante la crisis haitiana.
¡No! Ahí se cuajó un conciliábulo de tres expresidentes y el actual jefe del Estado para respaldar las acciones de tierra arrasada que ejecuta el gobierno contra trabajadores inmigrantes haitianos –sin documentos–, que por años han sostenido importantes áreas productivas dominicanas en pésimas condiciones salariales, sin seguridad social, y acosados por un macuteo policial y militar, sin precedentes.
Cuando Abinader convocó a los expresidentes a su cumbre, miles de obreros, sus mujeres y sus hijos estaban –y están– asediados por militares, policías y agentes migratorios para cazarlos como cerdos cimarrones.
Los videos en las redes no pueden ser más elocuentes: El viernes 9 de mayo, la señora Lourdia Jean Pierre, de 32 años, madre de cuatro niños, murió desangrada tras parir en su humilde vivienda porque sabiendo que si iba al hospital de Pedro Sánchez, a su salida sería montada en un camión junto a su criatura y enviada a la frontera para entregárselas a los grupos armados que controlan Haití.
Ante una muerte segura a 300 kilómetros de distancia en un Haití que ya no recuerda, Lourdia escogió morir junto a sus hijos y su marido donde había vivido por años sin asaltar un banco, sin quebrarlo tampoco; sin establecer una banca de lotería ni un puesto de drogas como los que tienen diputados connotados, sin agredir a nadie, solo trabajando y sobreviviendo aquí ante la calamidad de su país natal.
Simultáneamente, un oficial migratorio corrió detrás un haitiano que huía en Baní para no ser apresado, despojado y repatriado, pero fue alcanzado por una pedrada en la cabeza que lo derribó, lo atacó a patadas, sufrió humillaciones xenófobas y luego fue encerrado para repatriación.
Otro negro, este dominicano, fue tumbado de su moto en Baní, forrado a palos por un policía, enviado esposado a una celda donde fueron arengados los presos para que lo remataran, pero salvó la vida porque uno de sus hermanos, en este caso militar, corrió a sacarlo del grave peligro.
Mi pregunta va directa a Danilo y a Leonel: ¿Ustedes fueron a una cumbre con Abinader para apoyar todos estos abusos sin siquiera exigirle detener esas acciones brutales, injustas y violatorias de los derechos humanos?
¿Fueron ustedes a sonreír ante las cámaras para respaldar estas barbaridades precisamente en la sede de quienes las están ejecutando: soldados y policías?
Un verdadero defensor de la soberanía
El capitán Ibrahim Traoré, presidente de Burkina Faso, recibió hace unos años en su despacho al inflado general de División, Jean Paul Manfort, Jefe del Comando de Operaciones Especiales del Ejército francés, con una larga historia de coloniaje en África, quien llegaba a dictar órdenes perentorias destinadas a “prohibir” las relaciones de ese país africano con Rusia y China.
Acostumbrado a avasallar a títeres cobardes, el general francés “advirtió” a Traoré de que a Burkina Faso le convenía seguir bajo la tutela de Francia y desechar los ofrecimientos de China y Rusia.
El joven oficial que ocupa la Presidencia de Burkina Faso desde septiembre de 2022, le dio una lección de soberanía al arrogante general francés: “Aquí mandamos los burkineses y nadie tiene que decirnos con quién debemos relacionarnos. Esa etapa terminó”. La tirante reunión culminó con una humillación a la inversa: Traoré advirtió a Monfort que tenían evidencias de su apoyo y relación con los terroristas y las pondría a disposición de la prensa internacional y anunció que todo el personal militar francés tendría que salir de su país. Y los sacó de forma expresa.
Dos comportamientos
Traoré demostró que la soberanía se defiende contra los imperios que quieren imponer su dominio a países pobres para saquear sus riquezas, no contra gente indefensa que solo busca trabajar y sobrevivir.
Leonel y Danilo –sin lograr absolutamente nada para detener la arrogancia y la cacería de haitianos pobres– parecen entregados a la campaña bestial de agresión a los derechos humanos que sigue a toda marcha.
Los comprendo perfectamente: Leonel quiere “potabilidad” ante un gobierno cuyo partido no tiene candidato para 2028, Danilo quiere impunidad para su familia y sus socios, mientras que Hipólito quiere que Abinader respalde a su Carolina para ser la candidata del PRM.
En ese conciliábulo mayor, Abinader gana. Sabe que los dominicanos repudian la cacería de haitianos pobres y la protección de “empresarios” que arman las bandas y viven aquí como reyes con el respaldo del gobierno del PRM: Biglio, Martelly y demás magnates sancionados por Estados Unidos, Canadá y ONU, por lo que ya tiene a los expresidentes para cargar el ataúd fétido de sus acciones.
A Leonel y a Danilo les digo con pena: Adiós, señores soberanos contra haitianos, quienes se quedaron callados cuando Marco Rubio se llevó un avión venezolano de aquí sin que nadie le dijera que él no tiene derecho a violar la soberanía dominicana.
Danilo y Leonel no aprendieron nada de Joaquín Balaguer, lo que digo con pena, pero ambos están destinados a vivir de rodillas ante el fuerte y a actuar con arrogancia ante el débil.
¡Adiós y nos veremos en la próxima encrucijada!